Capítulo 13: Estamos aquí.

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Pov Hyukjae.

La sensación de aquel momento era similar a un domingo por la mañana: sin obligaciones, cómodo, cálido y reconfortante.

Hacía varias semanas que no me sentía tan relajado y descansado. Por ese motivo, la pereza me tenía atrapado en sus fauces, impidiéndome abrir los ojos. Había dormido tan profundamente que no tenía idea de qué hora era, ni siquiera del día en que me encontraba o el lugar.

Una suave caricia en mis cabellos me espantó un poco el sueño ¿Choco? Lentamente mi mente pesada fue abriéndose paso a la lucidez y llegaron imágenes de la noche anterior: Sungmin, el hospital, Donghae... ¡Claro! Había tenido mi oportunidad de quedarme con Hae toda la noche pero me había quedado dormido ¡babo! ¿Dónde estaba ahora? ¿Por qué estaba en una cama si me dormí sobre la silla? Por el instinto básico de precaución que me había quedado arraigado desde mis años de entrenamiento inicial, abrí los ojos, apenas lo suficiente, para ver un panorama del lugar en que me encontraba. Había luz detrás de una cortina gris, paredes blancas y, lo más importante, dos ojos hermosos, abiertos de par en par y fijos en mí. Inmediatamente mi corazón se aceleró y, a pesar de ser muy bueno manteniendo mis emociones bajo control, mi propio cuerpo se exaltó con temblores. No recordaba que alguien me hubiese mirado con tanto cariño alguna vez, con una mirada tan profunda que parecía querer tragarme. Donghae. Era él, a quién había extrañado más de lo que creía. A pesar de que mi cuerpo prácticamente convulsionaba de emoción y que todo él me gritaba que abrazara al hombre que me miraba, mi cabeza sólo podía mantener su atención en seguir conectado a sus ojos. Sin un mundo alrededor, sólo nosotros dos, después de un corto tiempo, pero con tantas cosas de por medio que parecían siglos.

-¿Estás aquí? –pregunté acongojado. Él me sonrió y acarició mi mejilla.

-Tú estás aquí –respondió emocionado. Tres palabras, una frase y el sonido más hermoso del mundo, el tono de una voz que era vibración de vida para mí.

-Sí, estamos aquí. Pero cuando me necesitaste, no estuve, me fui sin pensar en ti, sin creerte –le recordé, mortificado. Él me miró sin ningún reproche.

-¿Ahora me crees? –preguntó.

-Sí.

-¿Eso te asusta? –la ansiedad se colaba en sus palabras.

-Me aterra –confesé. Sus ojos se apagaron un poco e hizo ademán de quitar su mano de mi mejilla, pero lo detuve con la mía –Cada día pongo en riesgo mi vida, Donghae, y está bien porque yo elegí eso, porque me gusta la adrenalina, me gustan las estrategias, me gusta romperme la cabeza pensando, me gusta saber que hago algo por erradicar la droga, por mantenerla al margen. Pero ahora, me da pánico saber que, arriesgando mi vida, ponga en peligro la tuya también.

Hae se mantenía estoico en su impasibilidad, pero había percibido un brillo de miedo y desilusión empañando sus ojos.

-Entonces ¿vas a dejarme, Hyuk? –su pregunta sonó casi tranquila, casi. Y aquella vibración de vida que me producía su voz se quebró.

-Mi profesión no me promete un mañana, Donghae. No puedo arrastrarte a lo mismo, no sé si podría con ello.

Tenía que ser sincero, exponer mis dudas y miedos.

-¿Cuenta si te digo que a mí no me importa correr ese riesgo? –me lastimó lo desesperada que sonó su voz.

-¿No valoras tu vida?

-Valoro el minuto en que estoy viviendo. Nadie tiene el segundo siguiente asegurado. Pero eres tú quién hace valer cada giro en mi reloj. Estoy enamorado de ti, quiero estar contigo siempre, pero no puedo obligarte a que quieras lo mismo. Comparto los momentos difíciles de las personas que quiero, pero mi hora no es la misma que la de ellos.

Sexto Sentido (EunHae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora