Capítulo 12: Limbo.

1.2K 149 27
                                    


Pov Donghae.

Pasó un tiempo, no sé cuánto a decir verdad, sencillamente un tiempo en el que me quede mirando la puerta que Kangin había cruzado. Nunca antes había visto a nadie cruzar ese límite, pasarlo de verdad. Era la primera vez que estaba con alguien que volvía a la vida, con mi madre las cosas habían sido diferentes, ella no cruzaba el límite cuando volvía, en cambio, se desvanecía y volvía a aparecer aquí. Lo de Kangin era la primera vez que sucedía, y no sabía si aquello significaba que era yo quién había muerto. Quizás no recordaba cuál era la verdadera frontera de la muerte y cuál la de la vida ¿por dónde regresaría? Un roce en mi hombro me había sacado de aquel estado ausente en el que me encontraba.

- ¿Temes haber perdido el rumbo, Donghae?

La suspirada y entrañablemente cariñosa voz de mi abuela me regreso a mis sentidos.

-No lo sé -respondí con sinceridad -¿Han cambiado las cosas?

Mi abuela me miró sonriente.

-¿Por qué no pruebas cruzar aquella línea? -señaló hacia el otro extremo, el camino por dónde habían cruzado antes ella y mis padres. Yo nunca había podido pasar aquella frontera.

Me giré a mirarla directamente a los ojos, asustado.

-¿Estoy muerto? ¿Debía dar mi vida por la de Kangin?

El rostro serio de la mujer que me preparaba chocolate caliente los días fríos, me contempló en silencio.

-¿Por qué piensas que tu vida vale menos que la de otra persona?

-No, yo no... -no supe responder. Jamás había pensado en eso, sólo lo había asumido.

-Cariño, no tienes el don que tienes para dar tu vida por alguien más. Lo tienes para ayudar, como lo hiciste con tu amigo. Este hermoso lugar, es tu limbo -señaló alrededor, al inmenso jardín botánico que nos rodeaba - Tú creaste esto, es el espacio de descanso que tu alma necesita. Y aquí puedes aprender, puedes crear, Donghae.

Me quedé meditando sus palabras, sorprendido por esa revelación. Ciertamente este lugar era como el sitio más especial para mí. Cada vez que era arrastrado hasta aquí, me resultaba muy dificultoso dejarlo. La primera vez, sólo era un campo enorme y verde, en el centro se encontraba mi abuelo, sentado en su avioneta, con cara de soñador. En aquel momento, él me miró y sonrió.

-Sabía que eras tú -me dijo -es un lugar precioso e inocente como tú.

Yo me acerqué a él y simplemente le pregunté si podía llevarme a volar. Sonriendo, aceptó y volamos juntos por el cielo increíblemente azul.

-¿Qué te parece que debería haber aquí, Hae? -Me preguntó, señalando un espacio debajo nuestro. Lo miré y respondí:

-Un gran lago, por supuesto. Con muchos peces de varios colores.

Y como si fuera arte de magia, el lago que yo imaginaba, apareció.

-¡¡¡Increíble!!! -Me emocioné.

-Inténtalo de nuevo. Imagina lo que quisieras ver por aquí -indicó un lugar más al sur. Volví a hacerlo y, tal como había sucedido antes, todo lo que yo imaginaba, aparecía. Continuamos durante mucho tiempo con aquello, hasta que prácticamente todo estaba cubierto de plantas, algunas comunes, otras exóticas y muchas que yo mismo había inventado. No había una disposición ordenada y estructurada, todo era el mismo caos alegre en el que mi corazón vivía constantemente.

-¿Y allí, Donghae? –preguntó mi abuelo señalando la cima de una colina. Sonreí y cerré los ojos. Al abrirlos, delante de mí se encontraba un enorme árbol de tronco grueso y ramas firmes que sostenían una casa de árbol incluso más grande que la de Tarzán. Corrí hacia mi última creación junto a mi abuelo y subimos hasta la casa. No había mucho dentro, y tampoco estaba dividido en habitaciones. Era sencillamente un lugar amplio, con una mesa, sillas, un sillón y varias camas dobles.

Sexto Sentido (EunHae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora