El Dios del engaño y Lady Sif. ©

Capítulo 19

Disclaimer:

Los personajes de la siguiente Historia no me pertenecen, son propiedad exclusiva de Marvel Comics y Stan Lee, pero su trama es completamente mía. No autorizo la reproducción, ni la publicación de esta historia en otro sitio sin mi consentimiento, sea parcial o enteramente.

Este capítulo está dedicado originalmente a Loutrengen (Wattpad)
Derrama 17 y Mis fenton (fanfiction)
Pero voy a hacer una mención especial a quienes me han dado su apoyo de forma activa en mi pequeño problema inesperado:
Addiction... y BadBlood
Por cierto, Loki se atrasó en desearte feliz cumple Damy de wattpad.
Hibari_sempai: bienvenido! Y ojalá no me abandones. Ciertamente creo que es un fic en el que se me ha hecho complejo manejar los tiempos verbales, pues trabajo simultáneamente acciones de distintos personajes, yendo de pasado a presente a veces. Y realmente no tengo un beta para esta historia, que corrija lo que se me pasa a mi (y siempre se me pasa algún tilde o dedazo). Gracias por tu comentario, me hizo sentir muy orgullosa.
Marina rivera: no, en realidad subo cuando puedo, y me disculpo por eso jeje.
Como ya habrán notado, he iniciado una serie de dedicatorias a mis lectores mas asiduos. Iré dedicando un capítulo a ustedes durante algunas entregas más, que están siempre allí, dándole razón de ser a mi pasatiempos de escribir.
Corregí algunos dedazos en el capítulo anterior, y uno fundamental en la deficitaria:
Loki 2014

Capítulo 19.

La puerta se cerró con un estruendo, dejando sola a Sif en la habitación. Evidentemente Loki estaba enojado. Y por muy extraño que le pareciera a ella misma, el hecho de que esta furia fuese su culpa no era divertido. En otro momento se hubiera reído, o lo hubiese ignorado. Pero esta vez, se sentía culpable.

Nunca había imaginado que mientras ella y sus amigos entrenaban, a Loki se le hubieran encomendado tales tareas de defensa. «¿O sería un engaño?» Siempre había pensado que se dedicaba a ocultarse tras un libro por cobardía, por miedo a enfrentarse en la arena como guerrero y sin la protección de la magia. Por eso también desdeñaba sus prácticas mágicas, "una salida tramposa" había dicho innumerables veces. Aunque otras incontables veces habían sido esos métodos "tramposos" los que la habían salvado de la muerte. Nunca se lo agradeció. Él parecía no notarlo, pero como siempre era una mentira. Ahora sabía que su mente contabilizaba cada cosa, aunque simulara indiferencia.
Su curiosidad también despertó, junto a la culpa,«¿Qué actos bondadosos se ocultaban en él?» Nunca alardeaba de sus logros, si de sus bromas. A diferencia de Thor, era más reservado y ella nunca se había interesado por conocerlo, deslumbrada por el príncipe mayor. Pero ahora su esposo era Loki, y se estaba dando cuenta de que muchas de sus suposiciones sobre él eran falsas o implicaban algo más profundo. Realmente no lo conocía tanto como Loki a ella misma, a pesar de las eras. Pero él sí aparentaba ver a través de sus ojos.

El maestro del engaño parecía ser ahora un hombre inmensamente complejo, y no simplemente el malvado celoso que pensaba, a cuyas acciones nunca había buscado una explicación más allá de la envidia hacia Thor y la crueldad propia de su personalidad.
Sif terminó de cambiarse y se recostó en la cama, paso un tiempo sin que el príncipe regresará. «Acaso debía disculparse? ¿Dónde se había ido?» Dejó atrás sus cuestionamientos mentales al oír la puerta. Tal vez si aparentaba dormir se ahorraría muchos problemas, así que se puso de costado en su lado de la cama y apretó los párpados.

Silencio.

Esperó algunos minutos más y nada.

Silencio.

Con un resoplido resignado salió de la cama y atravesó la habitación para, al traspasar la puerta, encontrarse con la delgada figura de Loki, vestido con ropa de algodón negra, recostado nuevamente en el diván de la antesala del cuarto «¿En qué momento se cambió?». Él levantó la vista pero decidió ignorarla y continuar con su juego de arrojar un adorno al aire y atraparlo.
Sif titubeó en la puerta, pero si no se hacía cargo se sus fallas ya no podría considerarse a sí misma como valiente.