Capítulo 21.

4.1K 189 130
                                    

Disclaimer:
Los personajes de la siguiente Historia no me pertenecen, son propiedad exclusiva de Marvel Comics y Stan Lee, pero su trama es completamente mía. No autorizo la reproducción, ni la publicación de esta historia en otro sitio sin mi consentimiento, sea parcial o enteramente.

Capítulo 21.

Amanecieron enredados en un abrazo, con sus cuerpos aún desnudos, la piel tibia por el contacto mutuo y el calor de las pieles que cubrían las sabanas. Loki sonrió ampliamente al ver como las mejillas de Sif se tornaban levemente carmesí ante la visión al despertar.

—Buenos días- dijo con voz ronca, besándole fugazmente en los labios, más que una acción tierna, constituía un método para descubrir si ella se arrepentía de lo sucedido. Nuevamente se vio sorprendido cuando ella le atrajo del cuello para buscar un nuevo beso donde ella mandaba.

—Buenos días.— Le correspondió Sif, recordando los actos cometidos por ambos, embargada por la mirada verde, en la cual buscaba algún atisbo de burla hacia ella, algún rasgo malicioso que le proporcionase motivos para romperle los huesos. No lo encontró, no halló en él más que un leve brillo que no supo definir y las características típicas del sueño.

—¿Sucede algo?— Fue la pregunta de Loki sacándola de sus diatribas.

—No... Yo sólo... Te observaba.— Declaró Sif, y él río ante ello divertido, estaba a punto de arrojarse sobre el dios cuando él detuvo su risa y le obligó a mirarle tomándola del mentón.

—Siempre fuiste la que mejor mentía, estás perdiendo el talento querida.— Murmuró, mirándola a los ojos. —Lo que buscas en mis ojos, no lo encontrarás y en el fondo lo sabes. Siempre lo has sabido.— Dijo liberándola, dedicándole una caricia al rostro de ella y acomodándole un mechón de cabello, antes de ponerse en pie rápidamente y perderse de vista tras cerrar la puerta del baño.

Loki se recargó en la puerta luego de asegurarse de cerrarla. Su cabeza golpeó suavemente la madera y se reprendió a sí mismo por la debilidad que ella le suponía. Eran sentimientos que creía enterrados, muertos bajo toda la capa de celos y envidia que había desarrollado hacia Thor. Se equivocaba, aún, y más que nunca, ella despertaba en él algo a lo que prefería no dar nombre, pero que sabía muy bien que era.

Sif se sentó en la cama, inquieta y sin saber que hacer. «¡¿Qué en los nueve mundos estaba pensando cuando se acostó con él de tan buen grado?! ¿Qué estaba pensando ahora que ni siquiera se arrepentía un poco?» Resopló con frustración, tal vez sólo estaba aceptando que pasaría el resto de su vida con él, «Sí, eso es.»

Sif se quedó en la cama, observando el espacio ahora vacío y arrugado donde él había estado. La vida le resultó más irónica que nunca: había pasado la vida amando a Thor, un hombre lleno de virtudes a sus ojos. Cargado de bondad y valentía, poderoso y decidido, adepto a la batalla como ella misma, fuerte y buen compañero. Se recordó admirando en tantas oportunidades sus ojos azules y las rubias pestañas, mientras él le hablaba como amiga, anhelándolo de un modo que nada tenía que ver con la amistad. Y ahora he aquí la ironía de haberse casado con su hermano, al que consideraba cruel y mentiroso, incapaz de ningún acto bondadoso o desinteresado, al que veía como un cobarde sirviéndose de trucos en las batallas y cuyo cabello negro único hasta había llegado a atribuir a la oscuridad del alma que albergaba.

~O~

Las noches pasaron en una sucesión tranquila, la vida con Loki no estaba siendo lo cruel que ella esperaba, los besos en público ya no parecían algo forzados, se encontraba secretamente ansiando tener que tomar su mano o besarle en los labios al despedirse, pero jamás lo admitiría. Mucho más cruel era el hecho de que él no había vuelto a insinuarse para compartir intimidad, se sentía enferma cada vez que se descubría pensando en eso, deseándolo, al verlo cambiarse para dormir o para salir en las mañanas. Era casi una obsesión que la parte moralista de ella calificaba de “traición a Asgard”.

~O~

Los días eran casi rutinarios, aunque de un modo agradable. Él era educado, extremadamente ordenado y una compañía inteligente con quien hablar, había aprendido mucho de él, le fascinaba verle practicar su magia, observándolo siempre de forma disimulada.
Sin embargo esa noche la rutina se rompió, una situación distinta se presentó en medio del sueño de ambos.

~O~

«Loki se removía incomodo entre sueños, la neblina lo rodeaba y el hielo cubría la superficie de Asgard, estaba parado cerca del borde del puente arco iris, aquel por donde una vez se dejó caer, deseando morir ante la negativa de aquel al que admiraba como padre. El odio y la vergüenza lo habían invadido,así como la soledad y el desengaño. pero ahora estaba de nuevo allí, y no lograba explicar la neblina helada que cubría las aguas eternas, la nieve en gruesas capas sobre el suelo. Su mirada recorría toda la superficie visible y el panorama era el mismo. Su cuerpo se tensó, el peligro se sentía en los huesos. Volteó de golpe, preparado para atacar ante la sensación de la presencia a su espalda. Los gigantes de hielo habían invadido Asgard y ahora lo rodeaban.

-Están muy lejos de su mundo, monstruos- dijo sonriente, ocultando la alerta que sentía inminente, la posibilidad de muerte al luchar contra tantos de ellos.

Aquel que encabezaba a los invasores se carcajeó estruendosamente, con burla, con maldad.

—¿Monstruos? Tu, hijo de Laufey, eres uno de nosotros.— Dijo el enorme símil-hombre de color gris azulado, mientras todas las criaturas a su alrededor reían.

Se miró a sí mismo. Desde sus manos el azul avanzaba, invadiendo su piel, recordándole su nefasto origen mientras los patrones de símbolos extraños se dibujaban como un relieve.»

Despertó sobresaltado, en un grito horrible, con la piel sudada, mirándose las manos que poseían ahora un evidente color azul.

Continuará...

Dos capítulos para compensar mi ausencia :)



El Dios del engaño y Lady Sif. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora