El diario de Josephine Jones

4. Octubre 01, 2015.

Octubre 01, 2015.

He soñado con Sebastian, el chico que hizo que el resto del mundo me valiera un pepino. Una semana antes de todo esto, de verdaderamente todo esto, me invitó a salir. Estaba en las nubes, en el séptimo cielo, en la vía láctea, flotando entre constelaciones infinitas. Nunca se me ha dado esto del arte poético, es obvio, ¿no? ¡En fin! Que he soñado con él y he despertado... ¿Excitada?

Siento que es el despertar del más crudo instinto de supervivencia: reprodúcete. La humanidad enfrenta la extinción inminente. Necesitas dejar una copia fiel de tu código genético. La supervivencia de tu especie está en tus manos.

Creo que la naturaleza, ni en sus sueños más locos, habría imaginado que la raza humana "la más apta" según la misma raza humana, provocaría su propia extinción. Y hasta resulta un poco poético que los portadores de la muerte tengan esa forma tan decadentemente humanoide. Pues claro. Si fueron seres humanos alguna vez, en otra vida no tan lejana. Y hay una similitud no sólo en su forma, si no en esa insolente prepotencia con la que lo contaminan todo: si eres un mamífero, contagiado; si no lo eres, contaminado. De una u otra manera siempre consiguen dejar inútil todo lo que tocan. Tal y como todos los seres humanos normales.

Mamá y papá, mis hermanos... A veces sueño con ellos, con su andar torpe y pesado, el húmedo sonido de sus articulaciones, mugidos secos y prolongados. Esos días son los peores. Me resulta imposible sacarme esa imagen de la cabeza, e inevitablemente termino llorando.

Aunque yo no los he visto personalmente. Los vi en YouTube y demás redes sociales; los noticiarios callaban mientras la gente gritaba, y por otros medios se hicieron escuchar. Nunca había sentido tanto miedo en toda mi vida, a pesar de que... Es que da risa. Son justo como siempre los hemos imaginado, e incluso así, nos han hecho mierda (que no vaya a leer esto mamá).

No es un juego, esta es la realidad.

JJ