Diciembre, 03.
Encontré condones en la habitación de papá. Está bien, no los encontré «encontré» (suena tan casual así). Los busqué. Le di vuelta a toda la habitación hasta encontrarlos, y lo hice.
Coen ha decidido irse el cinco. Yo quiero que el contacto humano se me quede pegado en la piel, sin temor a traer nada extra a este mundo podrido. Ni Darwin ni nadie me convencerán de lo contrario. Si la raza humana está destinada a extinguirse a mí no me interesa, es obvio que yo no pienso ser su salvadora.
¿Por qué querría sexo cuando hay una panda de podridos pintando las paredes de las casas con sangre y entrañas? Por la cercanía, supongo. Se me ha metido al a cabeza que así estaré todo lo más cerca posible de la persona que puede que se convierta en el último ser humano que vea en mi vida. De haber sido una chica lo habría querido igual, y ni siquiera soy bisexual. Esta es la cosa: no hay sentimientos aquí, al menos no de este tipo, sólo una necesidad, una extraña necesidad de cercanía combinada con miedo. He aprendido a querer a Coen es tan poco tiempo, no hay duda de eso, pero la naturaleza de estos sentimientos se me escapa todavía. Sólo sé que lo quiero cerca, que no quiero soltarlo, pero tampoco puedo dejar que él me lleve.
Aún no se lo digo. Vamos a tener una mini fiesta de despedida mañana. Si sucede, me esforzaré por escribirlo bien, así, cuando pase el tiempo, podré regresar a estas páginas para recordar que todo ha sido real. Creo que la línea entre la realidad y mis fantasías está desapareciendo, y con el tiempo me cuesta más descifrar cuál es cuál. Lamento ahora haber escrito tantas tonterías, pero en mi defensa puedo decir que era sólo una forma de mantenerme entretenida. ¿Cómo creen que una persona puede mantener la cordura cuando está completamente sola y encerrada, con pocas posibilidades de supervivencia más allá de sus propios muros, y desconociendo, para rematar, la verdadera magnitud de sus infortunios?
A veces engañarnos a nosotros mismos en el mejor mecanismo de defensa que podemos adoptar.
He prometido que comeremos bien, sin pensar mucho en las provisiones, bailaremos con el silencio o con lo que nos susurremos al oído. Será algo bonito. Ya me he mentalizado. Pero primero daremos una vuelta por el vecindario en la que probablemente sea mi última salida. Tiene que ser memorable. Hasta pienso traer polvo de recuerdo. La imagen de Coen desnudo, y de mi cuerpo a su lado. Una extraña forma de pureza.
Ojalá todo salga bien. Hemos decidido que a la primera señal de peligro regresaremos sin pensarlo dos veces. Entiendo que Coen quiera darme un último baño de regalo, pero ni su vida ni la mía valen el riesgo. Y salir por sí solo ya resulta demasiado peligroso como para apostarle a más riesgos.
Y si resulta que con todo y todo las cosas se van al caño, al menos espero tener una muerte espectacular. No como el joven científico en World War Z (la película).
Pena ajena, les digo. Pena ajena.
Espero que Coen sobreviva, que me sobreviva, y que si llega a algún lugar le cuente a cada persona que vea acerca de lo cobarde y tímida chica que encontró encerrada en una fortaleza invisible atada a su familia como una loca pese a su ausencia y a las inexistentes señales de esperanza. Estás loca, JJ, loca de remate.
Antes renegaba que el tiempo pasara tan lento, ahora avanza demasiado deprisa y ni oportunidad me deja para agarrar los recuerdos y las sensaciones y guardarlas para siempre.
Aunque de poder, no creo que sirva de mucho. Mi cerebro está defectuoso.
JJ
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Siento mucho la larga ausencia. He andado tan alejada de Wattpad que me falta un buen todavía para ponerme al día. ¿Lo peor de todo? Salgo de viaje y en la casa en mi pueblo no hay wifi, a veces robo pero no es estable la señal. Lo de siempre. Creo que me estaré dos semanas allá, por mucho, por cuestiones familiares y personales y así. Así que dejo este capítulo y el que viene a continuación (32).
Me disculpo por la ausencia, por no haberles avisado. Soy una jodida desconsiderada.
Igual espero sigan disfrutando la historia. Debería subirla de un solo ya que ya está completa. Tal vez aproveche este tiempo para darle una última corregida.
Ya veremos.
Saludos.
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El diario de Josephine Jones
Historia Corta¿Hay alguna moraleja en esta historia? Nunca obedezcan a sus padres. Josephine Jones jamás imaginó que a sus dieciséis años le tocaría vivir un apocalipsis zombie. Menos aún, que tendría que vivirlo encerrada, en espera de ser rescatada, sin conoc...