10. Octubre 11, 2015.

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Octubre 11, 2015.


Los sonámbulos de verdad pueden abrir las puertas. En una ocasión, mi madre sorprendió al pequeño TK en la calle. Ahí descubrimos que es/era/nosé (y me vuelve loca no saberlo) sonámbulo. Los nuevos, en cambio, son torpes. O es torpeza o la carencia de falanges, pero un picaporte es su peor enemigo. Y digo que el que el cuerpo se te vaya descomponiendo tiene algo que ver con esa torpeza al caminar. El problema es que caminan en grupo, esos muertos cobardes, como una avalancha de carne podrida. Silenciosos de día, carniceros de noche, fueron traicionados por la raza a la que solían pertenecer...* Lo siento. Últimamente se me está haciendo más difícil lidiar con... pues conmigo. Conmigo. Solo soy yo.

     Yo reconozco el verdadero problema de todo este asunto: formo parte de la generación que menos sola ha estado. Ya sea compañía deseada o no, el mundo se ha hecho tan pequeño que es imposible estar completamente solo. Por eso, con apenas un mes, yo ya estoy perdiendo la cabeza. No creo que tenga algo que ver la falta de sueño, la mala alimentación, o el temor de que cualquier criatura de la noche pueda irrumpir en mi humilde morada solo para dejarme las viseras colgando del cuerpo como serpentinas de Navidad. Obvio que no. Sé manejar la tensión y eso está comprobado.

     Si mi padre fuera un historiador loco (que lo es/era pero no de profesión) tal vez encontraría una vieja armadura en la casa. Qué mejor protección que una montaña de oxidadas latas medievales (esto tuve que haberlo visto en algún lado). Pero sí me dejaron bien preparada. Hay dos bodegas, la de provisiones y la de provisiones en caso de que la de provisiones se vea comprometida; algo así como provisiones de las provisiones de emergencia. Ambas están con llave, pasador y candado. Las llaves las llevo siempre conmigo, pero igual hay copias en al menos tres lugares que no revelaré por ahora. Todo el primer piso está sellado. Hay una salida por el segundo en caso de emergencia. Papá se encargó de sellar bien la primera planta (salvo el refugio en el sótano) porque si bien es cierto que nuestros amigos muertos no pueden abrir la puerta no se puede andar tentando a la suerte de esa manera. Creo que ya lo mencioné: mamíferos. Mamíferos en general. Qué fuerte, ¿no? "El ataque de las cabras zombi nazis". Súper fuerte. Tengo la casa llena de trampas para ratones.

     Curioso, no he encontrado el cadáver de ninguno.

     El baño. Esto es lo más triste. Cuando falta agua, y cuando el tanque se llena (el que, en palabras de papá, baja por gravedad) aprovecho para llenar todo los recipientes que pueda, pero como el agua cae... ¿Roja? Solo la utilizo para el inodoro. Huele mal, no lo niego, pero en un mes, no ha estancado ni una vez. Igual sigo sin saber por qué llega el agua a la casa. Pueda que llegue a descubrirlo, si salgo viva de esta. ¿Serán zombis errantes que presionan por error los botones? "Los zombis de la planta potabilizadora "La cascada"". Suena a estudio sociológico.

     Intento no acumular mucha basura, pero comiendo solo alimentos enlatados, ¿qué se puede esperar? Tengo varias Torres de latas. Me pregunto si con ellas me puedo forjar una armadura... Papa diría que la idea suena estupenda y se ofrecería ayudarme.

     Quiero dejar de quebrarme la cabeza por mi familia y su paradero, pero inevitablemente termino pensando en ellos.

     Los extraño.

     (Notaron que no mencioné a Carlos, ¡hurra por mí!).

JJ


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*Aunque la historia lleva su cantidad de referencia a películas y vídeojuegos zombis, esta referencia es de las pocas que no tiene que ver. Ésta la saqué del intro de Las gárgolas. Serie noventera y bastante shakespereana de Disney. Me encanta esa serie.


Espero les vaya gustando la historia.

Los votos y comentarios siempre son bienvenidos.

Muchísimas gracias por leer.

Saludos.

Atte.

Seiren

El diario de Josephine JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora