Venganza Jinyuuriki

Una Alianza

Los shinobis que se llevan a Naruto lo miran con una expresión que muestra casi por completo sus pensamientos, "se lo merece", "Por fin la aldea estará segura".

La celda que le corresponde al pobre niño maldito esta en la parte más profunda del lugar, en las paredes hay sellos de contención pintados por todos lados, solo hay una cama vieja y un retrete gris.
Lo meten a la fuerza y uno de los dos ninjas al ver su oportunidad de no ser castigado, le da un buen puñetazo en el estomago que provoca que Naruto pierda el aire y caiga inconsciente sin poder hacer nada. Lo encierran con llave y se alejan riendo como si de un juego se tratase.

Dentro de su subconsciente, Naruto se encontró enfrente de una gran reja de metal oscura y con un sello en la cerradura.

–Al parecer no soy el único preso ahora...– Una siniestra voz grave retumba por la paredes del extraño lugar.

–Con que tu eres el zorro de las nueve colas...– Sin ninguna sorpresa habla el niño rubio que ya no sonríe.

–Eh visto como te han tratado... Liberame y yo me desaré de todos...

Naruto avanza lentamente sin dejar de ver a los ojos a la temible bestia naranja. Levanta poco a poco su brazo derecho en dirección al sello y cuando estaba a unos insignificantes metros, se detiene en seco.

–Quiero estar consciente cuando destruya esta aldea, por lo que no puedo dejarte salir si no cooperas con mi plan.

–No eres tan ingenuo como creí que eras... Debes demostrarme que eres digno de mi poder...–. Desaparece entre las sombras sin decir mas.

Mientras tanto, en la realidad algo les esta ocurriendo a todos los guardias de la prisión, aparecen desmayados como si los hubieran atacado un ser superior.
Naruto empieza a sentir arena entre sus dedos lo que provoca que despierte. Algo aturdido, observa el lugar hasta toparse con el rostro de aquel chico que había conocido minutos antes de su aprensión. Sin siquiera usar las manos, lo libera con el poder de la arena que puede controlar por voluntad propia.

–Vámonos...– A pesar de ser solo un niño, tiene una voz ronca y sin emociones.

Sin pensarlo ni un momento se levanta del suelo, se limpia el rostro con la mano derecha y se aproxima a la salida.

–El salir sera más difícil que entrar, debe de haber más ninjas afuera.

De uno de los shinobis que se encontraban tirados, Naruto tomo su banda de regulación y se la coloco en la frente atándola firmemente.

–Estoy listo– Y así es como comienza la leyenda de Naruto Uzumaki, el ninja destinado a destruir la aldea de la hoja.