Alpha. (#1)

Tres. Solo mía.

-Yo hice una nueva amiga-Mis padres me miraron-Se llama Lía, es muy pero muy agradable, les juro que no parábamos de reír en ningún momento, es igual a mí.

-Me alegro mucho amiguis-Contesto mi madre-A ver cuándo vamos de shopping las tres ¿No crees?

Era la hora de la comida y ya había llegado a casa. Me atragante. Mi madre se está pasando de la raya. Yo solo asentí. Pero por supuesto que no la llevaría conmigo a ningún lado. ¡Pueden imaginarlo! ¡Ella hablando sobre chicos y sexualidad! Y oh dios mío ¡La plática que me dio hace unos meses! ¡Me explico con pan de hot dog y salchichas!

-Sky-La mire-Te compre un vestido para esta noche.

-¿Qué tu qué?-Abrí los ojos. Oh dios...no...esto no sería nada bueno.

-¡No tengo tan malo gusto!-Exclamo ella enojada.

-No mama...tu nunca-Conteste con sarcasmo.

Fui hasta mi habitación corriendo, al entrar había una caja sobre mi cama. La tome con desesperación, mi madre siempre me compraba cosas floreadas y demasiado largas para mi gusto. Me hacía ver como una monja. La abrí y lo que encontré no lo esperaba. ¡Era hermoso! Era un vestido color rojo, tenía forma de corazón en la parte del busto, era corto y la parte de abajo quedaba como falda de vuelo.

-¡Mama!-Grite-¡Te adoro!

-Lo se cuate, lo se...

Después de ver unas cuantas películas con el idiota de mí hermano. Él había hecho muchísimos amigos el día de hoy. Me conto que ya hasta pensaba en inscribirse en el equipo de lucha. Yo también lo haría, me encantaba la idea de patear traseros.

Llego la tan esperada hora de ir a la fiesta de bienvenida para el Alpha. A decir verdad, no me entusiasmaba mucho la idea, solo iría por Lía. Me bañe y me puse el vestido, nunca lo decía, pero esta vez me veía realmente hermosa. Solo me maquille un poco, deje mis labios naturales, eran rojos y carnosos. Me puse unos tacones negros. Mi teléfono comenzó a sonar. Era Lía, conteste inmediatamente.

-Hola Lía-Exclame emocionada.

-Mi hermano esta insoportable-Gruño-No encontró a su Luna y se desquita con todo mundo.

-Échale una cubeta de agua y se calma, digo...total...es un perro.

Ella comenzó a reír. Una vez mi padre se puso tan celoso, que mi mama le había echado una cubeta de agua helada, después de eso se calmó.

-Es que, creo que lo entiendo-Dijo ella-Se fue por tres meses y la busco por todas y cada una de las manadas vecinas.

-Ya la encontrara-Me mire al espejo-El destino es el encargado de juntar a las almas gemelas, en el momento adecuado.

-Tu siempre tan sabia Sky-Rio-Te espero, necesito de tus bromas.

-Nos vemos en unos minutos.

-¡Ya empezó la fiesta!-Grito-¡Llega ya!

Colgué y baje las escaleras, mi familia me miro. Michael y mi padre fruncieron el ceño, pero mi mama sonrió. Sabía que los hombres de la casa no estarían de acuerdo con el vestido, pero antes de que pudieran decir algo, mi madre los miro. Sabían lo que significaba esa mirada, no debían decir nada. Me alagaron muchísimo y después salimos de la casa.

No hacia frio, el clima era cálido a pesar de estar en el bosque. Hoy era una noche hermosa, se podía ver a lo lejos la gran mansión, se veía a muchísima gente caminar hacia allá. Había pequeñas antorchas iluminando el camino. Respire profundo y cerré los ojos, olía a bosque. Olía a libertad. Me sostuve del brazo de mi hermano, y entramos a la gran mansión. Era muy preciosa a decir verdad. Había camareros corriendo de aquí a allá ofreciéndole bocados a la gente o bebidas alcohólicas. Lía vivía en un palacio. Me encantaba, pero seguramente si yo viviera aquí me perdería inmediatamente. ¡Se parecía al laberinto de correr o morir! ¡Se parecía al laberinto en el que se adentró Harry Potter en el torneo de los tres magos! ¡Se parecía al laberinto por el que corrió Cedric Diggory antes de morir! Okay...creo que me pase.

Nos dirigimos al jardín, era enorme, demonios, que hermoso. Sonreí abiertamente. Había luces cálidas por todos lados. Nos encaminamos hacia una de las mesas, pero antes tuvimos que saludar a muchas personas. Amigos de mis padres. Al parecer ellos eran muy queridos por aquí.

-¡Sky!-Grito una persona mientras me abrazada-¡Cuánto tiempo sin verte!

-¡Lose!-Exclame-¡Años! ¿Cómo va el marido? ¿Y los hijos?

Ella rio y miro a mi hermano, dejo de reír y su sonrisa desapareció. Yo los mire a los dos, el la miraba intensamente, y ella parecía aterrada. Antes de que pudiera decir algo salió corriendo y mi hermano detrás de ella.

-¡Eres mi mate!-Grito Michael.

-¡Michael no!-Grite corriendo detrás de ellos-¡Michael! ¡No seas pendejo!-Me quite los tacones y le lance uno.

Me quede esperando a que le diera en la cabeza, pero mierda, fue todo lo contrario. El tacón no le dio a en la cabeza a él. Le dio a otra persona. Abrí los ojos inmediatamente. Mierda, mierda, mierda. La gente había dejado de hacer lo que estaba haciendo, todo estaba en silencio. Todos me miraban y miraban a la persona que había golpeado. Era un chico alto, altísimo, su espalda era ancha y los músculos se le notaban a pesar de su traje. Se tocó la cabeza. Estaba de espaldas. Sabía lo que significaba. Sabía quién era. Seguro me mataría. Seguro me torturaría hasta morir. Seguro aparecería en el encabezado del periódico:

"Chica muere porque le lanzo un taconazo al Alpha" o "Chica muere por pendeja" o tal vez "Chica es perdonada por el Alpha pero desterrada por el taconazo"

Él se giró lentamente, mis ojos seguían abiertos hasta más no poder. Me miro a los ojos, a la vergonia, me boa a morir. ¡No tendré hijos! ¡Seré virgen por siempre! ¡Nadie nunca me la meterá! ¡Diosa luna compadécete de esta pequeña idiota!

Sus ojos eran preciosos, eran verdes y tenía el cabello cobrizo. Me miro con enojo al principio, pero después su rostro se tranquilizó. Ahora su cara reflejaba felicidad pura. Me miraba con ternura. Comenzó a caminar hacia mí.

-Yo...yo...de verdad...no...no quería-Trague saliva-Se suponía que tenía que golpear a mi hermano, pero...es que...perdón...no lo vi...

Me tomo de la cintura, yo no sabía qué hacer, el corazón me latía a mil. La gente seguía mirándonos y en silencio. El apretó más su agarre y nuestros rostros quedaron a centímetros de distancia. ¡No se suponía que sería así! ¡Se suponía que debía matarme! ¡Ahora quiere violarme!

Lo mire, dios mío...que hermoso. Antes de que pudiera darme cuenta, el acaricio mi mejilla. Sali de mi trance y lo empuje lejos. Solo lo moví unos centímetros. No puede ser, es mi mate, es el. Me di media vuelta para salir corriendo, y eso hice. Escuche como mi hermano gritaba con gracia:

-¡Sky no!-Soltó una carcajada-¡Sky! ¡No seas pendeja!-Y rio a un más fuerte.

-¡Cállate hijo de tu puta madre!

Sentí como tomaban mi cintura, no había podido correr más de cinco metros. Sentí su respiración en mi cuello, estaba aspirándome, ósea, parece perro.

-Mía-Gruño-Solo mía.

Mierda.

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Me encanto escribir este capitulo ;)

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