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Caminé entre la multitud del tren y al llegar a los últimos espacios, vi que un chico me miraba. Su tez era pálida, simulando el color de un fantasma, no podía apreciar bien su rostro debido a la cantidad de personas que había, pero se alcanzaba ver que sus labios eran rosas, sus ojos eran verdes aunque lo que más me llamo la atención fue su hermosa cabellera roja brillante. Llevaba audífonos gigantes y en el momento que conecte mi mirada con la de él, la apartó.
Rodé los ojos sin darle importancia a lo anterior y me senté en el único espacio vacío del final, el chico volteó la cabeza y me miró. Le sonreí, tratando de ser amable, pero volvió a apartar la mirada. Qué amargado.

El tren se detuvo en 5 estaciones más y cada vez iba sintiendo más gente en éste, la sensación de asfixia aumentaba, pero me sentía agradecida de haber podido encontrar un lugar disponible.
El chico se bajó sus audífonos al cuello y se levantó de su asiento. Las puertas se abrieron y aquel pelirrojo, «obviamente artificial», pensé, se bajó en Fest Road, 3 estaciones antes que yo. Sí, el camino de la escuela a casa era largo, pero no me podía quejar, aun así, era de las escuelas más cercanas a mi casa.

Lo seguí con la mirada inevitablemente y pude apreciar más su rostro. Sus ojos parecían cansados, y se veían unas ojeras marcadas.

Muy, muy marcadas.

Y a pesar de que toda le gente dentro del tren lo pasó como desapercibido, en mi mente me dio por saber quién era ese chico, quería saber más de él, quería conocerlo.

tuesday. [m. g. c.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora