pude escuchar los gritos de mi madre a mis espaldas, pero ¿desde cuando me importaba? de todas formas, sólo era mi madre la menor parte del tiempo.
lo peor del caso, era que no encontraba a Michael.
busqué en casi todas las cuadras gritando su nombre, pero, nada.
era muy tarde, pero no estaba dispuesta a abandonarlo, así que me quite mis flats. que eran incómodos y los tiré.
intenté correr hacia su casa, pero unas manos me tenían abrazada por mi cintura.
Luke.
—no vayas, —me pegó más a su pecho. yo intentaba zafarme, pero, el esfuerzo era inútil. —Micaela, él necesita estar solo.
—¡NO LO ENTIENDES! —grité desesperada y no sentía mis ojos, debido a la hinchazón de éstos por las lágrimas.
—Shh, Micaela, silencio. se fue, Micaela, yo estoy aquí. —acarició mi cabello y ambos nos sentamos en el piso de la fría calle de pavimento.
—NO PUEDE ESTAR SOLO, LUKE, no puede, no puede, no puede.—ya daba en vano la fuerza que usaba para liberarme de sus brazos, Luke siempre había sido más fuerte. en todos los sentidos.
—estará bien, tranquila. —siguió acariciando mi cabello.
—Luke, no te vayas. —lo abracé.
—No me iré,—me abrazó más fuerte. —no esta noche.