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Hoy es otra de esas noches. Así es, yo, Scott, a mis 23 años sigo con mis terrores nocturnos, patético ¿no es así? y a veces ni siquiera sé si estoy dormido o despierto. Y eso se repite todos los días desde que cumplí los patéticos 13. Hoy mismo estoy cumpliendo una década de esta tortura, la cual, no sé si se acabará algún día. Pero es mejor afrontar mi padecimiento.
En esta pesadilla me encuentro en un laberinto interminable, en donde, por cada pasillo que cruzo, se escuchan voces de familiares o amigos, a los cuales quiero y aprecio, sufriendo por bastante tiempo, hasta que se detienen, haciendo énfasis en que acaban de morir de una manera lenta y tortuosa.
Me despierto de manera instantánea, intento pensar de lo antes soñado, y me levanto difícilmente hacia la ventana que está a mi derecha, para ver la oscuridad, ya que son las 4:45am.
Al intentar adentrarme en mis pensamientos, me percato de que, en la oscuridad absoluta, hay un señor a un lado de un poste de luz, viéndome (o al menos, pienso que me está viendo) fijamente, intrigado, como si pudiera ver algo que yo no. Siendo ateo, esto no debería de asustarme, por lo único que me debería de asustar, es por el simple hecho de que hay un señor viéndome. Pero por alguna razón, hay algo en su extraña forma de observarme, que hace temerle a alguna criatura atrás de mí. Me armo de valor para voltear detrás y... nada, lo sabía, y para colmo, al voltear de regreso hacia la ventana, el maldito viejo ya no estaba. En ese momento no sabía si enojarme o reír. Decidí hacer nada e ir a alistarme para mi trabajo.
Aprovechando el tiempo de sobra, decidí hacer cualquier cosa, pero, múltiples pensamientos sobre lo antes ocurrido, me atormentaban en los momentos más extraños en las dos horas transcurridas.
De camino a mi patético trabajo (en el cual tengo que estar soportando a infinidad de personas, las cuales me relatan sus problemas, me piden consejos y sobre todo, tener confidencialidad absoluta, así es, soy un psicólogo/psiquiatra) me percato de que el mismo anciano, el cual tenía la duda de que me estaba viendo a mí, ahora puedo comprobar que, ciertamente, ¡me está viendo a mí!
Este día en mi trabajo no le presté atención a mi único paciente. En lo único que pude pensar fue en ¿Qué es lo que tengo de interesante para un viejo? ¿Quién es ese viejo?
No tuve ni una sola idea sobre lo que pudo haber pasado, y ese pensamiento me atormentaba de manera insoportable hasta que llegó nuevamente la noche. No sé si alegrarme, porque no pude dormir. Por un lado no voy a tener mis tormentosos terrores nocturnos, y por el otro lado, me aterraba la idea de, al asomarme nuevamente por la ventana, encontrarme por tercera vez a ese señor.
Me asomé por instinto hacia la ventana, y no estaba. Pude suspirar de alivio. Pero ese sentimiento no duró por mucho tiempo, es más, creo que no pasó ni un minuto, cuando me percaté de que, en un silencio total, algo me respiraba tranquilamente en mi nuca.
-No voltees- dijo de una manera ronca aquel ser desconocido- quédate quieto un poco más.
Esa voz, ese sonoro gruñido que efectuó aquella criatura, me estremeció de una manera sobrehumana. Me produjo bastante miedo el constante pensamiento sobre aquello.
-Me encanta... ese olor tan peculiar que llevan los humanos todo el tiempo- decía esto después de aspirar mi nuca- esa esencia exquisita. ¿Cómo le llaman ustedes?
-¿Qué?- respondí con más miedo de lo que se podría imaginar cualquiera.
-Ese olor.... Esencia... creo que le llaman... miedo, el miedo a lo desconocido, el miedo que les produce conocer a nuevos- hizo una pausa- "monstruos", esa palabra me ofendió bastante. Prefiero el término "seres", ¿tu quien crees que soy yo?
En ese momento me quedé sin ideas, y con un incremento de miedo gigante.
-Este...- no sabía que decir para no ofender a esta criatura- yo no podría juzgar si tú eres lo que todos consideran un...-al decir esto, eso gruñó estrepitosamente- ...un ser extraño. Pero si me dejarías voltearme, podría juzgarlo de manera coherente.
Pasaron varios segundos de silencio, y después se hizo hacia atrás, dándome a entender de que si podía mirarlo.
Me giré para verlo, y no me sorprendí al ver quien era. Era ese señor que me ha estado mirando todo el maldito día.
-¿a quién esperabas?- preguntaba sínicamente con una sonrisa.
-Pues...- me quedé pasmado en ese instante, él tiene razón. Él es la única anomalía en los últimos días, sin mencionar mis terrores nocturnos, dado que los he tenido 10 años.
El silencio reinó en la habitación en ese momento. Cuando el veterano mencionó algo que me llamó la atención. Porque, como de leer el pensamiento se tratase, hizo el siguiente comentario:
-Ahora te diré por qué me interesas tú en particular. Tú tienes terrores nocturnos, ¿no es así?
-Sí, ¿cómo te enteraste?
-Después te lo digo, primero lo primero. Déjame presentarme bien. Yo soy un híbrido, soy mitad humano y mitad demonio.
-Pero eso no puede ser posible porque...
-sí, lo sé, sé que eres ateo y que no me creerás del todo, pero no soy el típico demonio de la biblia, sino que soy un ser que proviene de un planeta muy lejano, tanto, que está fuera de esta galaxia. Mi planeta natal es mejor conocido como "Muerte", el nombre original está en un dialecto que solo los de mi especie pueden pronunciar.
>>El motivo original de el por qué estoy aquí es muy simple, cualquier humano podría entenderlo. Nosotros los demonios nos alimentamos del dolor y del sufrimiento de los mortales, especialmente el de los humanos, ya que este es mayor gracias a su, ya comentado, miedo a lo desconocido. También podemos escoger nosotros nuestra apariencia, de cualquier planeta o dimensión, obviamente la forma que escojamos debe de ser del planeta en el cual decidamos a nuestras "presas".
>>Yo escogí La forma de un veterano, ya que estos infunden tranquilidad y confianza ¿soy inteligente? Obviamente. Y como soy inteligente, y muy sádico, te propondré un trato.
-¿Qué tipo de trato?- pregunto con un tono de intriga, el cual al supuesto demonio se alegró de oír.
Sacó una especie de collar y lo colgó en su cuello, pero antes apretó un botón de este que hizo que se tornara de color vino.
-El trato es este: por cada petición que me hagas, te lo cumpliré de inmediato, puedo darte inteligencia sobrehumana, puedo darte fuerza, puedo darte, incluso, bienes materiales de tu preferencia, como una mansión de lujo.
>>El precio es lo que hace interesante a este trato. Lo que te voy a pedir a cambio será que tú sufras, puedo provocarte desde un dolor de cabeza, hasta problemas psicológicos. Creo que ya conoces bastantes gracias a tus patéticos pacientes, con sus patéticos problemas y, no hay que olvidarnos, de sus patéticas vidas.
Al decir esto me doy cuenta de que me ha estado vigilando desde hace mucho tiempo, y esto hace que me estremezca más, ya que casi nadie sabe de mi trabajo y, es más, creo que ya no he tenido contacto con nadie desde que me mudé hace ya 4 años.
-Pero no solo puedo afectarte psicológicamente- prosiguió el demonio- también puedo hacerte sufrir físicamente, desde joderte los órganos ligeramente, hasta hacer que tú mismo te amputes dedos. Digo, podría llegar a tal punto de amputarte extremidades más valiosas, pero te quiero "entero".
>>No te mataré, podrás seguir con tu vida cuando decidas que ya no quieras hacer más tratos conmigo.
-¿yo sabré cuanto "costara" cada petición mía?- digo con un tono que ambos sabemos de qué significa, Así es, ya estoy negociando también.
- ¡eso me gusta!, si quieres si- dice con una alegría que ni él se la cree.
Estoy tentado a aceptar su oferta, porque, pensándolo bien, me convendría, ya que no tendría que morir y yo podría decidir qué hacer a cambio, ya que esto no es obligatorio.
A mí siempre me ha fascinado la idea de poder ser muy inteligente, más inteligente que cualquiera en este planeta, creo que esa es la razón por la cual me fui de mi casa, la idea de poder avanzar para ser alguien importante, poder hacer crecer a la humanidad como especie. Esta podría ser mi oportunidad. Aceptaré.
-¿Cómo se hace oficial el trato?- pregunto decidido, y con una pizca de esperanza en mi retina.
-¡Me alegra que ya hayas considerado mi oferta!, ¿ves esto?- dijo señalando su collar color vino- este extraño objeto ha estado grabando nuestra conversación, de manera que está haciendo un contrato. En este se especifica lo que acordamos los dos, lo tendrás que firmar y ya podrías empezar a hacer peticiones.
Se arrancó su collar y lo lanzo hacia arriba, y no pude creer lo que pasó a continuación, este collar se transformó en una hoja transparente, en donde, efectivamente, ha estado grabando todo lo que hemos estado hablando.
Sacó del bolsillo de su suéter típico de rombos (típico de un abuelo cariñoso) un bolígrafo, el cual, se nota que no es de la tierra, ya que no pesaba nada, y según él, jamás se le acaba la tinta. Proseguí a firmar el contrato y lo guardó.
-Me quedaré en tu casa hasta que hayas roto el trato- al decir esto me quedé sorprendido- te seguiré a donde quiera que vayas, así podre vigilar de que no se lo digas a alguien, claro, si decides reconciliarte con tu familia; y obviamente, por si quieres hacer más peticiones espontáneas.
>>No puedes objetar, debido a que al final del contrato, justo antes de la firma, accediste a que me quede. ¡Amo a los humanos que no leen los contratos!
En esa habitación se encontraban dos expresiones, una de triunfo por parte del demonio, y otra de humillación de mi parte. Hasta que se me ocurrió preguntar:
-¿Cómo te quedarás y me seguirás? ¡No puedo andar por doquier con un abuelo siguiéndome todo el tiempo!
-Obviamente no siempre te seguiré en forma de un abuelo miserable, sino que te podría seguir con formas de demás animales, por ahora voy a seguirte en forma de un gato.
Y en ese momento el viejo desapareció, y en cambio, un hermoso gato negro tomó su lugar acostándose en el lado derecho inferior de mi cama, dándome a entender que ya es la hora de dormir.

Un simple tratoWhere stories live. Discover now