IX

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Sally se ha ido, me he quedado solo, pensando en múltiples cosas. Una de ellas que me ha llamado más la atención, es la de estar narrando todo lo que sucede, todo lo que me sucede.
Se siente extraño, es como si le estuviera relatando una historia horripilante a alguien, una historia en donde yo soy protagonista; un protagonista muy desafortunado.
¿Será posible... Que alguien me esté escuchando, leyendo, o quizá viendo en una realidad distinta?
Al analizar lo que me ha llevado a esta conclusión, me percato de que estoy narrando lo que yo hago, digo, y además lo que los demás me dicen; también, lo que me ha llevado a este encuentro con Bifimglich (esta idea está descartada). Pero aún así, no puedo dejar de imaginar a una persona leyendo esto, juzgando mis acciones, y por si fuera poco, sintiéndose como un ser superior, que se puede saltar desde el inicio hasta el final de mi historia.
¿Me haría todo más sencillo eso? ¿Hablar con alguien más dentro de mis pensamientos?
Bifimglich aparece caminando por la puerta. No como una copia mía, ni la réplica de Sally, tampoco como el anciano; sino como un joven-más o menos de mi edad- con el cabello castaño oscuro y un poco Moreno, alto y con unos jeans  negros; la figura de un chico atractivo.
Se acerca y me sonríe. Me mira de pies a cabeza, y me hecha en cara mi enamoramiento hacia Sally.
-El amor no es lo tuyo, ¿sabes?- me comenta sínicamente- ¿No quieres pedir nada más? ¿Inmortalidad? Puedo concederte habilidad para todo lo que necesites, puedo responder cualquier duda que tengas. Puedo conseguirte algún bien material.
-¿Te metiste en mis pesadillas? Las que tuve antes de que ella viniera.
-En la primera no tuve nada que ver, pero en la segunda si. Quería saber cómo te comportarías con esa chica si te besara. Necesitas compañía urgente.- dice burlándose de mí.
Avergonzado, me doy media vuelta. ¿Qué pasa conmigo? Yo mismo admití que el amor es un sentimiento innecesario, pero no tomé en cuenta algo importante. Sigo pensando que el amor es un sentimiento innecesario, sí, pero no inevitable. Soy un ser viviente, específicamente: un humano, y al parecer los humanos adoptamos ese sentimiento como una especie de evolución. Si amas a alguien, no lo querrás matar, y lo protegerás a toda costa. El amor, para mí, es un método de defensa, ya que "el amor es una promesa" de lealtad y de cuidado.
-¿Así que necesito compañía, eh?- respondo- Está bien, quiero que hagas algo. Quiero que actúes como un amigo frente a todos, así que hay que salir a dar una vuelta.
-Una petición demasiado extraña- dice con sorpresa- pero está más que implícito que lo haré.

Un simple tratoWhere stories live. Discover now