Sintió el vacío interno que siempre deja terminar un libro. Pasó sus manos sobre la portada de aquel volumen que su padre le había ordenado leer. Había pasado los últimos días estudiándolo. Pasó los dedos por los relieves de la pasta dura, era un libro grande y muy pesado. Se inclinó hacia atrás y observó por un momento el estudio de su casa. No se veían las paredes, los libreros lo cubrían todo. Cientos o miles de ejemplares lo rodeaban, los había de todos los tipos y de todos los temas, desde aquellos que destrozan el alma con cada una de las palabras que narraban, hasta aquellos dedicados a todos los estudiosos que necesitan consultar temas diversos. Giró la silla hacia la ventana que tenía tras él, y observó los jardines de su mansión, algunos trabajadores se dedicaban a limpiar los caminos cubiertos por una imitación de duela en color haya. Los árboles artificiales, eran tan grandes y frondosos como los naturales, sus hojas danzaban en compañía del viento. Su mente volvía al libro, dando vueltas por cada uno de los capítulos que había leído. "La historia moderna del mundo". Una historia que por supuesto conocía, pero que estaba tan llena de detalles que tal vez el resto del mundo jamás llegue siquiera a sospechar. Todo ha estado planeado desde el principio, nada ha sido un accidente. Se había dado cuenta de que el mundo era un gran pasillo oscuro, por donde la humanidad ha tenido que caminar iluminada con un vela, viendo cada paso que da, pero sin percatarse de lo que hay a su alrededor, sin poder ver lo que ha dejado atrás, y sin tener idea de a donde va. Pero hay quienes no se encuentran en ese pasillo, hay quienes diseñan ese pasillo y llevan al resto a través de él.
La historia moderna del mundo. Sin duda fascinante, todo lo que se ha tenido que hacer por el bien de la humanidad pero que muy pocos llegarían a entender. No podía ni imaginarse lo que pasaría si esto saliera a la luz.
La modernidad llegó poco antes del siglo XX, y para este momento ya nos encontrábamos prácticamente a la mitad del camino de llegar al siglo XXX, pero fue ahí donde todo comenzó.
Casi a finales del siglo XIX la revolución industrial comenzaba a cambiar el mundo. El ferrocarril comunicaba a las personas con una velocidad nunca antes vista en la historia de la humanidad. La electricidad iluminaba las ciudades principales, y la industrialización aceleraba el proceso de producción de todo tipo de productos que las personas consumían. Todo indicaba que el mundo se convertiría en un lugar mejor para vivir. Pero el ser humano es una bestia con sed y hambre que jamás logrará satisfacerse a sí mismo.
Cuando el siglo XX comenzó, la modernidad ya daba sus primeros pasos, pero una gran guerra, la primera, desató la furia de los países más poderosos. No duró mucho, pero abrió una herida en el ego de muchos que difícilmente podría cerrarse. Luego llegó la segunda gran guerra, la cual fue peor. El antiguo continente que en ese entonces era conocido como Europa quedó devastado, las ciudades estaba destruidas y la gente moría de hambre. Mucha gente había quedado sin hogar, y la economía estaba por los suelos. El ser humano es una criatura curiosa, realmente curiosa, que puede lograr grandes cosas pero que también puede llegar a ser muy estúpida. El mundo parecía haber sido arruinado, la maldad de unos cuantos había hecho que el resto se destruyera entre ellos, tantas fueron las personas que sufrieron, millones que por no decir "no" a los grandes líderes lo perdieron todo. Por supuesto, la gran guerra no afectó a todos, lo más ricos se volvieron más ricos, la industria del acero y los bancos crecieron su capital a niveles estratosféricos, sin que nadie dijera nada. Y después de todo aquello, cuando parecía ser el final, terminó por convertirse en un comienzo. Las personas se unieron, se dieron cuenta de que los buenos eran más, y se ayudaron unos a otros, la modernidad y la industrialización ayudaron a reconstruir el mundo de una manera más rápida y eficiente. Los sistemas constructivos de las viviendas se hicieron de prefabricados y a base de concreto armado lo que aceleró por mucho el proceso. Las viviendas en masa llegaron para dar hogar a miles y millones de personas de una manera rápida. Los productos también se producían en masa, en fábricas y se transportaba por ferrocarril. El mundo comenzaba a brillar nuevamente. Pero cuando la luz brilla demasiado, se vuelve más visible para los demonios.