Capítulo 8: Noche.

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¿Enserio?, ¿Trabajar para él? Por todos los... ¡Oh! Es el mejor día de mi vida. Lo miré con ojos bien abiertos y con una sonrisa de oreja a oreja. No dije nada, así que solo lo abracé fuertemente.

-Gracias...

*** Años después ***

-¡Hey! ¡Despierta!, ya es hora de irnos.- Pitch dijo mientras me sacudía los hombros, pues estaba acostada en la cama dormida.

-Dame un hora...- Agarre las cobijas y me tapé hasta la cabeza con ellas.

-Hmm...

Pitch invocó las arenas negras y me sacó abruptamente de la cama. Removió las cobijas y me jaló de los tobillos. Me puso de cabeza frente a él. Apenas sí veía, pues todo era borroso. A nadie le gusta que lo saquen de la nada de la cama.

Me miró con una cara seria.- Dije es hora de irnos...

-Está bien, ya bájame. Ya, ya...- Él me bajó y me puso en el suelo. Las arenas me soltaron y desaparecieron. Me cambié rápido de ropa.

En realidad trabaja para él, pero asustando a niños o adultos. Yo era el cebo y él hacía el resto. Yo atraía a la gente hacia mí, para que luego desapareciera entre las sombras gracias a Pitch y luego él absorbiera su miedo. Siempre lo hacíamos de noche, ya que eran las mejores horas para asustar.

Al principio este trabajo era difícil, porque nuestra jornada es de noche y se supone que yo debo dormir. De todos modos, terminé acostumbrándome. La noche me resultó más hermosa que el amanecer.

Hoy íbamos ir a las zonas más oscuras y, según la gente, de las más peligrosas de la ciudad. Ese era uno de los lugares favoritos de Pitch.

-Ya sabes que hacer...- Me dijo él con un guiño.

-Sí, tengo que ser la damisela en peligro.- Dije con un sarcástico tono de emoción.- Yahoo..

-Oye, anímate.- Me dio un toque con su hombro.- Si nos va bien, te juro que te compensaré.

Eso decía siempre, pero nunca me llevaba a ningún lado. En fin, trabajo es trabajo.- Está bien, andando.

Él desapareció entre las sombras y yo me fui a buscar a las próximas víctimas. A unos cuantos pasos de donde me encontraba, miré una pandilla vandalizando un carro. Le quitaban los rines y los vidrios.

El plan era simple: acercarme a ellos, llamar de alguna manera su atención y ¡BOOM! Pitch los atrapa y todos felices.

-¡Oigan!- Ellos voltearon hacia mí.- ¿Podrían ayudarme con algo? Estoy buscando una dirección.

Un par de ellos sonrieron y el resto comenzó a susurrar entre ellos. Todos se acercaron. Oía sus risas y comentarios nada agradables a mis espaldas. Uno de ellos, parecía ser el líder, se me acercó.

-¿Qué te trae aquí, gatita?- Dijo invadiendo mi espacio personal.

-Amm... Yo... Estoy buscando los apartamentos de la 5ta.- Dije en un tono inocente. A decir verdad, esto de actuar se me da bastante bien.

-Vale gatita. No están muy lejos de aquí.- Rodeó su brazo por mi espalda.- Si quieres puedo llevarte allá. ¿No es así, muchachos?

Todos rieron y susurraban cosas que no podía distinguir.

-Quizá darte un tour por este lugar... ¿Te paree bien, gatita?

-Sí, vayamos todos.

Comenzamos a caminar, hasta llegar a los supuestos apartamentos. Pero en realidad, necesitaba llevarlos al callejón que está a lado.

-¿Disculpa...?

-¿Qué pasa, gatita?- Su brazo seguía rodeándole la espalda.

-¿Podríamos detenernos en esté callejón? Me gustaría mostrarles a todos algo...- Mencioné esa última oración en un tono incitador.

-Claro. Lo que quieras, gatita.

Llegamos al callejón. Estaba muy oscuro. Excelente, así es como a Pitch le gustan. Ellos rodearon la salida y yo me encontraba pegada hacia la pared.

-Bien, gatita, muéstranos lo que quieras...

Sin decir nada, las arenas negras de Pitch me rodearon y desaparecí ante sus ojos. Ellos se quedaron confundidos. De pronto, las mismas arenas, los cubrieron en una esfera. De ahí, ya no sabía que hacía Pitch. Nunca miraba desde adentro, solo desde afuera. Oía gritos, pero no les daba importancia. Los miraba desde lo alto del callejón.

Unos momentos después, las arenas desaparecieron. Los hombres se encontraban en el suelo, parecían noqueados. Pitch apareció a un lado mio.

-¿Listo?-Le pregunté sin dejar de ver los hombres en el suelo. De reojo miré que asintió con la cabeza.- Ok, ahora ¿quién sigue?

-Nadie.- Volteé a verlo extrañada.- Conseguiste una pandilla numerosa y aunque no lo creas, su miedo era bastante grande.- Reí.

-Es curioso, como aparentan ser tan machos, pero son unos niños indefensos por dentro.

-Hm.. Algo así.- Él también sonrió. Se irguió y acerco su mano hacia mí.- Hora de irnos, gatita.

Me reí por como se llamó.- No empieces con tus apodos.- Dije sin dejar de reír.

Tomé su mano y nos fuimos.

El viaje tomó más de lo esperado. Cuando aterrizamos, el paisaje frente a mis ojos era diferente. No estábamos en casa, mucho menos cerca de la ciudad. Yo no sabía que decir, porque quedé maravillada por la vista. Solté su mano y fui acercándome poco a poco.

-Te dije que te lo compensaría.- Dijo Pitch.

Sonreí y me senté sobre la arena. Dejé que el agua mojara mis pies.

-El paisaje es más bonito de lo que pensé, y mucho más de noche.- La luna estaba en su máximo esplendor. Iluminaba el mar y la arena.

-Lo bueno de venir a estas horas, es que no hay nadie.- Se sentó a mi lado.

-Cierto. Los turistas casi siempre arruinan todo.- Ambos quedamos en silencio para ver el paisaje. Me siento culpable por haber pensado lo que pensé de Pitch. No sé que le ocurre. Dudo mucho que está ocasión sea por mi cumpleaños, porque es dentro de 10 meses.

-Puedo preguntar ¿por qué estamos aquí?- Hice la pregunta mirándolo. No respondió, solo sonrió para sí mismo. Yo puse una leve sonrisa en mis labios.- Oye, dime...- Empuje mi brazo levemente hacia él.

-Deja de preguntar tantas cosas, solo disfruta de la ocasión, ¿Ok?- Tuvo razón. Siempre pregunto por todo y nunca me doy un respiro. Debería quitarme la costumbre de preguntar por todo.

No decíamos nada y hasta eso, no nos resultaba para nada incómodo. Compartíamos el hábito de decir todo con el silencio. Sea cual sea la razón por la que me trajo, nunca lo olvidaré.

Darkness (Pitch Black x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora