Como era de esperarse, el camino a la torre de Vita fue incómodo y en silencio. Sabía que Vita hallaría una manera de romper el hielo, pero ni ella sabía cómo. Mi dolor, mi aflicción era duro en mi pecho. Es como si el corazón se hubiese petrificado. Sin mencionar que de tantas lágrimas que he derramado, siento que mis mejillas tienen grietas; marcando el camino que éstas han hecho. La cabeza me dada vueltas junto con un dolor punzante tanto en la sien, en los parpados y en la nuca. Mis noches de lágrimas cuando vivía sola, no se compara en nada con el dolor de ahora.
Una vez ya en la torre, Vita ofreció un banquete de lo que yo quisiera. Incluso me ofreció carne. Admiré el gran esfuerzo que hizo y que hará para preparar la carne. Acepté. Dicho esto, le notifiqué a ella que iba a tomar un baño, pues sentía el agua salada de mi llanto en todo el cuerpo. Me sentía sucia. Tal vez, el agua se lleve todas las penas.
Dentro de la bañera, dejé el agua me cubriera toda. El sonido de la presión del agua sobre mis oídos resultó ser lo más tranquilizante que haya experimentado hasta ahora. Sin embargo no callaban las voces en mi cabeza; éstas buscaban desesperadamente una explicación de lo sucedido.
Merezco una explicación. Deben explicármelo. ¡Quiero escucharlo de él! ¡Quiero escucharlo! ¿Fui yo, él, los guardianes? ¿A quién debo culpar? ¿Vita sabrá algo? No sé nada y no puedo asegurar nada. No hasta tener una explicación.
Después de estar sumergida en agua reflexionando sobre lo ocurrido y haberme puesto ropa limpia, el olor a carne cocida llenaba la torre y provocaba que mis tripas rugiesen como un gato en celo. Llegué al comedor y diferentes tipos de cortes de carne lo llenaban. Vita desde el otro lado me mirada feliz, pero una sutil señal de duda se asomaba en su expresión. Buscaba mi aprobación. ¿Esto te hace feliz? No pude evitar sonreír.
-Gracias. – Le dije. El resto del día pasó normalmente.
Sea lo que me depare mañana, estoy lista.
De camino al juicio, me sentía... mejor. Después de comer reflexioné un poco más. En dado caso de que me desmemoricen, me di cuenta de que no hay necesidad de seguir triste y lamentándome por las palabras hirientes de Pitch. Acepto mi destino (sea cual sea). A fin y al cabo, olvidaré todo esto. Claro, los extrañaré, pero... creo que es lo mejor. ¿Mantener conocimiento de esto y ser triste, o vivir en el olvido y ser feliz? La respuesta es muy obvia.
Sin embargo... si no lo hacen, entonces hallaré un modo. Siempre lo hago.
Llegué a mi asiento y, poco a poco, los guardianes llegaban. La mayoría de ellos no se daban cuenta que ya estaba ahí o, simplemente, ignoraban mi presencia. Un momento después, Vita llegó conmigo.
-Ven conmigo. Rápido, antes de que las ánimas dejen de hacerse de la vista gorda. – Dijo esto mientras tomaba mi mano y me jalaba hacia ella para ir a otro lugar. Efectivamente, salimos del palacio apresuradamente. Nos escondimos detrás de una pared; era como un callejón oscuro. Nadie sabría que estábamos ahí. – No te vayas a mover y no respires agitadamente. – Dicho esto, me tomó por ambas manos y una serie de ramas verdes brillantes nos envolvieron. Decidí cerrar los ojos, pues la ventisca era muy fuerte y hacía que los ojos me ardieran. Pasados unos segundos, Vita pidió que abriera los ojos. Antes de abrirlos, sabía que estábamos en otra parte; el sonido que envolvía el lugar donde se llevaba a cabo el juicio, desapareció. Al igual que la iluminación parecía ser diferente. Cuando los abrí, divisé el lugar con mucha más claridad. Estaba a unos escalones frente a la puerta de la celda de Pitch, justo en el sótano del palacio de Hombre de la Luna. Un gran enojo llenó mi cuerpo. Éste casi se convertía en ira sino fuese porque Vita habló primero.
-Antes de que te molestes aún más, déjame explicar rápido. – Tomó un gran sorbo de aire para soltar palabras de la manera más apremiante posible. – Ayer, mientras dormías, Pitch se proyectó frente a mí. Pedía verte lo antes posible. Yo dije me negué a escucharlo, porque te lastimó. Sin embargo, siguió insistiendo y... bueno, me había hartado. Al final acepté. Acepté llevarte aquí, pero tú decides: ¿Quieres verlo?
Volteé a ver la puerta como si tuviese la respuesta en ella. – Sí. – Dije.
-Ve con él. Volveré en un rato más. – Dicho esto, acarició mi cabello, dio media vuelta y se dirigió a la entrada de la planta baja del palacio. – ¡Apresúrate, Pitch Black! – Dijo ella desde la planta superior. Empujé la puerta de la celda y ahí estaba él; mirando la pared detrás de él. Giró su cabeza para mirarme. Se veía desesperado y devastado. Su apariencia era descuidada. Parecía no haber tenido descanso en días. Él tomó mi mano. Y yo lo hice también con cierto grado de desconfianza.
-Mereces una explicación. Lo sé, lo sé. Tienes todo el derecho de estar enojada. – Dijo mientras ponía en su rostro una mirada seria. – Si engañaba a Milán, la condena de desmemorización se anularía, o al menos eso deben de tener en mente. Está en las reglas. Te herí y... bueno, no era la manera. Pensé que entenderías el mensaje detrás. – Mientras él justificaba sus razones de las acciones del día anterior, yo luchaba por no mostrar lágrimas. ¿Entender? Tienes razón en que esa no fue la manera, pero ¿sabes que se siente que el mismo cupido te diga que la persona por la que te desenvolvías no maneja los mismos sentimientos hacia ti? La batalla interna me destruía y me despedazaba lentamente. Era similar a una tortura. – (...), debo preguntarte algo. Es difícil para mí decir esto ¿sabes? – Tomó un gran respiro. - ¿Podrás perdonarme? – Era peligroso decir algo. Si lo hacía, mi voz se quebraría y comenzaría a llorar. Debo mostrarme fuerte. Sostuve su mano derecha con las mías. Hice que pasara por mi rostro, mentón y labios, para luego besarla tiernamente. Y, lentamente, me giraba hacia la puerta para salir de ahí. Mis manos se desprendían de las de él dulcemente; palma con palma, dedos con dedos, hasta que el último toque de nuestras yemas dedales se despidieron. Al salir, Vita ya me esperaba fuera de la celda y, sin decir nada, me llevó de regreso a donde mis verdugos aguardaban.
Era hora del veredicto final. Todos ansiaban por saber el resultado final. El ambiente era tenso e incómodo, inclusive cuando Hombre de la Luna llegó a su asiento para anunciar el final del juicio.
-Guardines, - Dijo como siempre en un tono de voz alto. Ahora que lo pienso, este hombre tiene muy buena dicción. – hoy es el último día del juicio. Durante ayer y hoy, medité sobre el resultado que ahora tengo. La crisis de exponernos frente a todos los humanos es delicada, pero tengo una solución para ello. Y, para llevarla a cabo, el destino de la humana debe de terminarse de escribir y cerrar para siempre. La humana presente de nombre (...) es sentenciada al proceso de pérdida de memoria asistida, el cual será ejecutado por mí. – De repente, toda la sangre del cuerpo cayó hacia mis pies y un escalofrío helado tuvo posesión de mi cuerpo. – Sin embargo, dicha sentencia tendrá lugar hasta que la humana haya terminado la siguiente tarea y, para esto, se dará paso a lo siguiente; en vista de que la exposición en el navegador web mundial es inevitable, la humana, durante el lapso de tiempo anunciado, escribirá a manera de novela todo lo sucedido aquí. Sin mal no lo menciono, Marketing le llaman. Este escrito será publicado y el dinero recaudado será totalmente para ella. Lo suficiente para vivir bien. Y, en cuanto a los involucrados en segundo plano, están libres. Dicho esto, ¿alguien quiere algo antes de hacerlo oficial?
Nadie dijo algo. Hombre de la luna golpeó el mallete por última vez para dar fin al juicio. Mientras todos salían, yo comencé a llorar; no por tristeza o felicidad, sino por un sentimiento de alivio con resignación. Fue complicado. Hombre de la Luna se acercó a mí, regalándome un pañuelo para secar mis lágrimas. Puso su mano en mi espalda encorvada y comenzó a dar palmaditas suaves.
-No era mi intención hacerte llorar, (...). – Sequé mis lágrimas con el pañuelo, el cual curiosamente era de color negro.
-Se equivoca. No lloro por el veredicto... es difícil de explicar, sólo sé que esto me hará sentir mejor. Pero, gracias por preocuparse. – Me levanté de mi asiento, agradecí de nuevo a Hombre de la Luna y caminé hacia la salida.
-Detente. Ven conmigo. Quiero mostrarte algo. –Volteé a verlo. Tal vez es algoimportante. Sin embargo, Pitch y Vitame esperan. – No te preocupes por tus amigos, te acompañaré a casa.
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Darkness (Pitch Black x Reader)
Romance"Cuando la gente está sola, normalmente llama a algún amigo suyo, yo no. La mayoría de la gente teme estar sola, yo no. Algunos prefieren estar solos que mal acompañados, al igual que yo." Estas son las primeras palabras que aparecen en estas pagi...