Cuando llegó el momento de despedirse, el ambiente en aquella sala se volvió silenciosa. El silencio duró poco, pues Hombre de la Luna se acercaba a la chica sin nombre, sin familia, sin educación, sin valor; justamente como él en un principio la consideraba. Luna preguntó si Pitch quería hacer algo. Cosa que Pitch dijo que no. Hizo misma pregunta a (...), respondió lo mismo que su amado. Finalmente, Luna colocó su debo índice en la frente de (...). Seguido de esto, la mirada serena y segura de la chica, se perdió, dando paso a la expresión de pérdida de memoria.
Orbs blancos salían de su cabeza y llegaban a una esfera donde serían contenidos para la eternidad. Luna escuchó pasos alejándose, así como un lamento masculino muy leve; eran de Pitch. Escuchar esto, hizo que su frialdad y profesionalismo se tambaleara. Tal cual una torre de Jenga llena de huecos. Para no detener el proceso, enfocó su atención en la expresión perdida de (...).
Grave error.
Luna ha realizado varias veces esto, pero el factor del dolor de un corazón rompiéndose, mientras el otro olvidaba a quien lo hizo latir tan fuerte, provocó que Luna se conmoviera; aquel corazón frío recordó el mismo dolor por el que su viejo amigo, Pitch, pasaba. Y, absorto en sus pensamientos, peleó en su interior por contener esas borrosas imágenes.
Una vez habiendo ganado el duelo con aquellos fragmentos de memoria, volvió a tranquilizarse. Sin embargo, cantó victoria antes de tiempo.
El proceso terminó. Todo siguió de acuerdo al plan.
Un día después, Pitch se mantuvo encerrado en su guarida todo el día y dudaba él mismo que saliera pronto. Pitch era astuto, calculador, pero no imprudente ni estúpido; varias veces, por la mente, le paso la idea de regresar al palacio de Luna, buscar a como diera lugar esa condenada esfera memórica y encontrar una manera de regresarle su memoria a (...). Pero no. Él sabía que era una decisión imprudente; pensó que lo mejor sería que las cosas fluyeran a su ritmo.
Su voluntad era admirable, pero todavía tenía esperanzas de que (...) entrara con una sonrisa a su habitación y decirle que se quedará con él por siempre. Y, para su desfortunio, llegó quien menos esperaba y el menos indicado: Milán.
-¡Hey!— Dijo Milán anunciando su llegada.— Sé que no me quieres ver, pero ya entré. Lo digo para no ver algo indecente.
-Sólo entra ya, empalagoso. — Dijo desde su habitación.
Milán entró directamente a la habitación de Pitch. Lo miró sentado en la esquina de su cama mirando hacia la nada.
-Supe lo que pasó. Iba a ir, pero siento que no me convenía. — Declaró Milán.
-Lo hubieras hecho.— Milán reaccionó al comentario de Pitch.— Vita no tuvo corazón para soportar la ida de (...). No tuve a nadie. Sufri en silencio.
-Que lástima, Black.— Milán se sentó a su lado.— Pero ya sabes lo que se dice: Algunos amores son sólo el viaje, no nuestro destino.
Pitch no dijo nada, sin embargo se sorprendió de lo adecuado de la frase. Al parecer no era tan mal consejero como se decía.
-Antes de que lo olvide,— Milán sacó una caja de metal desde su bolsillo.— Toma. Tal vez no sean los recuerdos de ella, pero son tuyos con ella. Mis querubines captan todo, así que espero que lo aprecies. Ayudará a enfrentar el duelo.
-¿Sólo viniste por esto?— Milán asintió.
-No debería decirlo, pero el Señor Luna me pidió algo parecido. En vez una caja eran una serie de trajes raros japoneses, tenían que ser de una sola manera y sólo esa manera. Es decir, soy el guardián de San Valentín, no un sastre.
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Darkness (Pitch Black x Reader)
Romance"Cuando la gente está sola, normalmente llama a algún amigo suyo, yo no. La mayoría de la gente teme estar sola, yo no. Algunos prefieren estar solos que mal acompañados, al igual que yo." Estas son las primeras palabras que aparecen en estas pagi...