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Llegué a casa a eso de las 8 p.m por un tráfico enorme, y para variar Caleb no estaba en el departamento. Dejé la puerta con llave y deposité las llaves en el cenicero. Prendí las luces del living y del pasillo. Tiré mi bolso al sillón y caminé directo a mi habitación. Saqué mi ropa y me puse una camiseta que me queda grande. Desarmé mi cama y me lancé sobre las sábanas. Miré al techo por un buen rato, mirando las sombras que se proyectaban a causa de la luz de la luna. Inhalé y solté un suspiro bruscamente. El hecho de entrevistar a Alex no me dejaba pegar ojo en toda la noche. Me obligué a dormir pero no pude hasta cerca de las 2 a.m. Caí dormida por el cansancio.

Desperté arropada hasta el cuello y con las cortinas cerradas. Tanteé mi teléfono en el velador y revisé la hora. 9:50 a.m. Me levanté de golpe tropezándome con las sábanas. Llegaré tarde. Corrí al baño y até mi cabello en una cola y encendí la ducha.

—¿Arianne?—gritó en voz alta Caleb.

—¡Ya voy!—respondí. Entré a la ducha y me lavé rápidamente. Sentí que abrían la puerta.

—¡Hoy no vas al trabajo!—habló sobre el constante ruido de la ducha. Había entrado al baño.

—¿Por qué?—me asomé entre la cortina de la ducha.

—Viene Breana, y tienes día libre, así lo pasamos con ella—se encogió de hombros y me sonrío. Le sonreí de vuelta y seguí duchandome. —Te espero para que la vayamos a buscar al aeropuerto—salió del baño y cerró la puerta. Me bañé rápido y me vestí con algo básico. Jeans azules rasgados, mis Adidas Superstar blancas, una camiseta blanca y mi chaqueta de jeans. Cepillé mi cabello grisáceo y lo dejé desparramado por mis hombros. Me maquillé ligeramente y tomé mi teléfono junto a mi billetera. Guardé cada cosa en los bolsillos de mi chaqueta y salí de mi habitación. Caminé hacia la puerta y tomé mis llaves. Estaba nublado, pero no creo que llueva.

—¿Vamos?—Caleb se levantó del sillón y caminó hacia mi. Salí y llamé el acensor mientras Caleb cerraba la puerta. Bajamos en el ascensor y caminamos hasta el auto en silencio. Me senté de copiloto y abroché mi cinturón. Recordé lo de Alex y mi ánimo bajó. Mantuve la vista fija al frente mientras Caleb manejaba. ¿Me diría algo sobre lo que pasó entre nosotros? No lo sabía. Quizás el lo haya superado. Obviamente lo hizo, o si no, no tendría novia. Maldita sea, ¿en qué me he metido?

—¿Qué pasa?—Caleb me miraba mientras manejaba. Sacudí mi cabeza y alejé los pensamientos de Alex. —¿Quieres hablar sobre eso?—Caleb me conocía bastante, como para saber que algo me sucedía. Suspiré y cerré mis ojos.

—Me tocó hacer otra entrevista en el trabajo—miré hacia la ventana y apoyé mi cara en mi puño derecho.

—¿Bueno o malo?

—Es a Alex y a Miles.

—Oh.

Ahí terminó la conversación. Caleb abrió la boca e intentó decir algo, pero luego la cerró y suspiró. Fijé mi mirada en el camino nuevamente mientras Melanie Martínez sonaba de fondo en el auto. De ves en cuando tarareaba la canción Training Wheels mientras miraba por la ventana. Los edificios se alzaban hasta el cielo mientras manejábamos por las grandes avenidas. En un instante llegamos a la carretera y los árboles cubrían el borde del camino. Divisé la blanca infraestructura del aeropuerto entre la copa de los árboles.

—Llegamos—dijo Caleb poniendo el freno de mano. Estacionamos el auto en la entrada, bajamos del auto y caminamos dentro del aeropuerto. Estaba casi vacío, a excepción de unas personas y familias. Caminamos hasta unos bancos dentro del aeropuerto y nos sentamos. Saqué mi teléfono del bolsillo y revisé si habían llamadas. Nada. Giré el teléfono entre mis dedos mientras golpeteaba mi suela contra las baldosas nerviosamente. Apoyé mi codo en mi pierna y reposé mi mentón en mi puño. Miré a todos lados buscando la cara de Breana, pero no había caso. Mi teléfono comenzó a vibrar en mis manos. Contesté.

—¿Hola?—acerqué el teléfono a mi oreja.

Detrás tuyo—me giré y vi la cara de Breana muy cerca mío. Me sobresalte y sonreí. Ella se rió y me abrazó. Le devolví el abrazo con fuerza mientras que su corto cabello hacia cosquillas en mi cara. Me separé de ella y refregué sus brazos con energía, dándole calor. Ella caminó hacia Caleb y lo envolvió en un abrazo. Se separaron y rieron.

—Ahora si, vamos—dijo Caleb quitándole la maleta a Breana. Rodeé los hombros de Breana mientras hablábamos de su vida. Caminamos hasta el auto y yo me senté de copiloto, Breana atrás. Ella se desplomó en los asientos y soltó un suspiro.

—Me duele el trasero—gruñó sacandose el cabello de la cara y masajeandose el trasero. Con Caleb nos reímos y salimos del aeropuerto.

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—Quiero un expreso con leche y unos panqueques—pidió Breana y cerró el libro. Deposité el libro en la mesa y revisé mi teléfono. Habíamos ido a un café luego de salir del aeropuerto y luego iríamos a nuestro departamento a hacer alguna cosa. Supongo que a dormir. Recibí un mensaje de Chris.

Ojalá estés teniendo un lindo día, preciosa, te quiero<3

Sonreí y le respondí.

Ojalá tu también, te quiero más<3.<3

—Así que—levanté la mirada mientras bloqueaba el teléfono, dejándolo sobre la mesa. Breana juntó sus manos sobre la mesa. —Cuéntame que ha sido de tu vida, Leb—miro a Caleb y sonrío sin mostrar los dientes. El se encogió de hombros y depositó sus manos en su regazo.

—Nada interesante—rió. Ellos siguieron hablando mientras yo escuchaba atentamente su conversación. Luego recordé a Alex y me perdí en mis pensamientos. Un día. Mañana sería la entrevista. ¿Cómo reaccionaría él? ¿me reconocería? después de tanto tiempo, dudo que me reconozca.

—Eh, Arianne—Breana me habló y miró hacia mi lado. Me giré y la camarera depositó mi orden frente a mi y luego la de los chicos, retirándose en silencio no sin antes hacer una ligera reverencia. Bebí de mi chocolate caliente, rodeando la taza con mis manos, traspasando el calor de la cerámica a mis manos. Conversamos y reímos por un buen rato hasta que decidimos volver al departamento. Abrí la puerta y Breana se lanzó al sillón, estampando su cara contra la almohada. Murmuró algo que no entendí y caminé hacia la cocina. Me serví un vaso de agua y dejé que el líquido frío recorriera mi garganta. Dejé el vaso en el lavavajillas y caminé hacia el salón. Breana se había quedado dormida. Sonreí enternecida y caminé al balcón. Cerré la puerta de vidrio detrás de mi y la brisa golpeó mi cuerpo. Me apoyé en la barandilla grisácea y cargué mi peso en mis brazos. Miré hacia la calle, estaba obscureciendo lentamente y las estrellas ya salían de su hogar para iluminar el cielo nocturno. El viento alborotaba mi cabello ligeramente y mi ropa se movía de lado a lado. Cerré mis ojos y dejé que el sonido de los autos inundara mis oídos. Caleb me interrumpió.

—Psst.

Me giré y vi a Caleb asomado entre la puerta del balcón, parado al lado de una Breana toda enredada entre sus manos y pies. Mordí mi labio para aguantar la risa y me acerqué silenciosamente. Caleb me hizo señas para que la levantáramos y yo asentí. Tomé sus dos piernas y la levanté ligeramente. Caleb pasó sus manos por sus antebrazos y la levantó. Caminamos hasta la habitación que le había preparado a Breana y la depositamos suavemente. Caleb salió de la habitación y yo arropé a Breana, cerrando las cortinas de su habitación y abriendo la ventana. Salí en completo silencio de la habitación y caminé hacia el salón. Caleb se había ido a dormir y yo me quedé en el salón, sentada y mirando a la nada, mientras sonaba la televisión de fondo. Sacudí mi cabeza y apagué la televisión, apagando las pocas luces encendidas. Caminé hacia mi habitación y me puse pijama. Me deslicé entre las sábanas y fijé mi vista en el techo, quedándome dormida de a poco.

Señorita [DMAF#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora