c a t o r c e

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Me lancé al sillón con cuidado y Alex se dejó caer a mi lado. Los chicos se habían ido hace unos minutos, y había ayudado a Alex con los platos sucios. Alex rodeó mi hombro y soltó un suspiro.

—¿Qué quieres hacer?—acarició mi cabello. Yo apoyé mi cabeza en su hombro y me encogí de hombros.

—Quizás quedarnos así—lo miré y sonreí. El besó mi nariz y asintió.

—Por mi está bien—dijo y me apretó más a el. Me acurruqué contra su pecho de manera que mi hombro izquierdo no quedaba bajo presión y cerré mis ojos. El silencio inundó la casa y sólo se escuchaba el relajante canto de los pájaros en el patio trasero. El pecho de Alex subía y bajaba lentamente a medida que respiraba y acariciaba mi cabello sin detenerse.

—¿Me quieres?—susurré mirando un punto fijo en la pared. Alex dejó de acariciar mi cabello y sentí su mirada sobre mi. Sentí que mi pregunta lo había tomado por sorpresa.

—Si, y mucho—comenzó a acariciar mi cabello nuevamente. Me enderecé y lo miré. Unos mechones de cabello caían sobre su cara, que los quité con mi mano.

—¿De verdad?—me miró a los ojos y sonrió sin mostrar sus dientes. Asintió y llevó su mano a mi mejilla para acariciarla suavemente.

—Te amo—susurró y me besó suavemente. Apoyé mis manos en su pecho y me acerqué más a el. Cerré mis ojos y separé mis labios de los suyos, me acurruqué contra su pecho y puse mis piernas sobre su regazo. Cerré mis ojos y caí dormida con las caricias que Alex hacia en mi cabello.

Desperté unas horas después con el ruido de la televisión. Me incorporé y bostecé mirando hacia afuera. Ya estaba oscureciendo.

—Buenos días bella durmiente—dijo Alex burlón mientras se estiraba al igual que yo. Le sonreí algo adormilada y me acosté en sus piernas. Alex miraba hacia abajo con una sonrisa mientras acariciaba todas las partes de mi cara.

—Tengo hambre—alineé mis labios y fruncí el ceño. Me enderecé y miré a Alex.

—Vamos a comprar algo—dijo apoyando sus puños en el sillón para levantarse. Seguidamente, me ayudó a mi y subió las escaleras de dos en dos. Apagué la televisión y me crucé de brazos, luego de unos segundos Alex bajó con una chaqueta larga y negra y traía en la mano otra chaqueta blanca. Se detuvo frente a mi y la estiró.

—Déjame ayudarte—dijo y me di la vuelta. Metí el brazo izquierdo en la manga y Alex subió la chaqueta lentamente, teniendo cuidado con mi hombro herido. La manga derecha me la puse sin dificultad, luego, abrochó todos los botones de la chaqueta y me sonrió. Le devolví la sonrisa y me dio un piquito, luego me tomó de la mano y me guió fuera de la casa.

—¿Vamos en auto o a pie?—dijo deteniéndose al lado del auto.

—Caminemos—dije y comencé a caminar, con Alex siguiéndome el paso.
Salimos de la residencia y nos dirigimos al supermercado que estaba a unas cuadras de la casa de Alex. Sólo se escuchaba el ruido del choque de nuestras suelas contra el pavimento, y de vez en cuando, el motor de un auto que pasaba al lado de nosotros por la calle. Varias casas se amontonaban a los lados de la calle, algunas con las luces encendidas y otras no. Miré a Alex y el me miró de vuelta sonriente. Le devolví la sonrisa y volví a mirar al frente, poca gente caminaba por las veredas a medida que la oscuridad aumentaba. Divisé el iluminado supermercado a la distancia. Luego de unos segundos, entrábamos por la puerta automática de este y nos dirigíamos al pasillo de la comida.

—Iré a buscar un canasto, ya vuelvo—dijo Alex volviendo a la entrada.

—Te espero en el pasillo de la comida—le exclamé y solté la mano de Alex para dirigirme dentro de los pasillos. El supermercado estaba desierto, a excepción de dos cajeras que conversaban alegremente y el guardia que parecía estatua parado en la entrada. Caminé por un largo pasillo y doblé a la derecha, entrando al pasillo de los dulces y chatarras. Me detuve y mi corazón comenzó a acelerarse, mis manos comenzaron a temblar notoriamente y todo el aire salió de mis pulmones. Era Tom, tomado de la mano con Taylor, y caminaban en mi dirección, sin embargo, aún no se daban cuenta de mi presencia. Me di vuelta y caminé en silencio, intentando no ser descubierta. Fue en vano.

Señorita [DMAF#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora