n u e v e

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Me separo de él y lo miro, aún sintiendo el olor de su perfume mezclado con el olor de cigarrillo. El coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja y me abraza.

—¿Me perdonas, Arianne?—sostuvo mis manos y las frotó suavemente con sus pulgares. Asentí sollozando ligeramente y lo abracé de nuevo, el besó mi cabeza y frotó mi espalda con sus manos. Me separé de él, notando su camisa mojada y reí mientras lloraba. Sequé mis lágrimas con mis manos y miré a Alex que me sonreía, le devolví la sonrisa y limpié mis manos en mi pantalón.

—¿Quieres que te lleve a tu casa?—frotó mi brazo y yo asentí efusivamente. Necesitaba dormir, y tenía frío. Tomé la mano de Alex algo dudosa y el entrelazó nuestros dedos, causando que una chispa de electricidad recorriera mi cuerpo, estremeciéndome de pies a cabeza. Me sentía enamorada, como la primera vez que lo conocí, intenté no recordar los malos momentos que pasé con él y quedarme con los buenos que pasamos juntos. Nos detuvimos frente a su auto plateado, el me abrió la puerta del copiloto y entré con una pequeña sonrisa en mi cara. Alex rodeó el auto en la oscuridad y se subió en silencio, colocó las llaves en el contacto y encendió el auto. Me miró y sonrío.

—¿Cuál es la dirección?—dijo mientras salía del estacionamiento. Reí mientras recordaba donde estaba, sólo a unas cuadras de mi departamento.

—Sigue por aquí a la izquierda y a la segunda calle vuelves a doblar a la izquierda—lo miré, el levantó una ceja y rió, mirando al frente. En menos de cinco minutos estábamos frente a mi edificio. Me despedí de Alex con un piquito y me bajé del auto, reprimiendo mi felicidad. Tomé el ascensor y entré al departamento en silencio. No había nadie en el salón, probablemente los chicos estaban durmiendo. Caminé hacia mi habitación y cerré la puerta con llave, así nadie me despertaba en la mañana. Me coloqué el pijama y me acosté a dormir, cayendo dormida al instante.

Abrí mis ojos, encontrando sólo oscuridad frente a mi. Intenté levantarme, pero mis pies y manos estaban amarradas, inmovilizándome. Miré a todos lados, desesperada, y me encontré con la silueta de una mujer a mi lado. Una bombilla se encendió sobre mi cabeza, iluminando la habitación y revelando la persona a mi lado. Era Taylor, y su sonrisa sádica envió un escalofrío por mi espalda, sacó de su bolsillo una pistola y colocó el cañón en mi sien, presionándolo con fuerza. Intenté gritar, pero no salía nada, sólo silencio. Las palabras se resbalaban de mi boca.

—Eso pasa por robarme a Alex—susurró en mi oído y jaló el gatillo. Se supone que debía despertar, pero no es así, me vi a mi misma caer al suelo sin vida, mientras Taylor reía de una manera malévola. Me desperté sobresaltada e intenté calmar mi respiración, la luz del día golpeó mi cara, cegándome. Volví a acostarme respirando lentamente y refregué mis ojos. Era una pesadilla. Me levanté de la cama y me coloqué unas pantuflas y un suéter que era más grande que yo. Lavé mi cara y abrí la puerta de mi habitación, me asomé por el pasillo y no había nadie, así que caminé en silencio hacia el salón. No había nadie en el departamento. Caminé hacia la mesa del comedor, donde reposaba una nota adhesiva de color celeste.

Fuimos de compras con Leb, te dejamos algunos postres del babyshower

Ah, y me debes una explicación sobre lo que hay en la cocina

-Bri

Fruncí el ceño y caminé hacia la cocina, arrugando la notita en mi mano. Ahogué un grito cuando entré a la cocina y sonreí instantáneamente. Una canasta llena de flores estaba sobre la encimera, con una notita entre los pétalos de una rosa amarilla.

Te iré a buscar a las 4 p.m, vístete como quieras, de cualquier forma te verás hermosa. Te debo una gran explicación, y este es el momento para dártela.

Señorita [DMAF#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora