d i e s c i s i e t e

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Unos pasos sonaron fuera del granero y abrieron la puerta. Abrí mis ojos de golpe e intenté levantarme en vano. No tenía noción del tiempo, pero parece que era de día.

—Levántate—Tom dijo y me levantó del suelo bruscamente.

—¿Por qué haces esto?—dije forcejeando contra él mientras me levantaba del pasto seco. El me zarandeo y me sostuvo fuertemente, para que dejara de moverme.

—Necesitamos el dinero, al menos, yo—dijo y me empujó fuera del granero. Fruncí el ceño.

—¿Cuánto quieres? Yo puedo dártelo—dije y comencé a forcejear contra el, nuevamente.

—No te diré—logró sacarme del granero y me llevó a una pequeña cabaña. Me guió dentro de los estrechos pasillos de la pequeña casa y al final del pasillo, Taylor me esperaba en la puerta de una habitación. La abrió y Tom me tiró dentro, luego, cerraron la puerta con llave. Examiné la habitación, tenía un colchón gastado en el suelo, con unas mantas y una almohada, en una esquina había una mesa de noche y una silla. No había ningún otro mueble en la habitación, y aparte, había un baño. La única ventana daba al bosque, y más encima, estaba enrejada. Forcejeé contra las ataduras en mis muñecas hasta que deshice el nudo y cedieron. Hice lo mismo con la cuerda en mis pies y me levanté. Entré al baño, donde también había una pequeña ventana con rejas. Había un lavamanos, un retrete y un espejo, miré mi reflejo y di un paso atrás. La persona reflejada era diferente a la imagen que tenía de mi. Esta persona tenía un aspecto desastroso, tenía el cabello alborotado, bolsas bajo los ojos y múltiples moretones en las mejillas y mandíbula. Pasé mi mano temblorosamente sobre los moretones suavemente y suspiré. Me alejé del espejo y caminé hacia la puerta de la habitación, intenté abrirla pero las cerraduras lo impedían, embestí la puerta con toda mi fuerza, pero no cedió, en cambio, me hice daño en el hombro. Me di vuelta y miré la habitación de la cabaña. Esta vez, una idea llegó a mi cabeza y levanté las comisuras de mis labios en una pequeña sonrisa. Las paredes de la habitación eran de madera, y antes de entrar a la cabaña, noté que las paredes exteriores también estaban hechas de madera, por lo que no había concreto en ninguna parte. Un mueble pesado podría hacer pedazos la madera, pero eso haría mucho ruido, en cambio, necesitaba algo afilado. ¿Algo como qué? En ese momento, pasos se escucharon al otro lado de la puerta. Bien podría derribar la puerta, en ves de la pared. Sacudí mi cabeza y me alejé de la puerta, esperando a alguien. Las cerraduras sonaron y la puerta se abrió. De inmediato, el cañón de una pistola se posó entre mis cejas.

—Quietísima, cariño—dijo Taylor, moviendo la pistola de mi cara hacia mi hombro herido y presionando esta en mi herida, obligándome a colocarme en cuclillas. Dejó un plato de comida en el suelo y se enderezó, sin dejar de apuntarme, y se colocó en el marco de la puerta abierta.

—Será mejor que no intentes nada, cielo; tu mejor aliado es el tiempo y la paciencia—dicho esto bajó la pistola y cerró la puerta, encerrándome de nuevo. Miré el plato de comida y fruncí el ceño. Era una simple hamburguesa con una porción de arroz. Tomé el tenedor y comencé a comer, me habían traído un cuchillo, pero no tenía filo, haciéndolo inútil. Una vez que terminé de comer, dejé el plato en la mesa de noche y me levanté. Debía pensar. ¿Algo con filo? Caminé al baño nuevamente y recorrí todo ese lugar con la mirada. No se me ocurría nada, y el miedo comenzaba a roerme por dentro. Esto no es una película Arianne, debes pensar de manera realista; no hay escapatoria, dependes de Alex.

Pero yo podía hacer esto como una película. Volví al baño y la ampolleta en mi cerebro se encendió una vez más con una nueva idea. Me acerqué al espejo y lo examiné. Podía romper el espejo, pero necesito hacer ruido para cubrir el sonido del desastre que estaría a punto de hacer. Volví al centro de la habitación y pensé un momento. Era la fuerza bruta, o el sigilo. La fuerza bruta implicaba romper la puerta con algún mueble, mientras que el sigilo podría ser llamar la atención de Taylor o Tom, y tenderles una trampa. Ambas eran extremadamente peligrosas, ya que; si hacia la fuerza bruta, haría mucho ruido, y en caso de que fallara, terminaría muerta. En el caso del sigilo, Taylor tiene una pistola, y no sabía si Tom estaba del lado de Taylor o de mi lado.

Señorita [DMAF#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora