Aurores

4.8K 313 54
                                    


—Espera, espera, espera. ¿He oído bien? ¿No es ninguna broma?

— ¡Ronald! ¡Estás hablando con el Ministro! ¡Ten algo más de respeto!

Así era. Harry, Ron y Hermione estaban sentados frente a Kingsley, en su despacho del Ministerio. Este les había invitado personalmente a venir para ofrecerles propuesta insuperable. Algo con lo que los dos muchachos llevaban soñando desde hacía tiempo.

A Kingsley no le molestó en absoluto la reacción que había tenido el pelirrojo; pues era la que habría cabido esperar.

—Nunca he hablado más enserio, Ron—le aseguró—. Quiero que vosotros tres forméis parte del departamento de Aurores.

Ron miró alternativamente a su mejor amigo y a su novia, esperando a que alguno de ellos se decidiera a contestar. Él estaba sin habla. Todavía no podía creérselo.

—Pero, señor Shacklebolt...—empezó a decir Harry, con un tono de voz apagado—. Ron y yo no hemos acabado nuestros estudios en Hogwarts...

Kingsley soltó una carcajada.

—Harry, ¿piensas de verdad que eso importa?—. No le dio tiempo a contestar—. Vosotros salvasteis al mundo mágico. Creo que no pasará nada por el hecho de que no hayáis asistido a vuestro último curso.

Ron no podía parar de sonreír de oreja a oreja.

—Le agradezco su oferta, señor Shacklebolt—dijo Hermione—. Pero yo no veo mi futuro siendo una Auror.

Ron se llevó las manos a la cabeza, mientras pensaba: <<Por favor, que no diga nada sobre los P.E.D.D.O....>>.

— ¿Cómo es eso, Hermione? Eres considerada la bruja más brillante de tu edad. Creí que precisamente tú, serías la primera en aceptar.

Ella negó con la cabeza.

—Verá, desde mi cuarto curso en Hogwarts—empezó a decir ella—, trabajé en una campaña, llamada Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros...

—O Pedo, para abreviar—intervino Ron.

Hermione lo fulminó con la mirada. Ron se encogió en su sitio, algo asustado. Kingsley entrelazó los dedos, y miró a Hermione, sin llegar a comprender que era lo que pretendía llegar a conseguir con aquella asociación. Como si le hubiera leído el pensamiento, la chica siguió hablando:

—El objetivo del proyecto, señor, es lograr que los elfos domésticos tengan los mismos derechos que cualquier mago. Es decir, que se les ofrezca un salario por el trabajo que hagan; y que este sea en unas condiciones justas.

Kingsley empezó a mostrarse más interesado.

—Parece una propuesta interesante, Hermione. Pero, los elfos domésticos llevan en su naturaleza servir a los magos sin esperar nada a cambio. ¿Crees que alguno de ellos aceptaría las ayudas que se les ofrecen?

Harry y Ron bajaron la mirada, y soltaron un largo suspiro. Hermione trató de reprimirse las lágrimas. Aquel no era el momento de pensar en Dobby; no lo era. La chica empezó a recordar que fue gracias a él que no perdió la esperanza de que todos los elfos domésticos pudieran ser libres algún día, y eso la hizo sonreír por dentro.

—Estoy convencida—asintió ella.

Kingsley hizo un gesto de aprobación con la cabeza.

—Como desees, Hermione. Hablaré con el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas; a ver qué opinan al respecto. Quizás, incluso podrías plantearte la idea de ampliar las especies de no-humanos a los que ayude la asociación.

Harry Potter: Historias de la nueva generaciónWhere stories live. Discover now