— ¡Las fantasías patentadas están en ese estante de allí! ¡Eh, tú! ¡Deja ese turrón sangre-narices! ¡Si comes algo, lo pagas! ¡No lancéis los micropuffs al aire, que no son juguetes!
Ese que gritaba era Lee. Sortilegios Weasley estaba teniendo probablemente uno de sus días más ajetreado en toda la historia. Casi no se podía ni respirar. Y es que, además de que los niños acababan de regresar de Hogwarts para sus vacaciones de verano, la gran cantidad de gente se debía al nuevo producto que había creado George: El anillo encogedor. Como bien indicaba su nombre, permitía volverte de un tamaño diminuto mientras lo llevaras puesto. Según el mismo George, era de lo más útil para colarse en sitios. O para gastar una broma a tus colegas. En cualquier caso, estaba resultando sin duda un auténtico éxito.
Lee oyó como la puerta se abría (pues por cada cliente que entraba a la tienda, una pequeña marioneta pelirroja salía disparada en todas direcciones), y trató, a duras penas, de acercase hasta allí.
— ¡Sea bienvenido a Sortilegios Weasley! ¡La mayor tienda de bromas que...!
—...se haya visto jamás. No tiene comparación alguna con Gamboll y Japes—terminó la frase por él Angelina, que era precisamente quien acababa de entrar—. Si me dieran un galeón por cada vez que he escuchado esa frase...
Lee puso los ojos en blanco.
— ¿Qué te trae por aquí, Johnson?—preguntó. Ella bajó la mirada.
—Sé que estáis muy ocupados—dijo, mirando a su alrededor—. Pero... Necesito hablar con George. Es... Muy importante.
—Pues te deseo buena suerte para encontrarle...—rioLee. Angelina frunció el ceño, y el chico comprendió que no estaba de humor—. ¡Vale, vale! ¡Dame un segundo!
Lee buscó con la mirada a una joven rubia, situada detrás del mostrador.
— ¡Verity! ¿Sabes dónde está George?
Ella sonrió, y asintió.
—En el ático, señor Jordan.
—Ahí lo tienes—anunció Lee a Angelina, triunfante-. ¿Necesitas ayuda para llegar?
—Tranquilo. Ya me las apaño.
Dicho esto, se apareció, para evitar tener que cruzar entre la multitud. Vio a George examinando unos planos con sumo detalle.
—George...—murmuró ella.
—Lo siento, esta parte no está abierta al público—la cortó, sin molestarse en mirar de quién se trataba.
— ¡George!
El pelirrojo dio un pequeño brinco. Se volvió hacia Angelina, y los ojos se le iluminaron.
— ¡Angie!—dejó los planos a un lado y se acercó a ella—. ¿Qué haces aquí? ¿No tenías hoy un entrenamiento con el equipo?
—Se ha pospuesto—explicó, sin darle mucha importancia—. O-oye... Tenemos que hablar.
George arqueó una ceja.
— ¿Qué ocurre?—preguntó. Se acercó hacia ella, preocupado—. He visto varias películas muggles contigo, y sé de sobras que cuando una chica le dice eso a su novio, las cosas no acaban demasiado bien.
Angelina soltó una risa nerviosa, a la vez que negaba con la cabeza.
—No es lo que tú crees, George.
— ¿Entonces?
Angelina le cogió de las manos, y le miró a los ojos.
—George...—sus mejillas tomaron un tono rojizo—. Vamos a tener un hijo.
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Harry Potter: Historias de la nueva generación
Fanfic¿Quieres saber qué fue de tus personajes favoritos después de la Batalla de Hogwarts? Pequeños one-shots de Harry Potter y sus amigos contando sus vidas después del 2 de mayo de 1998. (Todos los personajes pertenecen a la maravillosa...