Revelaciones [Lee y Alicia]

3.7K 249 214
                                    

El hogar de George y Angelina se encontraba en un lugar llamado Blue Bell Hill. Y a ambos les parecía la casa ideal. Estaba a las afueras de la ciudad, y los pocos vecinos que había a su alrededor también eran familias de magos, así que no había ningún problema si ella quería entrenar con su escoba en el jardín, o si él experimentaba con nuevos productos (pues normalmente, los prototipos iniciales acababan volando por los aires). El ático era una auténtica miniatura de Sortilegios Weasley. Fred solía colarse para ver en lo que estaba trabajando su padre, aunque este solía echarlo enseguida, pues decía que era peligroso para él estar allí mientras probaba nuevos productos. A veces, Fred llegaba a aburrirse bastante cuando le prohibían jugar con los artículos de broma de su padre. Eso fue, hasta que nació su hermanita.

A Fred le faltaban unos meses para cumplir los cuatro años cuando le presentaron por primera vez a Roxanne. Y adoró a aquella niña desde que puso la vista en ella. Pensó en todas las travesuras que podrían realizar juntos en cuanto ella creciera, y eso hizo que la idea de ser hermano mayor le gustara todavía más.

Unas semanas después de su nacimiento, Fred se alegró al ver que su familia había venido de visita. Aunque no se trataba exactamente de la familia con la que solía celebrar las Navidades; sino su otra familia. Freddie consideraba a los íntimos amigos de sus padres como sus tíos, al igual que Daisy Wood era para él otra prima, al igual que James, o Victoire, o cualquier otro Weasley o Potter.

Cuando su padre abrió la puerta y los vio entrar a casa, el pequeño corrió, emocionado, hacia ellos. Lee lo cogió en brazos, y Fred empezó a reírse. Adoraba cuando los mayores le levantaban del suelo. Era como si volviera a volar en escoba con su padre.

— ¡Qué mayor estás, Freddie!—exclamó Lee, revolviéndole los pelos—. ¡Pronto podrás ayudarnos a tu padre y a mí en la tienda!

Fred asintió con rapidez. Pasaba varias horas a la semana en Sortilegios Weasley; pero trabajar allí, tal y como lo hacía su padre, sería absolutamente genial.

—Oye, Freddie, ¿solo le dices hola a tu tío Lee o qué?—se quejó su tío Oliver.

—Soy su favorito, Wood: Acéptalo.

Sus tías Alicia y Katie pusieron los ojos en blanco. Fred se fijó entonces en Daisy, la cual estaba cogida de la mano de su madre, y le dirigió una enorme sonrisa. Ella hizo lo propio.

—Bueno, bueno, ¿y dónde está esa hermanita que acabas de tener?—inquirió Alicia.

—Angie está con ella arriba—George respondió por su hijo—. ¿Queréis pasar a verla?

—Por algo hemos venido—recalcó Katie.

—Sí, en parte por Roxanne; y en parte, porque nos prometisteis invitarnos a comer—soltó Lee, y los mayores estallaron a carcajadas.

Fred le pidió a su tío que le dejara en el suelo, y mientras subían las escaleras, Freddie se quedó con Daisy en el salón, y este aprovechó para enseñarle el regalo que le había hecho su tía Audrey. James no dejaba de presumir de su coche teledirigido, así que Fred no paró de insistir en que él también quería un juguete muggle con el que pasar el rato. Al final, su tía le compró una videoconsola portátil, la cual constaba solamente de cinco juegos incorporados. En el mismo instante en que Audrey terminó de explicarle cómo funcionaba, Fred se puso a jugar sin parar. Le encantaban todos los juegos que contenía; salvo uno en que una serpiente iba agrandándose por momentos. ¿Por qué tenía que ser una serpiente? Odiaba a las serpientes, sobre todo porque toda su familia (ambas, de hecho), no dejaban de quejarse de "esas asquerosas serpientes de Slytherin".

Ahora, Fred le estaba contando a Daisy cómo superar uno de los juegos.

—Tienes que disparar a todos los aliens antes de que te caigan encima—decía el pelirrojo. Señaló un botón y añadió—: Dale aquí.

Harry Potter: Historias de la nueva generaciónWhere stories live. Discover now