Incluso más importante que el quidditch [Oliver y Katie]

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— ¡Tierra llamando a Wood!

Oliver sacudió la cabeza para salir de los pensamientos en los que se había quedado absorto. El partido contra los Appleby Arrows estaba a punto de dar comienzo, y su capitán estaba repitiendo a su equipo una última vez las tácticas que usarían en el campo.

—Wood, ¿estás escuchándome?

Este asintió; aunque no había prestado atención a ninguna palabra. Y es que su capitán, Adrian Foster, era un auténtico pesado. ¡Llevaban practicando esas jugadas desde hacía meses! Era inútil repasarlas de nuevo, al igual que lo era preocuparse por el hecho de que pudieran salir mal. Entonces recordó que él actuaba de una forma muy parecida con su equipo de Gryffindor cuando estaba en Hogwarts.

<<Debían odiarme a muerte>>, se dijo a sí mismo, sin poder evitar sonreír.

—... y no subestiméis a Johnson. Aunque sea la única chica del equipo, es realmente buena...

Fue lo único que Oliver oyó de la charla. No pudo resistirse a añadir:

—Lo es; pero tiende a desviarse a la derecha.

El capitán les hizo mantener aquella ventaja en mente. Era una suerte para todos que Wood hubiera jugado con Johnson en el pasado. Cuando Foster acabó con su charla, Paul Simons, uno de los Bateadores, apoyó una mano en su hombro.

—Oye, Wood, ¿es cierto eso que dicen sobre que vas a casarte?—murmuró.

Oliver se volvió hacia él, sorprendido de que se hubiera enterado de aquello.

— ¿Acaso lees la revista Wonderbruja?—se mofó Oliver. Sabía que Simons no se molestaría por su comentario; tenían entre ellos una mutua confianza. Oliver lo consideraba un amigo.

—Que sepas que aparecías en el titular de la sección deportiva del Profeta—explicó Simons—. Así que... Una Auror. Katherine Bell, ¿no?

—Katie—le corrigió—. Solo Katie.

Simons hizo un ademán con la mano.

— ¿Y cómo conseguiste a esa belleza?—inquirió—. ¿La engatusaste hablando sobre quidditch?

—Pues... Sí—admitió, para la sorpresa de Paul. Y es que, Katie le había confesado a Oliver hacía ya mucho que se quedó prendada de él en el primer discurso que le oyó pronunciar. Pero él, tan ingenuo, nunca se daba cuenta de las indirectas que le lanzaba. Incluso Angelina y Alicia trataban de ayudarla para que él se fijara en ella. Pero sus esfuerzos fueron en vano. Por suerte para ambos, los días de Hogwarts quedaban bien lejos. Y ahora iban a formar una verdadera familia juntos. Nadie sabía cuán afortunado se sentía Oliver por haberse reencontrado con ella en Las Tres Escobas hacía ya casi cuatro años.

— ¡Wood! ¡Simons! ¡Coged vuestras escobas!

Simons le dio unas palmaditas de buena suerte en la espalda a Oliver, y corrió a por su Saeta de Fuego y a por su bate. Oliver, por su parte, se apresuró a coger su Nimbus 3000. Había salido al mercado a principios de año, y no se separaba de ella. Lee y George solían bromear diciéndole que, si pasaba tanto tiempo con su escoba, Katie acabaría sintiendo celos. Pero algo que Oliver adoraba de Katie es que a ella no le importaba su extraña y quizás algo excesiva pasión por el quidditch. Dudaba que pudiera haber una chica mejor para él.

Al salir de los vestuarios, comprobó que el estadio estaba repleto de espectadores. Vio a los jugadores del Appleby Arrows. Al identificar a Angelina entre ellos, le saludó con un gesto de la cabeza. Ella hizo lo propio, y le dirigió una sonrisa vacilante. Angelina se alejó de sus compañeros para ir hasta Oliver.

Harry Potter: Historias de la nueva generaciónWhere stories live. Discover now