No podía dejar de pensar en el chico del otro día. Lo conocí en una fiesta de disfraces en la que yo iba vestido de elfo así que me veía bastante andrógino. No sé por qué, pero aquel chico se me acercó y dijo que tenía lindos ojos, algo muy interesante ya que llevaba lentillas moradas. Comenzó a platicar y me dijo que su nombre era Matthew. Iba vestido de caballero con armadura y se veía fenomenal. Le dije que mi nombre era Aini, mentí, obviamente. No podía decirle mi verdadero nombre, pensaría que era un pervertido o algo por el estilo. Sonrió y giró la cabeza.
-Interesante nombre, jamás lo había escuchado,- dijo. -Es un bonito nombre, como tú.- no sabía que decir, me había tomado por sorpresa. Pensé que estaba jugado conmigo o quizás era gay... ¿Me vio cara de chica?
-¿Quieres bailar?- preguntó despreocupado.
-Claro.- dije después de pensarlo un segundo. Bailamos toda la noche, él se movía bien, muy bien. Yo hacía lo que podía.
Llegué a la conclusión de que no sabía lo que yo era y por eso me seguía hablando. Pero el me parecía hermoso, totalmente mi tipo, era alto, sus ojos verdes contrastaban con sus rizos dorados a la perfección. Definitivamente alguien debió sacarlo de mis sueños. Y ahí estaba yo, bailando con el chico más bueno de la fiesta. Cuando la fiesta terminó me llevó a casa, sí, a casa. Ahora él sabía dónde vivía y yo sólo sabía su nombre. Me estaba volviendo loco.
-Entonces, ¿me darías tu teléfono?- dijo. Por supuesto lo hice, ese chico era perfecto. Aún si era un completo extraño me causaba suficiente seguridad.
-¿Quieres ir a comer mañana?- preguntó. Me puse tan nervioso que tardé en contestar.
-Claro.- dije al fin. Debía estar soñando.
-Aini,- mi nombre falso sonaba tan endemoniadamente genial cuando él lo decía. -¿Te estoy molestando?- dijo. Parecía un cachorro, me miraba fijamente, nadie me miraba así nunca, ni mi propia madre lo hacía y se supone que las madres están enamoradas de sus hijos.
-Te molesto.- dijo sin más.
-¡No! Claro que no, es sólo que estaba sorprendido, nadie se había interesado en mi antes.- dije. Debí estar colorado porque Matthew sonrió y me miró con ternura.
-Me interesas.- dijo con seguridad acercándose a mi cara poco a poco, pero luego se detuvo.
-¿Qué pasa?- dije como idiota.
-Me pones nervioso.- dijo. ¡JÁ! Yo ¿poniendo nervioso a alguien que no fuera mi psicólogo? Definitivamente tenía que estar soñando. No pude evitar reírme avergonzado.
-¿Qué?- dijo.
-Creí que estaba soñando por un momento.- dije aún riendo. Matthew se puso tan rojo como un tomate y ambos reímos por un rato.
-Entonces, si te beso, ¿aún saldrías conmigo mañana?- dijo mirándome de reojo.
OBVIAMENTE. Puse mi sonrisa más natural y asentí. Se acercó lo suficiente para que nuestras narices se tocaran. Que bello es este tipo, pensé.
No supe cuando dejó de besarme, estuvimos en su auto al menos una hora. Por favor no pienses mal, el beso duró máximo seis segundos pero es que hablar con ese tipo era tan entretenido que casi fui arrastrado por mi madre a la casa.
-Paso por ti mañana.- dijo Matthew.
-Ya es mañana.- dije. Él se rió y alborotó su melena.
-Me corrijo,- dijo. -Paso por ti a las diez.
-Pero sólo dormiré seis horas.- dije analizando con rapidez la hora, para mi dormir es muy importante.
-¿Quién necesita dormir?- dijo. Se despidió con un gesto de la mano y entré a la casa. La faja del pecho estaba matándome.
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BOYS (PENDIENTE EDITAR)
Подростковая литератураAini tiene problemas para hacer amigos y no es sólo su incapacidad para socializar lo que le impide abrirse al mundo, es su pequeño secreto. Por suerte Matthew llega a su vida en el momento justo, pero ¿Será Aini lo suficientemente fuerte para afron...