Capítulo seis.

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-No puedo creer que te durmieras en ese momento.- dijo Matthew con especial énfasis en "ese momento".

-Yo no diría que me dormí.- dije realmente avergonzado.

-¡Porque te desmayaste!- dijo Matthew exaltado, de verdad no podía creerlo, incluso se reía al hablar.

-No te burles de mi.- dije.

-No lo hago.-dijo intentando no dejar salir su risa alborotada. 

-Si lo haces.

-Está bien, me atrapaste.

Fruncí el ceño ya que no tenía oportunidad de defenderme. 

-Pero no me burlo en serio, es sólo que no puedo creer que te desmayaras, te pusiste tan rojo que creí que morirías.

-Pues créelo.- dije. Estaba realmente avergonzado, no podía creer que mi inexperiencia me hiciera quedar como idiota. 

Matthew desvió la mirada para luego añadir algo más a mi tortura. 

-Pero sólo te quité la camiseta. 

-¡Matthew!

-Lo siento.- dijo serio al fin.

-Yo lo siento más.- repliqué.

-No, Aini, yo me disculpo por actuar con tanta impaciencia. Te dije que iba a esperarte y mírame, me lancé a ti en la primera oportunidad. Realmente lo siento. 

-Matthew no tienes que disculparte por eso yo fui un tonto al llorar de la nada y...

-No digas eso.

Matthew se giró y me sostuvo la mirada. 

-Tienes derecho a llorar.

Y de repente la conversación se había desviado a temas más sensibles. 

-Puedes hacerlo cuando quieras y como quieras, Aini, sólo tienes que ser tu mismo y creer en ti tanto como yo lo hago, puedes permitirte esas emociones y no debes tener miedo a demostrar lo que sientes, vamos Aini puedes llorar, puedes reírte y enojarte tanto como quieras. No te escondas más y vive, antes de que alguien deje de hacerlo por ti.

Supe a quien se refería Matthew cuando comenzó a llorar conmigo.

-Thomas no murió por tu culpa Matthew.

Él sólo se encogió de hombros con una expresión dolorosa, como si tratara de convencerse a sí mismo de mis palabras. Tomó mis hombros con tanta fuerza que me asusté.

-¡Vive Aini!- fue lo único que dijo antes de abrazarme.

Y lo hice, viví tanto como pude esa noche, lloré lo que necesitaba llorar hasta que mi cuerpo no fue capaz de producir una lágrima más y me reí hasta que mis mejillas se entumecieron. 

Cuando Matthew dejo de abrazarme ambos nos habíamos calmado.

Pero no era suficiente, sabía que me quedaba demasiado camino por recorrer y los obstáculos se harían más difíciles conforme los superara. Apenas estaba iniciando, no podía darme el lujo de caer tan deprisa. Tenía que aprender a levantarme.

Me levanté del sofá y recogí mi camisa. 

-Aini.- dijo Matthew con los ojos bien abiertos.

-¿Sí?- dije.

-Lo de tu espalda ¿es un tatuaje?

Lo había olvidado por completo. El sueño, el dibujo, la marca, todo.

-No, es una marca de nacimiento.- dije con una media sonrisa. 

Matthew se acercó a mi y tocó mi espalda, sus dedos estaban helados.

-Que belleza.- susurró para sí mismo. 

-Es sólo tres tonos más clara que el resto de mi piel, o al menos eso creo.

-Es casi blanca.- dijo fascinado. 

-No es la gran cosa.- dije.

-El color no es lo que me asombra, la forma es tan, simplemente alucinante.

No sabía que decirle ya que nunca había sido admirador de mi marca de nacimiento. Para mi era una mancha blanca con formas que decoraban mi espalda. Quizás era porque nunca le presté la atención necesaria. 

-Entonces sí eres tú.- dijo Matthew refiriéndose a su sueño.

-Eso creo.- dije.

-La vida no deja de sorprenderme.- suspiró.

-Ya somos dos.- dije con una gran sonrisa.

Ninguno de los dos se explicaba las circunstancias que nos habían llevado a todo esto, pero de algún modo era lo de menos ya que estábamos juntos. 

-¿Quieres comer algo?- dijo Matthew agarrándose el cuello y sonriendo con entusiasmo. 

Este chico y su sonrisa. Suspiré internamente. 

-Por favor.


BOYS (PENDIENTE EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora