Por fin llegó el día, era hora de salir del hospital e ir a casa. Hacía tanto no pisaba el suelo de mi casa que me puse algo nostálgico. Pero el dejar ese hospital también me puso incómodo, no quería actuar como un cobarde pero estar en un lugar rodeado de enfermeros y doctores me daba cierta seguridad.
Mientras mi madre se encargaba del papeleo la observé con atención. No aparentaba su edad, tenía un aspecto frágil, pero algo en su mirada te hacía pensar lo contrario. Y es verdad, mi madre es muy fuerte y esa es una de sus mejores cualidades.
-Cariño ya podemos irnos.- me dijo mi madre con una sonrisa entusiasta.
Asentí y me dirigí al estacionamiento con ella y mis pocas cosas.-Ya verás como en casa estarás más cómodo.
-Eso espero mamá.
Tomé una bocanada de aire y entre al auto. Me sentí aliviado una vez dejamos atrás al hospital y todos los recuerdos que tenía en aquel lugar.
Me resultaba algo extraño asimilar todo, por fin había conseguido mi reasignación de género pero no de la manera que hubiera querido.Todo fue simplemente tan pronto. Ocurrió en un abrir y cerrar de ojos, e incluso si estuve a punto de morir por mi debilidad todos se la pasaban diciéndome cuan valiente era.
Mi madre había llorado lo suficiente en su vida y siempre a escondidas de mi, pero un día la escuché entre mi inconsciencia decir que ya había perdido a Anne, que no me iba a perder a mi también. Supongo que estaba hecha un mar de lágrimas pero no fuí capaz de abrir los ojos si no hasta unos días después.
-¿Qué pasa cariño?- dijo mi madre al encontrarme infraganti limpiando mis lágrimas con la manga de mi sudadera.
-Bueno, no sé cómo contestar a eso.- estaba realmente confundido. Obviamente soy feliz porque di el gran paso pero tengo miedo de lo que vendrá, de afrontar tantas cosas. Estoy tan asustado del futuro.
Mi madre se estaciono en la esquina de un parque y se giró hacia mi.
-Hijo, yo te amo.
Sus ojos eran tan sinceros, llenos de pureza y amor. Me sentí tan protegido al escuchar eso que me volví más frágil de lo normal.
Abracé a mi madre y me permití llorar en su hombro como cuando era pequeño y le preguntaba si alguna vez volvería mi padre o como una ocasión en la que me sentí totalmente anormal porque no tenía el cuerpo de un chico. Todas las preguntas que mi madre no pudo responder las lloré en su hombro.
Y ahora que debía ser un adulto tenía tanto miedo, eran un sin fin de emociones encontradas y dudas sin siquiera ser formuladas.-Mamá tengo miedo.- dije rindiendome al fin pues de todas las personas era ella a quien menos quería mostrarle mi debilidad, pero ya estaba en mi límite.
-Estoy aterrado, lamento ser tan débil, soy un fracaso como hijo y siento que les fallé a todos.
-No digas eso, no pienses por un segundo más que eres un fracasado.
Mi madre tomó mi cara entre sus manos y me obligó a mirarla de frente.
-¿Sabes? A decir verdad también estoy asustada, tenía tanto miedo de llegar y no encontrarte, me aterró la idea de no ver tus ojos nunca más. Pero despertaste y me diste esperanza además de una gran lección. Me hiciste ver que no importa lo que seas, para mí eres la persona más importante de mi vida y nunca me voy a arrepentir de ser tu mamá. Por eso puedo ser valiente y seguir adelante, contigo.
No podía articular palabra, por primera vez mi madre me abría totalmente su corazón y me aceptaba. Pueden llamarme exagerado o quizás no, pero cuando la persona que más amas en el mundo te dice esas cosas algo dentro de ti se siente renacer.
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BOYS (PENDIENTE EDITAR)
Novela JuvenilAini tiene problemas para hacer amigos y no es sólo su incapacidad para socializar lo que le impide abrirse al mundo, es su pequeño secreto. Por suerte Matthew llega a su vida en el momento justo, pero ¿Será Aini lo suficientemente fuerte para afron...