Capítulo veintiséis.

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<<Matthew>>

Aini, Ethan, Aini, Ethan, Ethan, Aini...

Pensar en él, con el nombre que sea, me hace feliz.

Aquel que quiere ser llamado por el nombre que le gusta, aquel que quiere olvidar un pasado aparentemente solitario y lamentable, aquel que día con día me regala una sonrisa aún si le cuesta tanto como evitar el no quebrarse y llorar. Él, ese chico, es a quien más amo.

Este chico pálido de ojeras moradas vive en mi mente las veinticuatro horas del día, tiene los ojos más puros del universo, una nariz pequeña y adorable, sonríe con el corazón, me transmite la paz que anhelo. Aquel chico, de cabello tan oscuro como una noche sin luna, posee las manos más suaves que me han acariciado en la vida, las cicatrices de su pecho y sus miles de lunares me pueden tener en el cielo por una eternidad.

El chico valiente que no duda en defender a un desconocido aún si se juega la vida, el chico que puede callar sus penas para escuchar las tuyas, el chico que respira todos los días y desayuna cereal con almendras, el chico que apenas me besa y ya tiene mi corazón, ese chico es de quien estoy total y perdidamente enamorado.

Ethan, mi adorable y perspicaz Ethan, tú vives en mí.

°°°

Mañana es el cumpleaños de Ethan y aún no sé que regalarle.

Sé que él dirá que no me hubiera molestado y sólo estando conmigo ya es feliz, pero es el primer cumpleaños que pasaremos juntos así que quiero darle algo especial.

-¿A qué hora te veré mañana?- le dije a Ethan por teléfono.

-Emmm,- su voz tembló y me pareció un gesto adorable.- puedes venir a la hora que quieras, estaré en casa todo el día.

-Vale, iré temprano.- dije.

-Te estaré esperando.- aún si era una llamada podía sentir como el rostro de Ethan estaba rojo de la pura vergüenza al pronunciar tales palabras.

Después de despedirnos tomé las llaves del coche y salí de casa.

Es difícil salir de casa sin saber a dónde ir, pero ya tenía una ligera idea de que regalarle a Ethan. Encendí la radio y de fondo tenían una canción que me ponía a cien.

Tuve uno de los pensamientos más impuros desde que Ethan y yo comenzamos a salir. Pero me importaba muy poco, después de todo soy un chico, es normal que piense estas cosas. Y es que si encuentras al chico de tus sueños, de una manera literal para mí, y este chico te corresponde ¿no tendrías la necesidad de hacerlo tuyo hasta que el sol se ponga por el Este y los mares queden completamente secos?

Llegué al centro comercial y estacioné el coche.

-¿Dónde estaba esa tienda?- murmuré en voz alta. Estaba algo perdido, tanto que una chica pelirroja se acercó a mi para ofrecerme ayuda.

-¿Estás perdido?- dijo con un tono coqueto en la voz.

-Sí, verás, necesito encontrar la joyería Ernest Jones, ¿sabes dónde está?- dije aceptando su ayuda. La chica me miro con mayor curiosidad y asintió.

-Está en el tercer piso, puedes usar el ascensor.- dijo y enredó un mechón de cabello en su dedo índice.

-Gracias.- contesté amablemente.

BOYS (PENDIENTE EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora