-Vamos Aini, puedes hacerlo, ¿qué tan difícil puede ser ir a la escuela después de faltar por dos meses?- me dije, mirando mi ridículo atuendo en el espejo.
-No puede ser la gran cosa.- repetía una y otra vez en voz alta para creerlo un poco más.
Me miré una última vez para terminar de convencerme de cambiar la ropa que llevaba puesta.
Una camiseta demasiado larga, pantalones dos tallas más grandes, los zapatos del día a día. Parecía un vagabundo.Al final me puse una camiseta de rayas, un suéter negro y jeans del mismo color.
El viento de marzo era aún frío, así que usar un suéter no me haría resaltar de los demás.Me gustaba lo que veía y quería transmitir esa seguridad por lo que tomé una gran bocanada de aire, agarré mis utensilios y salí de mi habitación.
Mientras bajaba las escaleras iba pensando que dos meses quizás si es mucho tiempo y el pánico comenzó a tomar partido en mis emociones.
Por suerte mi madre notó mi nerviosismo y me dió un fuerte abrazo.-Cariño necesitas calmarte, no eres la primera persona en faltar a la escuela.- dijo mi madre con mucha paciencia.
-Mamá, se supone que entraba a clases en febrero.
-¿Y?
-¡Es abril!- dije histérico.
Mi madre me tomó de los hombros y me sacudió con delicadeza.
-Hijo, todo estará bien, tú no tienes la culpa de lo que ocurrió.
La miré por un inmenso segundo, deseando con toda el alma poder ser fuerte.
-Tienes razón, no es mi culpa.
-Bien, ahora sube al auto y rompe con tus miedos.- me dió una palmadita en el trasero y se despidió con la mano.
Yo sólo le dediqué una sonrisa, me despedí y salí de la casa en el menor tiempo posible.
Manejar me dió la tranquilidad que mi alma reclamaba a gritos.
Estaba cansado de sentirme débil, cansado de preocuparme por lo que los demás piensen de mi, aún si era un reflejo involuntario, no quería seguir sintiendo que era inferior.
No todo en la vida está bajo mi control, claro que existirán personas que no estén de acuerdo conmigo, con mi manera de vivir, pero al final ¿es mi vida, no? A quién debe importarle es a mi y sólo a mi.La escuela estaba cada vez más cerca y mi corazón se agitaba con cada metro que recorría.
En cuanto estacioné el auto mi cuerpo se congeló.-Aini puedes hacerlo, piensa en que Matthew vendrá a buscarte si te sientes mal, no quieres preocuparlo así que relájate y ten un buen día en la escuela.- dije mirándome a los ojos en el retrovisor.
Tomé aire por milésima vez y bajé del auto con torpeza.
No quería estar tan nervioso, después de todo no tenía amigos y siempre era ignorado por todos. Incluso los maestros me hacían menos y pasar desapercibido era como un talento natural para mi.-Mira eso, que ridículo.- escuché una voz femenina a unos pasos de mi.
Bajé la cara automáticamente, como un reflejo para protegerme.
Pero en cuanto me atreví a mirar noté que la voz provenía de una chica rubia, y adivinen qué estaba haciendo.Exacto, me estaba ignorando.
No hablaba de mi, nadie hablaba de mi, nadie me miraba, habían muchos chicos vestidos de negro, usando suéteres, gorros, y a cada uno de ellos les valía un comino la opinión de los demás.
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BOYS (PENDIENTE EDITAR)
Novela JuvenilAini tiene problemas para hacer amigos y no es sólo su incapacidad para socializar lo que le impide abrirse al mundo, es su pequeño secreto. Por suerte Matthew llega a su vida en el momento justo, pero ¿Será Aini lo suficientemente fuerte para afron...