Capítulo dieciséis.

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Despierta ya, necesito ver el azul de tus ojos una vez más, patinar en la vieja pista abandonada y dibujar tu sonrisa al lado de la chimenea. Quiero verte feliz otra vez, quiero saber que estás bien. Vamos Aini, despierta.

Esa voz tan suave resonaba en mi cabeza, mareando todo sentimiento encontrado y abriéndole paso a la absoluta felicidad.

No me había abandonado. 

Hice un esfuerzo por abrir los ojos, pero la luz de la habitación me cegó al instante. Aún así lo seguí intentando hasta visualizar un rostro imposible de describir, de no ser por el sonido del monitor marcando mis latidos, podría jurar que veía un ángel.

-Estás aquí.- dije con la voz debilitada.

-Nunca me fui.- dijo él al borde del llanto.

-Pero la enfermera dijo que nunca habías venido.- dije desconcertado. 

-¿Qué? Estuve aquí todos los días desde el instante en que te internaron.- dijo Matthew con el mismo tono de confusión que yo había usado.

-Ella dijo que ningún Matthew había venido.- dije aún confundido. Matthew relajó el rostro y dio un gran suspiro.

-Aini, me registré solamente con mi apellido, ¿preguntaste por "El señor Tailor"?

-No.- lo miré haciendo memoria, recordaba la voz de mi madre e incluso la de Mery Ann, pero no recordaba la voz de Matthew en el tiempo que permanecí dormido.

-¿Qué pasa?- dijo Matthew mirándome extrañado.

-Tú ¿realmente viniste a verme?-pregunté aunque tenía miedo de escuchar su respuesta, no quería que él me mintiera, no quería decepcionarme de Matthew.

Su mirada se tornó un tanto fría y sentí culpa por dudar de su palabra, pero necesitaba saber la verdad.

-Aini Jackson, ¿dudas de mi?- dijo mirando fijamente mis ojos.

-No.- contesté sin aliento.

-He venido día y noche, con sol y lluvia, en las nevadas de enero incluso después de entrar a clases he venido todos los días sólo para saber que estabas vivo, vine todos los días para verte y tomar tu mano, para sentir que podía protegerte. No hubo noche en la que no soñara contigo despertando sano y salvo, diciéndome que la espera había terminado. El día que finalmente recuperaste la consciencia tuve un percance y llegué   cuando te habían sedado nuevamente y no tienes idea de la frustración que sentí.

-Matth...

-¡Aini! Yo realmente te amo.

No tenía palabras para expresar lo feliz que estaba y lo tonto que me sentí al dudar por lo menos un segundo de él.

-Yo tamb...- iba a decirle mis sentimientos a Matthew pero al parecer no quería dejarme terminar una sola frase. 

Extrañaba tanto el roce de sus labios, su mirada siendo sólo mía por unos pequeños instantes, extrañaba tanto a Matthew que dolía.

Nuestro beso se intensificaba pero mi madre decidió entrar en ese preciso momento haciendo que mi cara pareciera un tomate apunto de explotar de la vergüenza. Matthew se puso rojo también así que me alegré un poco de la interrupción de mi madre ya que era raro verlo sonrojarse. 

-Lo siento chicos yo sólo quería saber si necesitaban algo, lo siento de verdad.- dijo mi madre apenada.

-Descuida mamá no tienes que disculparte.- le dije con las mejillas aún rojas.

-Bueno ¿se les ofrece algo?- dijo ella.

-No, gracias.- dijo Matthew mirando a mi madre y desviando la mirada al mismo tiempo.

-Yo estoy bien mamá, gracias por preocuparte.

-De acuerdo, les daré su espacio.- dijo mi madre saliendo de la habitación.

-¡Oh! Descuide puede quedarse yo iré al lavabo, ahora vuelvo.- dijo Matthew y se dirigió al baño.

Mi madre se acercó a mi y me miró emocionada.

-Tienes que ver esto.- dijo y me dio su móvil.

-¿Qué es?- pregunté.

-Entra a la galería, date prisa tienes que verlo antes de que Matthew regrese.

Me apresuré y entré a la galería como mi madre me había dicho.

-La carpeta llamada "M&J".

Miré a mi madre y levanté una ceja.

-Lo hizo Mery Ann.- dijo. Eso explicaba la "J" de Jackson.

Miré la carpeta y mi corazón se llenó de felicidad.

Eran muchas fotos de Matthew tomando mi mano, dormido a la orilla de mi cama. Incluso había una en donde él se daba cuenta y salía gracioso, otra en donde se rendía y sonreía. 

-Gracias.- dije mientras veía las fotos una y otra vez.

-No hay de qué.- dijo mi madre alborotando mi cabello que ya estaba un poco largo.

Matthew regresó del baño y mi madre me quitó el móvil, se levanto y me guiñó un ojo.

-Nos vemos al rato, intenten descansar.

-De acuerdo.- dijimos Matthew y yo al unísono.

Él se sentó al borde de mi cama y me sonrió como siempre lo hacía.

-Te extrañé demasiado.- dijo y volvió a besarme. 

Después de todo ahora podía relajarme. 


BOYS (PENDIENTE EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora