Capítulo 8: Hablar

9 1 0
                                    

Isabelle, temía que su amiga se enfadará con ellos por la escena que armaron en el autobús.
Por otro lado, Joe miraba a la joven pelirroja con diversión al notar cuán nerviosa estaba, ella se mordía las uñas y jugaba con su cabello. Río bajo por el extraño comportamiento de su compañera.
_ ¿De que te ríes idiota? - pregunto notablemente nerviosa.
_ Estas a la defensiva hoy - bromeó sacando un suspiro frustrado de la joven, quien paso sus manos por su cabello de forma temblorosa a causa de los recientes hechos; Joe se sintió un tanto culpable al verla en tal estado. - mira, no pasará nada malo, Alice nos valora, aunque a veces no lo demuestre. Sabes como es ella, se aísla de todos y no muestra sentimientos a nadie - apunto Joe, tratando de calmarla, de manera exitosa.
Alice no tardó en ir donde ellos detrás de todo el mundo, en el lugar donde, anteriormente, Isabelle practicaba tiro.
_ Quiero que me digan que carajos acaba de pasar allá - ordenó fría al ver a sus colegas mirarse entre sí.
_ ¿Co-como lo hiciste? - pregunto la pelirroja, aun atónita por lo sucedido. Joe tenía el mismo aspecto, solo que parecía haber perdido el habla.
_ ¿De que hablas Isabelle? - respondió con más incógnitas. Isabelle sentía que las palabras se le atoraban en la garganta y no podía hablar.
_ Tú, ellos, muertos - intento explicar con las pocas palabras que había asociado su mente en el momento. Alice se sentía cada vez más confundida, cosa que le hacía perder la paciencia notablemente.
_ Habla claro, por favor - ordenó golpeando sus dedos por el costado de su itaka.
Joe sólo observaba sin saber, muy bien, que decir.
_ Yo te-te había disparado - consiguió articular, dando más sentido a la oración antes dicha; pero no la suficiente. - eras un zombie, no sabia que hacer y te dispare. - logró explicar antes de atorarse nuevamente.
_ Mira, Isabelle, no se que habrás visto, pero era tarde ¿no crees que pudiste haberlo imaginado? - pregunto dejando de lado su cubierta fría y preocupada por la salud mental de su amiga, más en momentos aquellos donde los doctores no eran abundantes.
_ ¡Si lo vi! - exclamó no tan alto, para que el resto de los soldados no pudieran oírla. - Alice eras una de ellos. - insistió aunque no tenia nada que acompañará su testimonio. -Joe... - lo llamó para obtener información por parte de él; pero estaba simplemente en shock. - habla, di que es cierto lo que vimos - suplicó con los ojos llorosos, pese a que estaba creyendo en su propia paranoia, pero aun buscaba algo o alguien que le dijera que no era así.
Por otro lado, Alice después de tanto tiempo se sentía querida, sentía que alguien lloraría por ella el día que muera.
_ Todo es cierto - agregó Joe, luego de meditar todo lo sucedido, en el tiempo en que estaba tieso ante la impresión. - Habíamos salido a buscarte, oímos unos disparos, corrimos a ellos y te vimos allí, quisimos ayudar, pero era tarde, eras uno de ellos e Isabelle te disparó - explicó Joe dejando sin palabras a Alice, quien ya había oído hablar de estas criaturas, la llamaban imitadores, podía adoptar cualquier forma humana, pero ningún imitador antes fue mordido e infectado, esa fusión sería, sin duda, la más peligrosa para todos en el mundo. Un imitador tomaría la forma de alguien querido, haciendo que las personas se suiciden por aquellas criaturas.
_ Imitadores. - hablo Alice, luego de un tiempo.
_ Es cierto, debemos avisar a los demás para que no caigan ante las ilusiones. - agregó Joe, corriendo hacia los demás, que estaban reunidos afuera de los transportes y... ¿en guardia?
_ Creo que ya lo saben - comentó Alice, viéndose a través de un imitador junto a Joe e Isabelle, aunque eran zombies y eso hacia que sus soldados entrarán en pánico.
Joe tomó una pistola, que habla encontrado sobre una mesa de juego, y disparo dándole al monstruo que aparentaba ser él, Alice, sin pensar, le atravesó la cabeza con una daga. Pero ¿e Isabelle? Joe se encargó de ella, y fue lo más doloroso que hizo, aunque no se tratara de ella.

La Guerrera Corazón De PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora