18: "Gracias..."

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Diego tenía en su mirada algo extraño; que me obligaba a plantearme todas las opciones posibles otra vez, para no lastimarlo a él ni a mí misma.

-Olvida lo que dije- susurre lo suficientemente alto para que el escuchara-. Los humanos somos complicados en lo que a sentimientos se refiere, lamento si te confundí, dije lo que dije porque me sentía ofendida- el brillo en sus ojos no desvaneció, pero el ceño fruncido se hizo más notorio cuando sacudió su cabeza, negando.

-No, no lo hiciste por eso... Kate no te entiendo,- dijo el interrumpiendo el silencio entre ambos- ¿quieres que me vaya?- baje la cabeza y el la levanto suavemente sujetando mi quijada, haciendo que nuestras miradas se cruzaran- ¿o quieres que me quede?

Iba a decirle todo lo que pensaba, lo que sentía... todo, pero la puerta se abrió, desechando la que según yo pensaba, era la única oportunidad que me daría a mí misma de hacerlo.

-Katie, vida mía, escuche de tu trágico accidente y temí no llegar a tiempo antes que te internaran en el hospital... vine tan rápido pude del curso de cocina, ¡incluso deje que mi soufflé au fromage se quemara más de lo necesario!- Diego frunció todo su rostro mientras Seth entraba por la puerta de golpe y corría a los pies de la camilla. Se detuvo bruscamente cuando diviso a Diego y lo señalo disgustado- ¿Qué hace ese tipo aquí?

-Seth, ¿es que acaso sigues borracho con el ponche del baile?- mi ex sonrió de forma boba.

-Kate, siempre tan bromista mi chiquita, mi algodoncito de azúcar- Diego giro su cabeza levemente e hizo una mueca de asco-. Oye,- llamo refiriéndose a Diego, quien se volteo para encararlo- amigo, ¿te molestaría dejarnos solos? Creo que tenemos que arreglar algo- le explico, intentando quedar a solas conmigo-, mi mielcita- se dirigió a mí y por un instante me dieron ganas de vomitar, ¿Qué le pasaba? -, tu Winnie Pooh necesita hablar contigo- Diego sujeto las sabanas de la camilla con fuerza, una señal para que interviniera, antes que a él y a mí nos diera diabetes.

-Escucha, "amigo"- Diego hablo antes que yo pudiera largar a Seth-, no creo que Kate necesite distracción, ¿por qué no vas e intentas seducir a alguien más con esos piropos? Pruébalo con Rosie, a la mujer le falta una pizca de azúcar en la vida- para mi sorpresa, Seth no hizo nada alocado, en cambio, se quedó mirándonos a ambos y luego soltó una risa divertida.

-Oh bombón, me agrada tu amigo, su sentido del humor se parece al tuyo, mi chocolatito con nueces...

-Seth, ¿puedes dejar de llamarme de ese modo? Tengo un nombre, como todos los demás. Y aparte no comí casi nada en el almuerzo, así que no me hagas sentir más hambre de la que ya tengo- interrumpí irritada por los apodos tan extraños que Seth estaba usando.

-Lo que quiera mi pudding de vainilla- replico el con tono risueño. Mi pancita gruño...

-¡Seth!- grite un poco molesta. Diego no aguanto más y se puso de pie.

-Tío, me parece que lo mejor es que salgas, ahora- dijo Diego con voz firme. Seth tenía la misma estatura que Diego, pero aun así logro ponerse un poco de puntitas y estirar su espalda, intentando crear una imagen matona y amenazante. Mas Diego no se movió, se mantuvo tranquilo y sereno, con la mirada fija en mi ex. Me pare como pude y apoyándome contra la camilla, me acerque a ambos.

-Diego...- lo llame, con la intención de evitar que se le abalanzara a mi extrañamente dulce ex-novio. Diego me ignoro, acercándose a un más a Seth, pero se paró a centímetros, entre sus cejas se formó la típica arruga que tenía cuando algo lo extrañaba. Lo observe curiosa y busque con mi mirada lo que había llamado su atención.

Seguí el trayecto de sus ojos y descubrí la cara de Seth, más pálido de lo normal y con cierto rubor en sus mejillas, pero lo inusual no era eso, sino que sus pupilas verdes tenían pequeñas manchas violetas.

Mi Ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora