¿Recuerdos?
Bien, eso seria mas o menos creíble, si no fuera por el hecho de que no recordaba haber vivido ninguno de esos momentos y que todos ellos parecían sacados de una película de la época Victoriana.
-Son de tu anterior vida tontita- replico el con ternura.
-Vaya, eso lo explica todo- solté un poco molesta.
-Extrañaba tu sarcasmo, he de decir que no has cambiado casi nada en estos últimos siglos.
-¿Donde estoy?- Zack miro el lugar.
-En la casa Andrews- contesto el.
-¿Esta es la casa de Diego?- Zack se cruzo de brazos.
-Si... no voy a negarlo, siempre tuvo buen gusto- admitió el, contemplando los muebles que hacían juego con el color de las paredes y las cortinas.
-En el mirador, ¿que fue lo que me hiciste?- Zack lamió sus labios y paso una mano por su cabello.
-Digamos que hice que te tranquilizaras...- abrí mi boca.
-¿Me dormiste?- pregunte estupefacta- ¿Con que? ¿Con tus supuestos poderes vampíricos?- levante mis manos y moví mis dedos como si estuviera ejecutando un truco de magia.
-Si, eso hice- respondió el descarado-. Estabas muy alterada e intentabas matarme, tenia que hacer algo...
-Quiero hablar con Diego- dije ignorando su comentario y poniéndome de pie. En ese instante, una puerta que no había visto antes en la habitación se abrió y de ella salió vapor.
Zack y yo observamos medio boquiabiertos como de aquel cuarto salía Diego con un bóxer cubriendo lo necesario pero dejando a la vista los músculos increíblemente ejercitados de su torso. Su cabello mojado caía sobre su rostro de forma desordenada y la sonrisa que llevaba cuando se disponía a cerrar la puerta se desvaneció levemente cuando reparo en nuestra presencia.
Había que admitirlo, el chico tenia su cuerpo en muy buen estado.
Me sentí hipnotizada, no podía mirar a otro lado ni cerrar mi boca, aun cuando lo intentaba. Diego nos miro a ambos y volvió a sonreír de forma seductora al ver la reacción que su entrada había causado.
-Jared, ¿podrías intentar no seducirla todo el tiempo y ponerte algo de ropa encima?- interrumpió Zack claramente incomodo ante la situación. Su comentario logro hacer que cerrase mi boca y desviara mi mirada al techo, totalmente avergonzada.
-No creo que a ella le incomode- dijo Diego picaronamente. Zack resoplo molesto y le dedico una mirada asesina.
-Vístete- ordeno secamente-, exhibicionista- susurro lo suficientemente alto como para que ambos lo oyéramos.
Diego rodó sus ojos y en un movimiento fugaz apareció frente al closet que había cerca de la cama, llevando una ráfaga de viento con el. Ahogue un grito cuando lo tuve a centímetros de distancia. Pero el ni pareció notar que yo estaba al borde de una crisis. Saco un par de cosas del closet y con la misma rapidez tuvo su pantalón y sus zapatos puestos. Para ponerse su camiseta en cambio, decidió tomarse un tiempo, flexionando los músculos de sus brazos y presumiendo su cuerpo.
-Sigo aquí, Jared- insistió Zack mientras masajeaba su frente-. Un poco de respeto por favor, hay damas presentes. Puedes llevar tu show de striper barato a otra parte.
Bueh, yo no me quejo.
-¿Quieren dejar de actuar como si no estuviera pasando nada extraño? ¡Son vampiros!- grite enfadada. No podía asimilar la idea que la única que actuaba como se debía en una situación así era yo.
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Mi Ángel Oscuro
VampirePensaba que eras mi luna y mis estrellas. Estúpido, fui un estúpido, solo cuando te fuiste, me di cuenta que me faltaba un universo entero...