Capitulo 10

53 6 0
                                    

Luke y yo pasamos varios minutos practicando, hasta que por fin lo dominé: cada vez que el balón venía hacia mí lo golpeaba con la fuerza adecuada, en la dirección correcta. Me sentía bastante satisfecha conmigo misma, siendo que era la primera vez que practicaba tal deporte.

—Aprendes rápido— dijo Luke arqueando las cejas. Parecía bastante impresionado.

—Eso creo— contesté, sin evitar ruborizarme. Entonces se acercó el entrenador.

—Bien chico, creo que has hecho un excelente trabajo, los he estado observando y considero que es hora de que lo intente en la cancha— le dijo a Luke y me señaló con la mirada, luego se dirigió a mi— Colócate en el equipo de Chloe.

Demonios, no podía elegir un peor lugar para mí.

Me acerqué con sigilo, mientras sentía su mirada cortante, lo más seguro es que no le agradara mi presencia en su equipo. Es decir, más que seguro, era obvio. No sé por qué le desagradaba tanto mi presencia.

—Atrás linda, en la línea de recepción — me dijo con una voz realmente fastidiosa, algo sarcástica. Le hice caso, no quería discutir.

En el otro equipo estaba Charlotte y me miraba con una sonrisa, había visto lo que pasó con Chloe, así que la señaló con la mirada y puso los ojos en blanco, indicándome que no le prestará atención a sus burlas. Solo sonreí. Jamás había tenido una amiga, no había podido, pero ahora, el hecho de tener a Charlotte me hacía feliz, se sentía bien contar con alguien que te apoyase y te comprendiera. También estaba Anne, que aunque apenas la había conocido me había caído bien, era una chica muy agradable. Y luego estaba Luke... Aquel que me hacía sonreír con tan solo mirarlo. Y fue así como me di cuenta: el también se estaba volviendo mi droga.

Esperaba que todo saliera bien, no quería quedar en ridículo frente a todos, aún muchas de las caras que veía me resultaban desconocidas, y para mí, la primera impresión lo era todo. Pero con Chloe ahí no iba a ser fácil.

—No quiero que te metas en mi camino flacucha— susurró en mi oído. El solo hecho de tenerle tan cerca me causaba escalofríos.

—No hay problema, no te estorbaré— dije en plan sumiso, intentando relajar la situación.

Ella finalmente se alejó, con su mirada clavada en la mía. ¿Por qué me odiaba tanto? No comprendía que le había hecho, porque, en realidad, no tenía razones para tratarme así.

El sonido del silbato me sobresaltó, ni siquiera me había dado cuenta que ya había empezado el juego; nuestro equipo había sacado, y después de que el contrario la recibiera, la había lanzado de nuevo hacia nosotros, hacia mí. No tuve tiempo de reaccionar, en verdad que esto de pensar tanto estaba siendo un problema. La mayoría del tiempo estaba tan absorta en mis pensamientos que me perdía lo que ocurría a mí alrededor, y ahora me hacía cometer errores. La pelota cayó al lado mío, y yo no pude hacer nada.

—¡Punto para el equipo rojo! — gritó el entrenador y ellos festejaron, mi equipo solo volteó a verme.

—¿¡Pero qué estás haciendo!? ¿Acaso estás  ciega? ¿O eres demasiado torpe?— Chloe se estaba saliendo de sus casillas. No soportaba que alguien me hablara así, nadie nunca lo había hecho, y ahora estaba experimentando algo entre humillación y enojo.

—Como si tú fueras tan buena— dije irónicamente. Acababa de cometer un grave error. No pasó ni 5 segundos y ya tenía a Chloe encima de mi.

—Te juro que te asesinaré — me decía apretando los dientes. ¿Hablaría en serio o solo exageraba? Bueno, en una escuela militar, donde te enseñan a usar las armas, no lo dudaría mucho.

El precio de una deudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora