[8] Pintura.

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Lo sucedido con Louis no dejaba de atormentarme desde que sucedió; y ese tiempo no había sido mucho, la verdad. Ni siquiera habían pasado veintricuatro horas desde aquello y podía sentir la huella de sus manos sobre mi piel (lo cual era ilógico considerando que ni siquiera me había tocado de esa forma) y mi mente se encontró preguntándose como se sentiría su piel contra la mía, así sea en en el más ligero toque. 

Otra de las consecuencias de ese estúpido reto dónde había sido lo suficiente idiota de aceptar, fue que Harry nos encontró en aquella posición que seguramente lucía bastante comprometedora. Sus ojos verdes me habían mirado con sorpresa al escanear la escena frente a él, y fui tras él escuchando la ronca risa de Louis a mis espaldas. Eso me confirmó que todo le había causado diversión. Y, aunque me costara aceptarlo, ese hecho de alguna manera me molestaba más de lo que debería, tanto que pensé que se convertiría en humillación. 

Y sí, de alguna forma me había humillado ante él, aceptando a algo que jamás lograría vencer, él era un hombre y yo era una mujer al final del día, y los dos teníamos debilidades. Sin embargo, yo había ganado, y él había prometido no molestarme más, muy en el fondo me alegraba de que finalmente me había librado ligeramente de él, porque el ignorarlo era casi imposible considerando las situaciones actuales. 

Harry no había sido un gran problema, él simplemente había mascullado un simple «Yo no vi nada» y se escabulló de mi alegando que iría al baño. Como era obvio, el resto del entrenamiento estuvo cargado de intensidad, al menos por mi parte, pues el castaño parecía haber puesto en marcha su plan de fastidiarme y restregarme sin palabras que había sido débil ante él; me guiñaba el ojo cada vez que su mirada se cruzaba con la mía y me escaneaba de arriba a abajo intentando intimidarme.

Estaba tratando de pasar la página, quemarla y si era posible desaparecerla de la faz de la tierra junto con los restos del fastidiosísimo de Louis Tomlinson, y salir con Michael parecía una buena distracción.

No, no estaba usando al chico. Él me había llamado en busca de una "recompensa" por lo sucedido en nuestra primera y última salida, y yo estaba lo suficiente desesperada de despejarme por un rato que acepté sin rechistar. Aunque permitirme salir con el pelirrojo no era para nada difícil, sentí cierta pena por como me había mostrado en nuestra primera cita.

A diferencia de la primera vez, su plan había sido llevarme a dónde fuera que tuviera preparado de día, lo cual había sido acertado, el día se encontraba inusualmente soleado, porque en Londres muy rara la vez hacía un sol demasiado fuerte, pero tampoco rebasaba los extremos de siempre estar nublado y extremadamente frío, como lo describían en los libros. 

Había optado por un look casual y me vi obligada a llevar un bolso ya que Michael me había dicho que me asegurara de cargar ropa extra sólo por si acaso, lo cual me intrigaba y me hacía preguntarme que locura había ideado para salir.

En fin, finalmente apareció en mi puerta justo antes de que el tiempo que habíamos definido se cumpliera, sus ojos se iluminaron en cuanto me vieron y su sonrisa característica había sido suficiente para lograr que me enfocara solamente en él. Estaba decidida a disfrutar de lleno esta vez, sin Zayn interrumpiendo y sin Louis en mis pensamientos. Esta vez sólo seríamos él y yo. 

Llevaba una gorra que le cubría la mitad del pelo, pero que acentúaba sus facciones impresionantemente. Mi opinión sobre su apariencia no había cambiado demasiado, aunque realmente no lo conocía demasiado, me había demostrado que no era un completo patán (despistando el pequeño suceso del teléfono celular).

—¿Puedo saber a dónde me vas a llevar? —intento sonsacarle cuando entramos en el auto, él posa su mano sobre mi rodilla expuesta y me mira con una sonrisa ladeada. 

Wolves. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora