[5] kick-boxing.

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He decidido subir este capítulo cuando he terminado de escribirlo porque YOLO (no puedo creer que dije eso) y porque estoy de buenas ahr, disfruten el capítulo que está algo intenso (?


Jadeo incontables veces tratando de encontrar nuevamente mi respiración, la cual parece desvanecida en cuánto me detengo en el suelo acolchado; esto definitivamente no fue una buena idea. 

He sobrevivido a rubios con metralletas, a dementes bipolares y no puedo sobrevivir a dar unos miserables golpes a las dos manos protegidas del ruloso de ojos verdes, quien se ríe de mi infortunio y me anima alzando los pulgares, mientras que yo me ahogo con mi propia saliva. 

Luego de haberlo ayudado en su borrachera, Harry decidió ayudarme en todo esto del entrenamiento, e incluso él se lo ha tomado más en serio de lo que aparentamos ahora. Y realmente deseo atrasar la próxima fase lo más que pueda, puesto que me causa terror, especialmente sabiendo que Louis probablemente pueda verlo todo. 

Resulta que además del mini-penthouse que está instalado en el club, Harry tiene una casa, y vaya casa, cuándo me dio la dirección casi me atraganto con mi propia saliva, el desgraciado vivía en uno de los barrios más prestigiosos de todo Londres, ¿Lo malo? No vivía solo, y ya podrían adivinar quién es el famoso roommate. 

—¿No crees que me merezco un descanso? —digo sin aliento, me pongo una mano en el pecho y resoplo varias veces, tomando aire por la boca y botándolo por la nariz. Alzo los ojos y veo a Harry con cierta mueca de diversión, tiene una banda deportiva en el cabello y él podría interpretar al Mrs. Potato en la nueva entrega de Toy Story. 

—No llevamos ni una hora haciendo esto, y apenas estamos calentando —pone los ojos en blanco y se quita los guantes, haciendo un ademán de que me acerque a él —. Supongo que puedes darme algunos golpes, ¿No? Muéstrame lo que tienes, Gillian.

Es como si sus palabras activaran un interruptor de alerta en mi cerebro, porque cuando lo veo alzar los puños a la altura de su pecho, me siento preparada para desquitarme con él. Esto si es verdadera acción, no un simple calentamiento de boxeo. 

—He de aclarar que no mucho solemos hacer este tipo de cosas, más especialmente cuando queremos cobrarle a alguien una deuda y debemos requerir a medidas más casuales, esto no podría servirte de mucho sin un arma, por lo cual haremos esto rápido para hacer algo más interesante, ¿Okay? —medito sus palabras y asiento con la cabeza, rehaciendo mi desordenada cola de caballo y limpiándome el sudor de la frente con el paño que Harry me ofreció al entrar en su gimnasio personal. 

Con el fin de intimidar a Harry, tenso la mandíbula y aprieto los puños, aligerándolos un poco cuando los coloqué en posición; Harry dio pequeños saltitos sobre el piso y me indicó que me acercara a dar el primer golpe nuevamente, yo seguí su mandato y respiré profundo antes de lanzar el primer puñetazo, el cual lamentablemente no logró estripar la espinilla que residía en la frente del castaño, sino que al contrario, este había sido totalmente desvíado al aire, esquivado por un Harry que en un rápido movimiento me había inmovilizado, tomando mi brazo y colocándole seguramente tras mi espalda. 

  —Vas a tener que ser más rápida, nena —Harry masculló divertido sobre mi oído, y un cosquilleo invadió esa zona tan sensible. Me estremecí y reí cuando no percibí un movimiento por su parte, y aplicando los métodos que había aprendido, me restregué ligeramente sobre su cuerpo y luego lo pisé duro en el pie, logrando que me soltara y soltara un gruñido. 

Reí con satisfacción y triunfé mi pequeña victoria. Por ahora, íbamos uno a uno. 

Harry arqueó las cejas y se reincorporó, mirándome con escepticismo. —¿De qué demonios están hechos tus deportivos? ¿De cobre? Joder, creo que me has fracturado el dedo gordo. 

Wolves. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora