[17] Nota.

2.2K 240 156
                                    

Viajar en avión resulta más desconcertante e incómodo de lo que pensé. Vale, al menos los primeros minutos. En cuánto despegamos sentí como si fuésemos a caer en cualquier momento, y cuando se daban aquellas horribles turbulencias casi quise saltar por la ventana. Harry refunfuñó cada vez que agarré su mano como soporte, casi le rompo los nudillos al pobre. Los demás se reían de mi reacción, a excepción de Louis y Zayn, quienes seguramente anduvieran haciendo todo menos algo bueno. La verdad es que Louis no me había mirado desde que subimos en el avión, ni siquiera había cruzado palabra conmigo, era justo como al principio, con la mirada de asco incluida y todo. 

No sabía como sentirme sobre eso. Pero le resté importancia y me dediqué a leer revistas y vomitar de vez en cuando en el baño, siendo acompaña por Harry hasta que terminara el vuelo. 

—¿Cómo fue tu día con Miguel? —inquiere mientras vemos un video de bromas pesadas en YouTube para matar tiempo. Despego los ojos del iPad y lo miro enarcando las cejas. 

—Es Michael, Harry, no Miguel.

Él pone los ojos en blanco—. Como sea, ¿cómo estuvo tu día? 

—¿Para qué preguntas si no te importa? No puedo creer que te caiga mal sin siquiera conocerlo. 

—No me cae mal, simplemente mi sexto sentido me dice que no es bueno para ti. 

—¿Ah, sí? —me cruzo de brazos sobre el asiento y decido subir los pies para ponerme más cómoda, casi siento un argumento venir—. ¿Y quién es bueno para mí, según tú? 

Él se humedece los labios y sonríe—. Gillian, eres tan maravillosa que nadie jamás sería bueno para ti. Pero puede haber alguien que se acerque... 

Él menea las cejas e inmediatamente sé de quien está hablando. Seriamente estoy pensando que Harry vio alguna escena comprometedora entre Louis y yo, es la única forma de que haya desarrollado esta repentina necesidad de juntarnos. 

Resoplo y me reclino en el asiento, abriendo la ventana y mirando las nubes traspasar las alas del avión. Cuando terminé de entrar en pánico me tomé el momento de apreciar la vista, incluso tomé algunas fotos, pero ahora no podía concentrarme en ello cuando pensar en Louis me hizo rememorar algunas cosas que había olvidado ya. O al menos intentado. 

Lo que menos necesito para este viaje es drama, mucho menos pensar en algo tan banal. 

—¿Qué? ¡Ni siquiera te dije en quién pensaba! —defiende con inocencia fingida. Lo fulmino con la mirada y él se divierte en mi reacción—, ¿sabías que las personas normalmente se enojan cuando algo es verdad y por más que intenten negarlo, saben que no podrán? Eso es lo que creo que te pasa. 

—¿Podemos no hablar de esto, por favor? Considera que la persona en cuestión está a menos de cinco metros —miro disimuladamente en dirección a los dos chicos en los últimos asientos, detrás de Ruth y Liam, quienes están lo suficientemente distraídos hablando de algo como para escucharnos. 

La azafata pelirroja encargada de atendernos aparece de uno de los compartimientos y no puedo despegar mis ojos de ella cuando sonríe demasiado exageradamente ante algo que Louis, casualmente, le dice. Me obligo lejos de la escena para evitar que Harry se de cuenta y siento mi estomago retorcerse cuando lo veo levantarse e ir al baño por el rabillo de mi ojo.

Mierda, él no va a hacer lo que estoy pensando, ¿o sí? 

Sin que yo me de cuenta ni poder detener mis pies ya estoy levantada e intentando no pisar a Harry cuando trato de salir del asiento. Puedo sentir su mirada curiosa a mis espaldas. 

Wolves. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora