Los chicos II

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No podía creer que sea parte de una grupo de amigos, ya no tendría que depender únicamente de Samantha.
Jake, Harry, Evan, Camile e incluso Nico son increíbles, me trataron muy bien, no hicieron chistes sobre mi peso ni siquiera lo mencionaron. Realmente estoy muy feliz esta noche.

Ya era muy tarde, mi madre me mataría. Jake y su amigo Nico, el cuál casi no había hablado en toda la noche se ofrecieron para acompañarme a casa, ya que viven por ese rumbo.

—Oye, Nai, ¿por qué si hemos vivido aquí en Ashland desde siempre, jamás te había visto?— preguntó el chico bonito, Jake.

—Me pregunto lo mismo, colega. Supongo que es porque yo sólo me llevo con gente cool — contesté bromeando, pero a decir verdad es porque estuve mucho tiempo con crisis nerviosa, me daba miedo salir y que la gente se burlara de mí, incluso más que ahora; pero obviamente no le iba a decir eso.

Él hizo un gesto de dolido y tocó su corazón— Has roto mi corazón, querida.

Nico comenzó a reír y vaya que su risa es contagiosa, además empezó a bromear con nosotros. ¡Al fin!

—¡Joder,Nico! Deja de reírte que tu risa es contagiosa y ya hasta me duele la panza— grité entre risas mientras le daba un puñetazo en el brazo izquierdo.

—Auch— se quejó sin dejar de reír—sí que tienes fuerza, chica.

Jake se despidió tres cuadras antes de llegar a mi destino, así que sólo quedábamos Nico y yo.

Mi celular sonó y !demonios, era mamá!

—¿Qué fue, ma?. Sí ya voy para la casa, estoy a unas cuadras. No, no voy sola, unos amigos me acompañan. Ok— colgué.

—¿Te gusta?— Nico me miraba sorprendido y con una sonrisa qué, ¡Dios mío! Me hacia querer besarlo ahí mismo.

—¿Disculpa?

—¿Te gusta The Smiths? Es que el timbre de tu celular es Half a person.

—¡Ah, sí, amo a los Smiths! Es como si Morrissey hubiera escrito mi vida en algunas canciones. Qué loco, ¿no crees?

—Lo sé, te entiendo perfectamente.

—Aquí vivo yo—le dije señalando mi fea y pequeña casa.

—Qué curioso que yo viva a la vuelta y jamás nos hayamos topado.

—Bueno, el destino es impredecible.

Nuestras miradas se congelaron, y no podía dejar de mirarlo y él no podía dejar de mirarme, fue como una conexión perfecta. Cuando salimos de ese extraño trance, estábamos nerviosos, yo más que él. Sólo me despedí y me metí a la casa lo más rápido que pude.

~•~

Lo que pasó a noche con Nico me hizo fantasear mucho. ¡Oh, Dios, yo sólo quiero a alguien que me ame!

Sam estaba a punto de llegar a mi casa para contarme de su maravillosa cita.

—Tengo mucho que contarte, Nai... Jess es increíble y ayer después del cine fuimos a su casa y sus padres no estaban, entonces...— dijo sentándose en mi cama.

—¿Quién mierda es Jess?— le interrumpí.

—¡Pues mi cita! Y ya no soy virgen— soltó así de repente.

—¿Qué?

—Lo hice anoche con él, fue genial. Estoy tan feliz, incluso creo que podría estar enamorada.

—¡Wow! ¿felicidades? ¿te cuidaste, verdad?

—Sí, sabes que no soy tonta como para hacerlo sin protección, lo menos que quiero es terminar embarazada o peor aún con una enfermedad. —no sé por qué pero se rió— Bueno, ¿a ti cómo te fue con los chicos ayer?

Le conté todo, incluso me atreví a decirle que se notaba que Jake está interesado en ella, pero no me creyó. También le conté lo que había pasado con Nico y le confesé que quizá me guste.

—Me alegro por ti, nena pero, no te hagas ilusiones, no creó que seas de su tipo... Ya sabes.

—Emm no, no sé de qué hablas. ¿Por qué no sería de su tipo?— error fatal, no debí preguntar eso.

—Pues, tú sabes, chicos como Nico sólo se fijan en el físico, no les importan los sentimientos y tú... bueno, tal vez si bajaras de peso, ten por seguro que sí saldrían.

Eso me cayó como un balde de agua fría, cómo se atrevía a juzgarme de esa manera tan descabellada, mi maldito problema de peso siempre arruina todo. Odio a Samantha, pero odio más que tenga razón; Nico jamás gustaría de mí, nadie gustaría de mí.

La Burbujeante Chica Gorda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora