Capitulo 2: Miradas

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¿Por qué fuiste tras el? El no tendría compasión con ella, ni siquiera la tenía con Naruto....

Naruto, te necesito más que nunca...

-Hyuga- Sasuke conocía esos ojos, provenían del clan más antiguo y honorable de la aldea, esa falta de pigmentación con esa pupila tan extraña que no parecía existir.

La poseedora del doujutusu del Byakugan lo espiaba, esto no pintaba nada bien.

-Y-yo.. Ahm

No lo veía desde que tenían trece años, su pelo negro azabache era más largo, era mucho más alto, su piel blanca, su camisa blanca que aún de noche marcaba esos músculos bien definidos, cualquier otra mujer habría caído a sus pies (Claro ella literalmente lo estaba pero solo porque no se había levantado) había cambiado pero aun así su mirada...

Hinata no podía ocultar el miedo ante esos ojos negros como la oscuridad, tan penetrantes, tan fríos llenos de odio y rabia.

-¡Maldita Konoha que sigue buscándome! ¿¡Que no entienden que no volveré!?-gritó furioso.

Hinata trató de levantarse cuando de un golpe el azabache la hizo trastabillar, devolviéndola al suelo.

-¿Qué es lo que quieren? ¿Qué estás haciendo aquí?-preguntó desafiante.

-Oye Sasuke, no trates la trates así- el peliblanco con reflejos en las puntas de color morado y esos dientes tan puntiagudos, sentía compasión al verla tan asustada. Trató de acercarse a la chica.

-No fastidies, Suigetsu- espeto Sasuke, impidiéndole el paso, empujándolo hacia atrás con su diestra- ¿Quienes están contigo?

Tragó saliva, si es que aún le quedaba algo; no sabía si decir los nombres de sus compañeros o permanecer callada. Primero la lealtad, tenía que hacer valer su título de Chunnin.

-Sasuke-kun dejémosla y ya, es una tonta por haber venido sola y se ve tan...- Karin hizo una pausa examinándola- débil.

-Callate, pelos de zanahoria, ni que tu hicieras tanto- rechistó Suigetsu.

-¡No estoy hablando contigo, anormal!-refutó.

-Callense- El Uchiha colocó una mano en su katana, sin quitar su vista en la peliazul.

-Oe Sasuke, no pensarás en matarla o si- Suigetsu pasó su mano por el cuello, sonriendo nerviosamente por lo que pasaría -Podrías dejarla ir y ya-

-Y así irá a despertar a los demás y vendrán tras de mí; no estoy de ganas para pelear ahora- comentó sin cambiar un ápice en su rostro.

-Pero y si no la llevamos, nos serviría de ayuda, ¿No crees?, además es muy hermosa como para matarla solo porque me quería espiar un rato- Le guiñó un ojo coqueto mostrando su mejor sonrisa de revista.

Esta parecía muy confundida con su comentario. Sus mejillas se tiñeron de rosado ocultando su rostro.

¿Piensa que lo veía? Ni siquiera lo conozco, espera, ¿Estaba coqueteándome?

-Será un estorbo-dijo el pelinegro.

-Mmm, velo de esta manera, Karin no pudo detectarla a ella ni a sus amigos que quién sabe dónde estarán, solo la sintió cuando estaba, ¿A que? ¿Un metro?- Se volteó con una sonrisa satisfecho viendo cómo la pelirroja le parecía hervir la sangre.

Le había dicho inútil -indirectamente- como le gustaba cabrearla, ya parecía un vicio

- La necesitamos para poder encontrar a Danzō-prosiguió -Reemplazamos a Karin, no matamos a la princesa y dejaremos de dar vueltas innecesarias solo porque está solo percibe pájaros, problema resuelto-concluyó sintiéndose orgulloso de su plan.

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