Madrid

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Desde la primera vez que vine me enamoré de esta bonita ciudad. Siempre me ha agobiado estar en calles o sitios donde haya demasiada gente, pero aquí me siento segura y como en casa.

Mi tren está a punto de llegar a la estación de Atocha. Ir sola me acojona y bastante, pero es mi trabajo y no pienso desaprovechar esta gran oportunidad que me han brindado. Cojo mi gran maleta junto con bolso. Bajo el escalón y pongo mi pie derecho en la estación.

-Madrid -susurro.

Salgo de allí pitando porque cada vez hay mas gente que sale y entra del tren. Quiero poder respirar aire puro y poder escuchar los ruidos de Madrid.

Desde casa miré un piso a muy buen precio, así que hablé con la mujer que lo alquilaba y he quedado con ella ahora. Saco de mi bolso el papel donde tengo apuntado la dirección y me dirijo al primer taxi que veo y voy hacia allí.

-¿Lucía, verdad? -pregunta una mujer de unos 40 años en el portal de un precioso edificio.

-La misma. ¿Paula? -pregunto extendiendo mi mano a modo de saludo.

Asiente y aprieta su mano con la mía.

-Vamos a ver tu dulce morada -sonríe.

Es un segundo. Pequeño pero muy acogedor. Tiene todo el piso amueblado aunque hay algunas cosas que cambiaré poco a poco según mis gustos. Tiene dos habitaciones, al entrar en la segunda sonrío para mis adentros, será despacho-habitación de invitados. Que bonito será poder redecorar la casa.

-Me la quedo -digo sentándome en el sofá al lado de Paula.

-Perfecto, lee el contrato y firma si estás de acuerdo. -extiende varios folios sobre la mesa del salón.

Estampo mi firma con alegría y emoción. Nos despedimos y se va. La sensación de estar sola en casa en parte me deprime y me alegra por otro lado... Paula es un gran amor de mujer y me ha dejado algo de compra en la nevera y parte de los muebles de la cocina.

Preparo una ensalada y hago unas llamadas mientras tanto.

Mi amiga del alma Andrea.

-Nenaaaaaa -dice nada más descolgar el teléfono.

-Te llamo desde el paraíso -respondo.

-Calla, no me des más envidia. Quiero estar allí -lloriquea.

-Cuando quieras me haces una visita -la digo.

-Ojalá pronto cielo, de verdad.

Aunque no la vea se que esta triste, si algo hemos deseado cuando nos conocimos es estar en Madrid las dos juntas, no vivir pero al menos pasar unos día juntas...pero nunca ha podido ser.

-Bueno, te dejo ¿vale?. Si me encuentro a algún tío buenorro te lo enio por correo -río a carcajadas-, o me lo quedo para mi -me burlo.

-Serás.... -ríe y cuelga.

Ella tiene dos años menos que yo, sabe toda mi vida y viceversa, y desde luego no miento cuando digo que si encuentro algún buenorro me lo quedo para mi. Desde hace varios años, diría que muchos, no he encontrado a nadie que me llene a niel personal. Chicos de una noche han pasado miles, pero nadie que me llamase la atención de verdad. Se que Madrid hay mucho famosos y en mi trabajo, me los voy a encontrar a pares. Voy a ser su fotógrafa más personal de cada uno. Voy a tener una agenda tan apretada que ni me va a de tiempo a mirarle al espejo. Al principio no quise aceptar el trabajo, no tener tiempo para mi me disgusta, pero trabajar en lo que me apasiona...se opone a todo lo que haya en contra mío.

Me cambio de ropa y termino de maquillar mis ojeras. He cambiado mis vans por unos tacones de cuña que son demasiados cómodos sobretodo por el hecho de estar todo el rato de pie fotografiando. Cojo mi mochila a juego con mi ropa y meto mi cámara junto con mis objetivos. Lo demás me lo proporcionan ellos junto con el estudio. Tengo mi propia cámara allí pero siempre me ha gustado usar la mis personal.

En los brazos de Mel #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora