Solo queda un día

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Mañana es la gran firma del CCME, estoy más nerviosa yo por hacer las fotos bien, que por ver a mis artistas favoritos entre ellos Auryn.

Aún no sé nada de las chicas, le he mandado miles de mensajes a cada una, pero ninguna ha sido capaz de responderme en todo lo que llevo de mañana. Acabo de terminar una sesión de fotografía y no he dejado de mirar el móvil por si daban alguna señal de si venían o no. Supongo que no vendrán y estarán durmiendo o a saber qué. Mi turno ha acabado, así recojo todo lo que he sacado en el estudio y meto lo necesario en mi bolso antes de ir a comer fuera. Victoria, mi jefa, me dijo que tenía mi propio despacho para poder editar las fotos y/o hacer todo lo que yo quiera, después de comer he decidido venirme aquí de nuevo para no sentirme tan sola en casa, aunque hoy una compañera de realización y editación se me ha acercado a mí esta mañana a la hora de descanso, al tomar un cola-cao en la pequeña sala a la que llamamos "cafetería", hemos acabado presentándonos y hablando de como es el trabajo de cada una. Se llama Paula y es encantadora, que mañana vaya a la firma me tranquiliza y me hace sentir segura.

La vibración de mi movil me saca de mis pensamientos. Busco entre mis cosas en el bolso y sufro por no encontrarlo hasta pocos minutos después. Por fin. Mierda. No son ninguna de las chicas si no Mel. Por un lado me alegro tanto pero por otro...

Su mensaje dice:

"¿Qué tal si nos vemos en el bar de al lado de tu trabajo? No acepto un no por respuesta, ya te estoy esperando aquí😘"

Me lo como, por dios. Hace dos días, los pocos minutos de dejarme en mi portal, me escribió a whatsaAp para decirme que era él. Fue gracioso porque me quedé dormida al decirle "hola" mientras él se había dedicado a mandarme mensajes calientes.

Bajo a toda prisa por las escaleras. Mis tenis nike blancos me hacen la vida más fácil, a juego con pantalones negros rotos, mis camisa básica blanca y la chaqueta vaquera ancha que tanto me gusta. Me he dejado el pelo liso y en mi cuello cuelga un colgante largo con una nota musical. Voy hacia donde me ha dicho Mel, a los pocos minutos estoy ya en la puerta. Visualizo desde la entrada y se ha sentado al fondo del bar donde apenas nadie puede observarle con delicadeza. A mi me gusta el sitio que ha elegido, es más, nunca me ha gustado sentarme junto a la puerta en cualquier sitio a donde voy.

—Bú —digo mientras está ensimismado con el móvil.

—¡Por fin! —deja el móvil en la mesa y se levanta a saludarme.

Hago el amago de darle el primer beso en la mejilla y antes de que pueda darselo, me para en seco.

—Te voy a tener castigada por no contestarme a los mensajes —susurra sensual.

—No fue culpa mia haberme quedado dormida —lloriqueo.

—Me suplicarás que te perdone... —se acerca a mi y deposita un beso en mi mejilla sujetándome por la cintura.

Yo si que te suplicaba que me dieras fuerte en la cama. Dios. Este hico me hace fantasear demasiado con tenerle entre mis sábanas.

No conozco el bar, obviamente, así que dejo que me aconseje sobre qué cosas debo pedir para comer. Hablamos mas que comer, y me parece una sensación increíble. Quiero quedarme así toda la vida.

—He cotilleado un poco tu twitter, si que me escribías —ríe.

—¡Eh, eso no se hace! —le doy un pequeño puñetazo de cariño en el hombro.

—Pero que mona eras escribiéndome —se burla de mi.

—¡Para! —contesto sonrojada—, si llego a saber no te escribo nunca —le saco la lengua.

En los brazos de Mel #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora