¿Celos?

1.3K 83 12
                                    

Voy en el coche con Adrián, acaba de recogerme y vamos camino al trabajo. Ha sido raro pero cuando me he montado en el coche he sentido unas ganas extremas de besarle y no me he cortado ni un pelo.

Quizás me venga bien despejarme de todo y sentir que alguien se preocupa por mi sin necesidad de darme mas problemas de lo necesario. O...¿verdaderamente me gusta? O...¿es un capricho? La verdad esque sigo tan liada con mis propios sentimientos que nunca he sido capaz de guiarme por lo que siento en cada momento, los miedos siempre salen en los mejores momento.

—Ya hemos llegado, mi niña —dice mientras aparca el coche.

Adoro que me llamen "mi niña" me hace sentir tan especial...

—Gracias por recogerme, de verdad —respondo entrando al edificio.

—Sabes que siempre va a ser un placer. Dejo de ser tu ángel de la guarda, me toca primera planta —responde haciendo pucheros—, nos vemos luego —se acerca a mi tanto que noto su respiración—, no me eches mucho de menos.... —roza sus labios con los mios, sin besarlos.

—¡¡Eh!! Eso no vale —respondo mientras se cierra el ascensor donde va metido.

Subo las escaleras a toda prisa por la adrenalina que me produce el que me deje con las ganas. Al poco tiempo escucho grandes zancadas a mi espalda y por un momento tengo miedo pero después caigo en la cuenta de que nada me puede pasar en este edificio y que en cada planta hay miles de personas trabajando. Alguien me toca el hombro y doy un respingo.

—Joder, ya me podrías haber llamado por mi nombre como todo el mundo...no siendo tan silencioso —contesto enfadada.

—¿Adrián y tú estáis saliendo? —pregunta desconcertado.

—Vamos a mi despacho.

Me sigue pisando me los talones hasta que entramos en mi despacho apartados de toda la recepión.

—Mel, este es mi trabajo, no puedes venir y hacerme un interrogatorio delante de todo el mundo —cruzo mis brazos.

—Lo siento, sólo quiero saberlo...

—Si todo lo que te interesa es eso, nos estamos conociendo.

Su cara se ha vuelto mas enfadada y ya nisiquiera dice nada al respecto.

—¿Algo más? —pregunto seria—, tengo muchísimo trabajo.

—Nada más. —responde de la misma manera y se va dando un portazo.

Me siento en la silla juntando los codos en la mesa, resoplo tantas veces que hasta parece que estoy hiperventilando y como no me controle volverá a entrarme ansiedad. Después de tantas semanas sin verle me ha costado tanto no abalanzarse a sus brazos para sentir su piel. No sé a que ha venido a preguntarme simplemente si estoy o no con Adrián. Quizás...

Llaman a mi puerta y me levanto rápidamente de mi asiento.

—¿Si? —pregunto al abrir.

—Lucia, soy Verónica tu jefa.

—Pasa, perdona —digo disculpandome.

Lo de Mel me ha dejado tan saturada que nisiquiera me he dado cuenta de decirle que pasara mi jefa a mi despacho.

—Venia a felicitarte por tu gran trabajo de estos meses —sonríe—, y a decirte que tengo una sorpresa para ti, pero aún no puedo contarte nada...

—No me dejes con la intriga, por favor —río.

La relación entre mi jefa y yo ha cambiado bastante desde que llegué. Hemos pasando a tener una relación cordial a ser casi amigas intimas.

En los brazos de Mel #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora