Un segundo, un minuto, una hora. Todo en el hospital se volvía tedioso, por suerte hoy le tocó a Carlos llevarlo al médico, yo estaba en el trabajo en que estaba para conservar la beca en la universidad.
-Gracias por su compra-dije sin pensarlo y entregando la bolsa con su compra al cliente. Él sonrió y salió de la tienda.
Quisiera estar con Gaspard
Suspiré cansada, mi turno ya casi terminaba y empezaba a oscurecer. No había sido un día tan agitado, miré a mi compañera e intenté entablar una conversación.
-Yo...-empecé a decir.
-No me interesa, ni quiero saber, ni me importa lo siguiente que vayas a decir; él que estemos al lado y trabajemos en el mismo lugar no significa que somos conocidas así que no me dirijas la palabra-dijo con desprecio. Yo levanté mi ceja con cara de confusión.
-¿Y tú eres quién para decirme todas esas cosas?-dije con ironía, ella me miró ofendida-Una empleada más en este lugar, no te la des de la gran cosa y bajate de esa nube niñata estúpida-dije relajando mi ceja-además, te iba a decir que te arreglarás la camisa que se te ve el seno-dije señalando el pequeño detalle de su blusa, ella se sonrojó muy fuertemente-Ahora, antes de tratar con desprecio a la gente, escucha lo que las personas dirán.
Ella se fue echando humo por las orejas. Típicas niñas de "Mami y papi" que creen que porque tienen dinero pueden tratar a las personas como se les dé la gana, entonces esos Mami y Papi la mandan a trabajar porque no la quieren en casa con tanto tiempo libre.
Por eso estamos como estamos.
Pensé y se formó una sonrisa divertida en mi cara. Volví al trabajo, al rato la chica volvió y no quiso dirigirme la mirada, eso me causaba risa siempre que la encontraba viéndome disimuladamente.
Mi turno se acabó y salí a esperar a Carlos que me pasaría buscando, estamos en marzo pero aún hacía un poco de frío por la tarde. Miraba hacía todos lados esperando ver mustang rojo escarlata acercarsea donde yo me encontraba.
Iré a comprar un café antes de que lleguen.
Crucé la calle hasta una cafetería cercana, entré, compré un café con leche y un cachito de jamón (pan horneado relleno de jamón).
-Gracias-dije sonriendo cordialmente. Salí y encontré inmediatamente el carro rojo que tanto esperaba, crucé la calle y me monté en el carro, volteé y vi a Carlos con una gran sonrisa, miré para la parte trasera y no vi a Gaspard, miré de nuevo a Carlos confundida.
-No te preocupes, está en el hospital terminando de hacerse unos exámenes-dijo sonriendo. Me calme un poco y me empecé a comer mi pancito.
-¿A dónde vamos, entonces?-pregunté después de darle un sorbito a mi café con leche. Él me miró y desvío rápidamente la mirada a la carretera-¿No piensas decirme?-dije sabiendo su respuesta.
-Arruinaría la sorpresa-me sacó la lengua. Yo me reí y me comí mi cachito y café tranquila.
Miré por la ventana, era un paisaje bonito, se veía el mar desde la carretera, parecía que el lugar misterioso quedaba cerca de la costa. Me acomodé y me dormí esperando despertarme cuando llegáramos, Carlos me miró y revolvió mis cabellos con cariño.
Dormí tanto que sentí que nunca más despertaría, hasta que una voz muy reconocida para mi empezó a llamarme, abrí lentamente mis ojos.
-Hmm... Hola amor-dije risueña mientras me removía en su pecho, sin notar el pequeño cambio en mi novio.
-Despierta cariño, es hora de abrir los ojos-dijo Gaspard tan suave y dulcemente que solo quería estar en sus brazos y nunca más despertar.
-Está bien Gaspi-dije y abrí los ojos con dificultad. Lo miré y abrí mis ojos sorprendida, su cabello ya no estaba-¿tú eras calvo o aún estoy soñando?-pregunté muy sorprendida tocando su cabeza para sentir que ya no estaba el pelo largo de siempre, si no unos pequeños cabellos puntiagudos.
-Esa es la sorpresa, el tumor se fue-dijo colocando la sonrisa más hermosa de todo el mundo, ningún Dios podría igualar la belleza de aquella sonrisa.
-¿Cómo que se fue?-dije muy preocupada. Él me abrazó fuertemente mientras lloraba.
-Estuve yendo a unos tratamientos experimentales y el tumor despareció hoy me hice los exámenes-mis ojos se llenaban de lágrimas-Carla, hoy me hice los examenes y el doctor me dijo que no quedaban rastro alguno del pequeño mal que me afligía.
Yo aún no podía creerlo, no lo asimilaba. Me levanté y solté de su agarre. Miré a mi alrededor, dónde está Carlos, ¿dónde estoy, por qué el auto no está aquí, qué es este lugar, cómo llegué hasta aquí si estaba durmiendo en el auto?
-¿ésto es real?-de todo lo que pensé eso fue lo único que salió de mi boca. Mire directamente a los ojos de Gaspard, esperando la verdad-¿Es sólo un suelo cierto?
-Carla, no estás soñando. Ésto es real-agarró mis manos. Yo estaba asustada, no me creía esa broma de mal gusto, mis lágrimas seguían cayendo, no sabía que hacer así que me solté de su agarre y salí corriendo por la orilla de la playa, corrí sin rumbo, a alguna dirección.
Es imposible, es imposible que de un momento a otro te mejores.
¿No era eso lo que querías?
Si, pero maldita sea, éstoy en un maldito sueño, ésto es un sueño, nunca desperté del carro, ahora hay que despertar.
Y si no lo es...
-Seré la persona más feliz del mundo-dije deteniendo mi trote en un punto cualquiera de la playa y me fijé en el anochecer, en como el sol se escondía con miedo.
Me senté en la arena, abrace mis piernas y empecé a llorar. Tenía miedo, miedo de que esa noticia no fuese real, miedo de que todo fuese un sueño, miedo de un día despertar y no encontrarte a mi lado.
-¡TENGO MIEDO DE PERDERTE!-grité sin pensarlo. Las lágrimas seguían saliendo cuando sentí que alguien me abrazaba y también lloraba en mi hombro.
-Yo tampoco te quiero perder-susurró el desconocido. Voltee a mirarlo, Gaspard siempre me encontraba, aunque fuese él quien se fuera, aunque fuese yo quien se perdiera, Gaspard siempre me encontraba y me llevaba de nuevo a casa.-No quisiera perder a mi razón de seguir viviendo.
-¿Por qué no me dijiste lo del tratamiento experimental?-dije sin mirarlo.
-Porque uno de sus efectos secundarios es él: aumentar las horas de sueño; por eso mis ataques de narcolexia eran tan duraderos-dijo triste, se acomodó a mis espaldas e hizo que me arrecostara en su pecho, yo lo hice, hace mucho tiempo que nos estábamos así y cuando vi al cielo encontré miles de estrellas.
-Cumplirás tu promesa-dije con una gran sonrisa y agarrando su mano.
-Me voy a casar contigo y de mi no te vuelves a librar hasta que mis ojos no se abran más y tú corazón deje de latir
-¿Por qué deje de latir mi corazón y no él tuyo?-pregunté confundida.
-Porque si tu corazón deja de latir, yo, ya no tengo porque vivir. Tú, eres lo que quiero que sea eterno para mi-dijo sonriendo. Me besó y yo le correspondí
-Te prometo que esto no es un sueño...-y fue allí, justo después de esas palabras, que volví a la realidad, volví a dónde debía estar mi mente.
Desgraciadamente, desperté del bello pero perfecto sueño...
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Un chico diferente.
Novela JuvenilMi nombre es Carla Ulliel, me acabo de mudar a New York, por el trabajo de mi madre. Soy muy sociable y algo que no soporto es que se aprovechen de las personas. Cuando llegue a este nuevo instituto me sorprendio lo mucho que los chicos y chicas pue...