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—Y bien, ¿qué es lo que nos tienen que decir? —pregunté con curiosidad.

Nuestros padres nos habían sentado a los tres hijos en la sala de estar como pequeños niños que serán regañados después de hacer una travesura o después de ser citados de la escuela, y mencionó esto último porque conmigo tuvieron que ir un par de veces a la universidad.

Papá y mamá han estado un poco extraños los últimos días. Recuerdo que mi padre se encontraba en su oficina platicando con mi madre y cuando entre a esta para avisarles sobre que saldría con Steve, ellos de inmediato guardaron silencio y sólo asintieron. Aquello me pareció un poco extraño porque no me hicieron las típicas frases, pero en ese momento lo pase desapercibido pues iba a la casa de mi novio.

Los esperábamos que hablaran y nos dijeran que era lo que pasaba o el motivo por el que nos tenían aquí sentados, pues según ellos era un tema muy importante.

—Si —mencionó mi hermano un tanto impaciente—. Han estado raros últimamente. Díganlo de una vez.

—Me ofrecieron un acenso —respondió mi padre sentado frente a nosotros.

—¿Qué? —mencionamos los tres al unisonó.

—Me ofrecieron ser jefe de una unidad especial —explicó papá lo esencial.

—Eso es genial, papá —me puse de pie para darle un abrazo a mi padre—. Estoy realmente feliz y muy orgullosa por ti.

—Gracias mi niña —sonrió dejando un beso en mi sien—. Sólo hay un problema —aquello nos hizo ponernos nuevamente serios.

—¿Qué seria...? —cuestionó mi hermano dejando la pregunta incompleta a que continuara mi padre.

—Es en Washington —tomé asiento en el sillón individual suspirando. Los tres nos observamos nuevamente, aquello si era una gran noticia.

—Pues... —me quede sin palabras.

—Nos vamos a mudar —habló mi madre por primera vez.

—Por mi está bien —mencionó una resignada Kate—. Y aunque no lo estuviera no hay mucho que pueda yo hacer. La decisión ya la tomaron y los tengo que seguir a donde ustedes vayan.

—Kate no los estamos obligando a nada —comento mi madre—. Ustedes son lo suficientemente maduros y grandes para tomar sus decisiones.

—Soy menor de edad —comentó ella con obviedad—. Tengo que ir a donde ustedes vayan mamá.

—Yo tengo una sesión de fotos allá en unas semanas —habló mi hermano rompiendo aquel momento—. Supongo que también está bien — mis padres asintieron y después todos los pares de ojos se dirigieron a mi persona.

—Yo... —guardé silencio pensando y procesando toda la información que mis padres acababan de mencionarnos—. No —negué inmediatamente con un movimiento de cabeza—. Mi trabajo, mis amigos. Inclusive estoy a nada de tramitar mi título. Steve está aquí. No puedo irme con ustedes —entre en un pequeño ataque de pánico.

—Te entendemos cariño —mencionó mi padre tomando mi mano intentando tranquilizarme—. Por eso dejaremos la casa. Para cualquiera que se quiera quedar aquí.

—Es enorme para mi sola —comenté rápidamente mirando la enorme casa que para una sola persona era gigantesca—. Buscare un departamento para mi sola. Algo más pequeño.

—No es necesario Ana —aseguró mi padre—. La casa es tuya, y de quien quiera —papá les dio una mirada a mis hermanos—. Por nosotros no hay ningún problema. Jason y tu son mayores y pueden tomar las decisiones que quieran. Kate como bien lo mencionó es menor de edad, pero si tú decides quedarte con tu hermana y ella lo acepta por nosotros no habrá problema alguno cariño. Nosotros sólo queremos su comodidad.

Libre - Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora