34. Amaba la manera en la que me amabas

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Narra Steve

—Alex ella no me ama —tome asiento en el sofá rendido de la situación. Era frustrante saber que la mujer que amo no me ama más.

—Steve —ella tomo asiento a mi lado—. Ana no recuerda muchas cosas

—Exacto —acepte.

—Aprovéchate de eso —comentó Romanoff desde mi cocina sirviéndose un vaso de agua.

—No haré eso Romanoff —aseguré—. No puedo aprovecharme de una tragedia, eso es cruel.

—Bueno, Natasha no tiene un punto malo —mire a la castaña sin poder creer lo que decía—. No me mires así, lo que quiero dar a entender es que puedes volver a enamorar a mi amiga. Si ella no recuerda las cosas, pues construye recuerdos nuevos con ella y listo.

—Le hice daño —recordé.

—¿Y ella no a ti? —cuestionó la pelirroja—. Todos hacemos daño a todos y más a los que amamos, pero si de verdad la amas, tienes que luchar por ella y no atormentarte con lo que ya paso. Steve, no estas para perder el tiempo.

—Oh, gracias Natasha —ella se encogió de hombros con una sonrisa.

—Steve —llamo Alex—. Oye, yo soy la mejor amiga de Ana —aquello lo recalco, pero realmente no se si para mi o para alguien más—. Y sé que te amó y que aun te ama. No tengas miedo por intentar que estén juntos. Sólo de verdad esta vez no seas un imbécil o te cortare las bolas.

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Ingrese a la torre Stark, aunque Tony me odiara, sabía que él era un buen aliado a mi favor y tenía que jugar todas mis cartas para apostar hasta perder o ganar, fuera cual fuera la situación tenía que intentarlo.

Al subir por el elevador y una vez que las puertas se abrieron la música de un piano se dejó escuchar, Tony no sabía tocar, sólo lo había comprado como un bonito adorno para la habitación y la última vez que estuve aquí Ana se encontraba tocando una melodía. Con sigilo avance percatándome de que efectivamente era ella quien comenzaba a tocar unas teclas encontrando un ritmo perfecto y empezando a cantar una canción. Podía pagar cada día de mi vida por escuchar su voz cantar cada día.

Me quede en mi lugar escuchando la letra de la canción, realmente yo amo a Ana y me odio por el hecho de lo que le hice, no confié en ella cuando debí hacerlo, la herí, destruí lo bueno que tenía y lo que con años logro y yo solo lo arruine todo en un segundo.

—Bienvenido Capitán Rogers —mencionó Jarvis asustándome, por mi movimiento brusco tire una caja con lápices que tenía Stark.

—Demonios.

—¿Con que pasaste de Capitán a espía? —aquel comentario había salido de Stark.

—Por supuesto que no —me agache a recoger las cosas.

—Toma —Ana me entrego dos plumas que habían caído lejos.

—Gracias —sonreí ante ella, aquella chica frente a mi sonrió igual.

—Hola Steve.

—Hola —salude sin poder dejar de verla, y es que se veían tan bien y no me refiero a lo hermosa que se veía, si no a que lucía bien.

—¿Cómo estás?

—Bien —respondí—. Es decir, estoy bien, si lo estoy.

—Me alegro —soltó una pequeña risa.

—¿Tu cómo estás?

—Bien —sonrió—. Me siento bien

—Se ve —susurre sin quitarle la vista de sus ojos, y es que realmente no podía hacerlo.

Libre - Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora