21. Todo tiene un fin

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Las palabras son mudas, cuando las acciones hablaban y por ese momento me di cuenta que todos necesitábamos un amigo como Tony Stark.

Tony me había metido a la ducha, ese día me obligó a tomar un baño y mientras yo me encontraba en mi regadera llorando, él estaba del otro lado de la puerta sentado en una silla hablando de alguna trivialidad. Al salir y ver aquella escena no pude hacer otra cosa más que volver a llorar, pero esta vez de emoción y agradecimiento. El millonario ordenó la comida y pasamos aquella tarde juntos charlando sobre nuevos inventos.

Pero estar bien, eso no.

Narra Steve.

Los días siguieron con su camino sin detener su andar y no lo harían sólo porque yo sufriera, así no es la vida.

Me sentía perdido, mi humor había cambiado tanto que ni yo mismo me reconocía, sabía que los demás no tenían la culpa de mis errores, pero parecía que me desquitaba con el mundo, no podía concentrarme en mi trabajo o en lo que hablan los demás. De misiones mejor ni hablar, Nick no me había dado una y no estaba listo para comenzar a ir de nuevo. No conocía a este Steve.

Ana era una parte muy importante de mí que perdí sin siquiera darme cuenta cuando inició o cómo fue que comenzó el fin. Sé que fui un idiota al decirle todas esas cosas, al no ir tras ella, pero ahora me arrepiento, sólo quiero tenerla conmigo de nuevo y decirle que la amo como a nada en el mundo y que soy el idiota más grande del universo por dejarla ir, pero siendo realistas eso no va a pasar.

Ana no quiere verme, no la culpo. No podría, pero una parte de mi odia el hecho de que no quiera hablar una vez más.

Despertar cada mañana en aquella cama que una vez compartí con ella y ahora se encontraba vacía, sin ella era una mala rutina que me estaba agotando. No escuchar su dulce voz dándome la bienvenida al llegar a casa, despertar con el aroma de un delicioso desayuno, escuchar su música cuando está feliz haciendo cualquier cosa, probar aquel café de cada mañana, ver su hermosa sonrisa cada día, hablar y hablar por horas hasta que se hiciera de madrugada, eso parecía no volver.

Regresar al trabajo fue algo difícil, pero era más duro estar en casa encerrado recordando el mal momento que atravesaba en este punto. La extrañaba, la extrañaba en el trabajo donde no apareció de nueva cuenta, supongo que Fury le dio algún tipo de licencia, no habla de ello conmigo y no me dará información, pero aun así no se comparaba con la ausencia en casa.

Narra Ana

—Hola Tony —saludé entrando a la oficina de mi amigo.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó poniéndose de pie en mi dirección con los brazos extendidos.

—Vengo a presentarte mi renuncia —le entregué el sobre blanco que llevaba en mi mano.

—Ana —mencionó Stark abriendo aquel sobre y leyendo su interior—. Esto es absurdo.

—Tony quiero alejarme

—Y lo acepto —interrumpió—. Pero esto —levantó la hoja entre su mano—: no es necesario. ¿Quieres un tiempo para ti? Lo tienes, todo el tiempo que necesites. Esto no lo acepto —Tony rompió la hoja—. No de ti, porque yo no voy a renunciar nunca a ti.

—Gracias —sonreí enternecida—. Estoy bien, es sólo que necesito alejarme un poco. Volveré con mi familia. Me mudaré y quiero dejar todo resuelto.

—Está bien —aceptó Tony—. Quieres renunciar; no lo acepto, quieres irte; lo acepto y te apoyo. Ana, no soy tu jefe, soy tu amigo y te apoyaré. Toma el tiempo necesario que no hay ninguna otra asistente mejor que tu —sonreí agradecida—. Antes de que te vayas quiero que veas mi nueva inquisición —Stark avanzó hacía la puerta invitándome a ir tras él. Negando divertida me acerqué a él y así ambos nos dirigimos juntos a nuestro destino.

—Tony esto es... —no sabía que decir, sólo sabía que era hermoso—. Tu ni siquiera sabes tocarlo.

—¡Auch! —exclamó notablemente herido—. ¿Te gusta?

—¿Qué si me gusta? Me fascina, encanta, es hermoso. ¿Sabes que una de mis clases de relajación era tocar piano?

—No me sorprende —respondió Tony—. Y como si lo sabía, quiero que seas la primera en tocarlo.

—¿Qué? —pregunté sorprendida mirándolo perpleja.

—Vamos —me empujo leve al banquillo—. Toca algo para mí.

—Pero Tony —me interrumpió.

—Lo que sea. Sólo toca algo.

Narra Steve

—Me enteré que Ana renunció a S.H.I.E.L.D —me detuve abruptamente ante aquella mención de Alice.

—¿Qué? —cuestioné.

—Ana presentó su renuncia a Fury. Creí que lo sabías.

—No, no lo sabía —respondí confundido—. ¿Cuándo lo hizo?

—Hoy por la mañana —respondió—. Fue a la oficina de Fury y presentó su renuncia.

—¿Eso fue antes de que Fury nos mandara para acá? —Alice asintió—. Él no me dijo nada.

—Perdóname creí que lo sabías —ella se disculpó de inmediato—. Supongo que las cosas entre Ana y tu no están bien, por eso la renuncia de ella, pero no creí que Fury te ocultara cosas. Supongo que después de todo si hay tratos preferenciales para unos.

—¿A qué te refieres? —cuestioné mirándola a los ojos.

—A eso. No todos tenemos el poder de sacar documentos a nuestra renuncia. Ana llevo consigo expedientes autorizados por Fury, te apuesto todo lo que quieras que, si las cosas fueran al revés, él no lo otorgaría, pero claro es que nosotros sí sabemos de dónde venimos, supongo que siente algo de lastima por ella. Como sea, lo hecho está hecho. Vamos que Tony debe estarnos esperando.

Alice dio media vuelta entrando a la torre con paso seguro y apresurado, ella era la encargada de llevar el trabajo, Fury sólo me dio la misión de acompañarla por si era necesario. Supongo que, si algo salía mal, Alice iba a pagar los platos rotos y por ello le urgía tanto entrar a esa torre.

Narra Ana

Las teclas del piano bajo mis dedos me hacían recordar cómo eran las primeras clases, era volver el tiempo atrás y la sensación de tranquilidad que me daban, una vez más me hicieron sentir bien. La paz por un momento invadió todo mi cuerpo haciendo que todo fuera más sencillo y tranquilo, aunque fuera solo un momento.

—¿Y esa melodía es de? —curioseó Tony cuando terminé y ambos nos miramos con una pequeña sonrisa.

—Mía —sonreí—. Sólo toque algo que me nació.

—Pues que te nazcan más cosas así —bromeó—. Fue genial.

—Si que lo fue —aquella voz a mi espalda me hizo girar a mirarla.

Libre - Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora