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Cuando salí del baño me encontré a Steven tildado en uno de los pasillos. Miraba una de las fotos que estaba en una de las paredes.

Clare: —¿Te sucede algo?

Bebió su cerveza casi con furia.
Salió disparado como un rayo hacia el patio donde estaba la fiesta. Buscaba lo más fuerte que había para poder seguir bebiendo.

Clare: —¿Qué pasa? Deja de tomar así.
Steven: —¡Déjame en paz! —dijo corriéndome con uno de sus brazos y tomó una botella que contenía poco licor y terminó de beberlo hasta la última gota.
Clare: —¡Hey! ¡No me grites ni me empujes! para de tomar así —lo tomé del brazo pero se zafó agresivamente. La botella vacía en su mano la tiró estrellándola contra una columna de concreto.

Salió de la mansión agitado, enojado, jamás lo había visto odiar tanto algo o a alguien.
Lo seguí y lo vi sentarse en el asiento de conductor del auto del padre de Duff. Golpee la ventanilla mientras le gritaba que abriera la puerta. Quería saber que pasaba, pero no hacía caso hasta que en un movimiento, me dejó entrar.
Me quedé en silencio a su lado.

Steven: —Izzy es hermano de ese maldito.  ¿Tú lo sabías?
Clare: — ¿De qué maldito hablas?
Steven: —Del hijo de puta que me golpeó en la secundaria. ¡¿Tú lo sabías?! —preguntaba alterado.
Clare: —¡No! no, no, no, no, cálmate. No lo sabía. Solo me dijo que sabía de su hermano por las noticias, que no viene a verlo, no lo llama, nada...
Steven: —No sé si creerte. ¿Jamás lo viste? ¡¿Realmente esperas que crea eso?! ¿Ni siquiera viste las fotos?
Clare: —¿Puedes calmarte? ¡Te estoy diciendo la verdad! ¡Lo juro, Steven!
Steven: —Eres su amiga! Como esperas que te crea si eres su am... —lo callé de la única manera que consideré posible, besándolo.

Puso su mano en mi pierna, la fue subiendo lentamente para tomarme de la cintura con fuerza y subirme encima de él con dificultad por el poco espacio entre él y el volante. Seguía prendida de su boca. Nuestras lenguas comenzaron a tocarse de manera intensa, sentía que no podía dejar de besarlo, me gustaba esa sensación que me provocaba. Sus labios bajaron por mi mentón adueñándose de mi cuello. La excitación que eso me provocaba era incontenible que llegué a dejar escapar varios gemidos. Sus suaves y tibias manos comenzaron a pasar por debajo de mi remera acariciando mi espalda, estremeciéndome, haciéndome desear más caricias como esas pero en todo mi cuerpo. Pasé a besar su cuello intentando mejorar la manera en la que él lo había hecho conmigo, sus jadeos y gemidos me encendía aún más.

—Oh, Clare... —susurró— no te detengas...

Y fue justo lo que hice. Caí en la cuenta de que él seguía siendo mi mejor amigo, de que aquello estaba sucediendo solo porque intenté calmarlo de una manera poco convencional. ¿Iba a tener sexo con mi mejor amigo?, ¿en un auto que no era de ninguno de los dos? Estaba realmente loca, y él también lo estaba por seguirme la corriente. Adentro de la mansión había gente que entraba y salía, y nosotros dos adentro de un coche ajeno a la vista de todo el mundo.

Clare: —No... no, Steven, no, esto no... no puede suceder.¿ Qué estamos haciendo? —me miró extrañado.
Steven: —¿Qué...? Vaya... Tienes razón... esto no es conveniente... —se lamentó— Dios, ¿que estoy haciendo? Yo no... te juro que no...
Clare: —Está bien, está bien... no tienes porque decir nada... solo, nos dejamos llevar. Creo que, debería salir de encima tuyo.
Steven: —Si, te ayudo —abrió la puerta del conductor.

Salí del auto completamente desconcertada con una mezcla de nervios y afiebrada por el momento que se había sobrevenido. Popcorn quería irse de ese lugar urgente. Entramos a buscar a nuestros amigos y largarnos. La noche era joven, ellos se quejaron porque no habían bebido casi nada y no entendían el porque Steven quería prácticamente huir de ese lugar, así que tuvo que prometerles comida y luego ir a un bar para que ellos no se la agarraran contra él por no saber la causa de la fuga que decidió hacer en el momento clave de la noche.
Ya no nos mirábamos igual. En ese bar, con él sentado delante mio mientras Duff y Slash se lamentaban de haberse ido temprano, presentía su visión lasciva sobre mi, como si algo que se hubiese encendido en él, requiriera de una extinción necesaria y placentera.
Algo había cambiado, o algo se había roto, no sabía bien que era, pero tenía miedo, sentía que si se arruinaba nuestra amistad, se arruinaría todo en mi vida. Si, era egoísta, pero ellos, los tres, eran todo en mi mundo aparte de mi segunda familia, eran los más importante que me pasaba y quería que siguiera pasando por años, no importaba cuantos, pero si eran muchos, iba a ser lo mejor.
Llegué al punto de pensar en no ir al colegio. Sentía que Steven se convertía en una debilidad para mi y eso era lo que no quería. Él no ama a nadie, no quería a nadie para que realmente ocupe su corazón por un tiempo y lo destroce como se le ocurriera a esa persona, no quería ser su víctima.
Era Lunes por la mañana y no lo vi venir. Me sujetó fuertemente de la muñeca y me arrastró hasta el final de la biblioteca, me puso contra un estante y prácticamente violó mi boca con la suya. «Otra vez no» pensé. La punta de su lengua era ahora con lo que recorría cada centímetro de mi cuello. Me era desesperante. Sentí que mojaba mis bragas culpa suya.

Steven: —No te perdonaré que me hayas dejado con las ganas de sentir tu cuerpo desnudo contra el mío —dio un beso suave en mi clavícula izquierda mientras sus manos acariciaban mi trasero de manera demasiado pervertida—. De ahora en más, te haré sufrir cosas como estas hasta que me pidas que te haga mía. Tú te lo has buscado, Clare Duren.

Maldición, conocía a Steven e iba a cumplir cada una de sus palabras.  

Appetite For DestructionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora