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Las vacaciones de invierno habían llegado a su fin. Último viernes antes de regresar a clases.
Steven me puso bajo amenaza de que fuera a su casa. Era una noche fría y temía que mis padres no me dejaran salir, así que me fui por la puerta de atrás, no quería que Popcorn me armara un escándalo innecesario. Lo había llamado unas horas antes para que pasara por mi.
Fui corriendo hasta la esquina de casa donde estaba esperándome y subí a su moto. Al llegar a su casa, me di cuenta de que sus padres no estaban. Ok, tendría que haberme imaginado lo que iba a suceder?
Me tomó del rostro y me besó con ganas, como si hubieran pasado años en que no besaba a una chica.

-Entremos, adentro se está mejor- tomó mi mano y entramos por la puerta trasera de su hogar.

Intenté sentarme en uno de los sofá de su sala, pero me tomó de las manos y dijo:

-Ni siquiera te acomodes. Tengo que hablar contigo. Vamos a mi habitación- maldita sea. Mi cuerpo comenzó a subir temperatura por si sola.

Al entrar a su cuarto, me senté tranquilamente en la cama y dio un gran portazo que hizo que me tensara.

-Que me dijiste ayer que deseabas?- lo miré espantada. De eso quería hablar? Su cara no me daba ninguna buena señal.
-Eh... de que...- puso ambas manos en mis muslos mirándome fijamente a los ojos.
-Dime, Clare- susurró -cuál es tu deseo?
-Que Axl te golpee.
-No, tu dijiste otra cosa, que no me golpee simplemente, que me golpee cómo?
-Como lo hizo en la secundaria- titubé.

Se levantó quedándose delante de mi mientras me miraba con perversión y muy desafiante mientras se mordía los labios. Puso su mano en mi cabeza y apreté mis párpados; pensé que iba a golpearme, aunque sabía que no llegaría a tanto. Se dio la vuelta poniéndose de frente a la pared. Comenzó a sacarse su chaqueta mientras hablaba.

-Esta bien... pero, no entiendo porqué deseas eso- dijo mientras comenzó a desabotonarse su camisa. Se la sacó y la puso sobre una silla.

Comencé a tragar saliva mientras miraba cada movimiento que hacía y mis latidos se aceleraban.

-Sabes que te haré haré por eso?- sacudí mi cabeza negando mientras abría más grandes mis ojos -voy a tener que hacer algo que jamás le hice a nadie.
-Y qué es lo que me vas a hacer?- pregunté temerosa.
-Vaya... ahora no suenas tan valiente como ayer... pero si eres un tierna criatura llena de miedo.
-Ya, Steven! Deja de jugar! que es lo que vas a hacerme!- grité alterada.
-Así me gusta... voy a castigarte- comencé a respirar hondo como si fuese a llorar -tienes el privilegio de ser la primera a la que castigaré en mi vida. He planeado todo el día la mejor manera de hacerlo para que no te deje demasiadas secuelas.

"Secuelas" quería decir "lastimaduras"?
Comenzó por sacarme mi chaqueta lentamente mientras me miraba directamente a los ojos. Acarició mis pechos sobre mi blusa y desprendió uno a uno los botones. Intenté besarlo pero me detuvo. Él no hacía más que desvestirme sin prisa alguna. Tan solo nos mirábamos y el erotismo comenzó a adueñarse de la habitación y de mi ser. Sus suaves manos bajaban por el contorno de mi abdomen haciendo que me acostara, mi respiración se aceleraba con cada centímetro que él recorría con la yema de sus dedos. Bajó por mis piernas, se deshizo de mis botas y mis medias, tomó la cintura de mis leggins metiendo sus manos dentro y solté un gemido, comenzó a deslizarla muy despacio mientras me miraba con la boca abierta exhalando agitada.

-Ya estás mejor? te liberé de toda tu ropa- mordía su labio inferior.
-Toda no... mi ropa interior me incomoda.
-Eso será después, Clare... ahora no me apresuraré con eso.

Puso una venda en mis ojos.

-Pase lo que pase, no busques quitártelas. Si lo haces, tendré que buscar otra manera de castigarte.

Tomó mis manos con delicadeza y sentí que las sujetaba al respaldo de la cama. Luego de unos minutos y escuchar que se sacaba el resto de su ropa y su calzado, lo sentí desnudo sobre mi.

-Puedes repetirme que deseas que Axl me haga?
-Que te golpee... como... como en la secundaria -jadeé.
-Y tu quieres que yo te golpee?
-No... no lo harías... jamás lo... harías- temblaba por sentirlo entre mis piernas, quería que me lo hiciera con urgencia.
-Te aprovechas de eso... perfecto... ahora que estás atada a mi cama, me aprovecharé de ti, para que sientas lo que es que alguien más grande corporalmente te haga sufrir.

Pensaba lo peor, me esperaba que lo más traumatizante ocurriera.
Sentí un frío fuerte en mi cuello y comencé a retorcerme.

-Ssshh... tranquila... es solo un pedazo de hielo... te ayudara a bajar la temperatura.

Mintió porque eso elevó mi calor unos cuantos grados más. Lo pasó por mi cuello y mi abdomen, bajó más y lo colocó justo en mi clítoris haciéndome soltar un gemido fuerte que calló con un beso. Subió su mano fría dejando el hielo deshacerse en mi sexo y puso sus dedos en mi boca haciéndome lamerlos con absoluta lujuria.
Comenzó a masajear mis pechos por debajo de mi brasier. Ya no deseaba que Axl lo lastimara, ahora deseaba que me los chupara como solo él sabía hacerlo. Sus manos estaban frías y calientes a la vez. Lo sentí colocarse encima de mi pero no sobre todo mi cuerpo, más bien, arrodillado cerca de mis axilas. Sentí algo en mis labios que pedía entrar lentamente y me era conocido al tacto. Al abrir mi boca puso una parte de él dentro. Que depravado resultó ser... pero que delicioso castigo. Comencé a chuparlo intercalando con lamidas lentas mientras él me sujetaba de la nuca. Temía que fuese más brusco y lo metiera por completo. Escuchaba sus gemidos entre cortados y eso me incitaba a no dejar de darle ese placer oral que buscó obtener conmigo.
Se apartó de mi en medio de sus propios jadeos. Volvió a acariciar mis pechos y bajó directamente a mi deshacerse de mis bragas. Lo hizo muy lento, tanto como para desesperarme, no soportaba más la necesidad de sentirlo dentro de mi.
Con uno de sus dedos comenzó a jugar con mi clítoris y mojé su mano. Dos de sus dedos entraron en mi haciéndome gritar pero ahí iban otra vez sus besos a callarme. Arqueaba mi espalda, resoplaba con fuerza como si hubiese demasiado sexo en ese momento. Realmente estaba castigándome. No era justo.
Desató mis muñecas e intenté sacarme la venda que cubría mis ojos.

-No!- me detuvo de las muñecas -si te las sacas, te dije que tendré que castigarte más y realmente no se me ocurre otra forma de hacerlo.
-Cógeme ya!- alcancé a decir con el aire que logré recuperar.
-Eso es una orden o una súplica?
-Tómalo como quieras, pero hazlo! Quiero que me cojas!
-Vaya, Clare... realmente eres una niña muy mala... y ahora también guarra? -lo oí soltar una risa perversa.

No lo resistía. Ya no lo aguantaba. No podía hacerme eso, no entendía esa necesidad de castigarme así.
Escuché el ruido del paquete del condón romperse. Los esperaba ansiosa. Me quitó las vendas y su gran sonrisa fue lo primero que vi mientras su penetración me hizo arañar las paredes de tan fuerte que fue.

-Carajo, Steven!
-Disculpa por eso, pero es parte del castigo.

Sus embestidas eran fuertes. En su cara ya no había ninguna sonrisa, se reflejaba la ira en sus ojos, y mucha, mucha rabia en todo su rostro. No era nada amigable que me lo hiciera tan duro. Su miembro era rigidez pura y sentía que iba a destrozarme con cada choque entre su pelvis y la mía.

-Esto es... aaah... para que recuerdes... uuuf... que... no debes desearme nada malo...aaaaaaag- su pene entraba y salía de mi con fuerza.
-Ah! Steven! lo siento!
-Que? Qué dices?- otra brusca embestida.
-Que lo siento! Lo siento!
-Lo sientes?- sentía que iba a matarme.
-Siii! Lo siento! Ya!

Puso su frente contra mi hombro, retomó aire y siguió más calmado. Ahora si podía hablar de placer. Me gustaba, amaba tenerlo entre mis piernas.
Se sentó al borde de la cama colocándome sobre él. Sentía su masculinidad dura, entera, toda dentro de mi. Desatada de cualquier prejuicio propio, cabalgaba sobre él y nuestros gemidos eran nuestra música ambiental.
Al terminar, caí rendida sobre su hombro.

-No quiero que nadie, y menos tú, me desee algo como lo que dijiste anoche -acariciaba mi cabello intentando recuperar el aliento.
-Puedes olvidarlo?
-No, Clare, porque te amo demasiado como para que me lastimes deseándome algo así- despegué mi cabeza del espacio entre su cuello y su hombro y lo miré estupefacta. Su mirada en cambio era tranquila.
-Qué...? Tú acabas de decir que...?- corrió un mechón de mi cabello despejando mi rostro.
-Que te amo.

Appetite For DestructionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora