Capítulo 9

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El lunes en la escuela, Rick estaba a punto de preguntarle a Adrian si iría con él y su hermano al club, antro o lo que fuese; pero antes, vieron algo muy fuera de lo común, pues su directora corría despavorida hacia su auto, en el que habían pintado "PERRA" en las ventanas.

Después, Arabella anunció a la clase de latín que no vendría a clases durante el resto del trimestre, porque su madre quería sacarla de la zona, y Adrian se desconcertó tanto que tuvo que salir a tomar aire.

Por otro lado, Tabatha no paraba de seguir a Rick para sacarle información de Adrian, lo cual le molestó hasta que explotó y le ordenó que se alejara de ellos.

Al final de las clases, Rick abordó el tema con Adrian.

-Viejo, no debías ser tan grosero con la loca. –Le dijo Adrian a Rick mientras bajaban las escaleras de la entrada de la escuela.

-Si, como sea. Necesito un favor. Un enorme favor. –Comenzó Ricardo, haciendo énfasis en la palabra "enorme", pero a la vez, como un susurro. -Y me temo que debes decir que sí.

-Habla más fuerte, que no te escucho.

-No jodas, no puedo. Es algo muy personal...

-No me digas que ya te acostaste con Lindsay, o la tipa rubia de la fiesta pasada... Amigo, ¡dicen que tiene clamidia! –Molestaba Adrian, con una sonrisa y ojos puestos en su compañero.

-¡No idiota, escúchame! –Exclamó Bowl con desesperación.

-¿Qué? Haber dime. –Ambos se detuvieron en seco, y Rick lo tomó del brazo para llevarlo a su auto, o bueno, el de su madre.

-Mira, mi hermano terminó con Alec, y le prometí que para que se levantara de su depresión, iría con él el viernes a un antro. –Dijo con rapidez Bowl.

-¿Y? ¿Qué tiene eso de malo?

-Que... es un antro para... ya sabes... gente homosexual...

-No, ni lo pienses. ¡OLVIDALO! –Gritó Crash alejándose de su amigo.

-Pero, te ayudé con las flores. Además, alejé a Tabatha durante unos días. Eso vale por muchos favores. Me la debes.

-Mierda Bowl, odio tus chantajes.

-Pues, si hubieras aceptado desde el inicio, no habría tenido que llegar al chantaje.

-Mmmm, okey. Pero... yo no sé llegar a esos lugares. –Le dijo Adrian de manera acusativa, intentando evitar ir con él.

-No hay problema con eso, yo paso por ti el viernes a las siete. ¿No hay problema de que me quede en tu casa, o tú en la mía? Lo más seguro es que Carlos saque a alguien de ahí para una noche o algo así, y no quiero estar solo en esa casa esa noche.

-¿Y tus padres?

-De viaje. Desde que Carlos se declaró, ya les vale lo que él haga, mientras no repercuta en la reputación familiar o en su trabajo de modelo. Así que la coartada es que es un trabajo de latín contigo, mientras que ellos se divierten en las Bermudas. Vaya padres, ¿no?

-Oye, ¡pero tú no llevas latín!

-Fue lo primero que se me ocurrió. Gracias, amigo. Neta, te lo agradezco. – Se despidió Ricardo entre risas, alejándose de su rubio amigo.

~~~~~~

-¡Pero mamá! Enserio, no quiero irme. Estoy bien, e Iris lo sabe...

Arabella estaba en su auto discutiendo con su madre, que manejaba hacia el supermercado. Su hermana Iris, recostada en el asiento trasero, leía "Historia de Dos Ciudades", de Charles Dickens, y la música del auto era ligera.

-Ni hablar, Arabella. Iris no tiene voto de decisión aquí. – Y de mala gana, apagó el estéreo.

-¡Espera mamá! Estaba "Burn" y amo esa canción...- Iris soltó su libro y encendió el estéreo de nuevo.

Mientras Ellie Goulding cantaba y sonaba en el auto, Iris leía cantando, Alexandra manejaba y Arabella lloraba. Todo parecía ir tranquilamente, hasta que una chica de estilo punk se atravesó la avenida sin fijarse. Alexandra frenó en seco, pero logró darle un golpe a la chica.

Las tres mujeres se bajaron del auto para auxiliar a la chica, y ella solo podía decir:

-Adrian...

Fuimos lo mejor en el momento menos indicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora